Qassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica y comandante de las Fuerzas Al Quds, el cuerpo de élite que opera en el exterior, murió este jueves en un operativo de Estados Unidos en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad. Un video registrado inmediatamente después de la misión muestra cómo quedó el cuerpo de quien era el brazo implacable del ayatollah Alí Khamenei. En su mano se puede apreciar el anillo característico que solía usar, que sirvió para identificarlo.
Junto al general Soleimani estaba Abu Mehdi al Muhandis, con doble nacionalidad iraquí-iraní, que era el número dos de las Fuerzas de Movilización Popular o Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares proiraníes integrados en el Estado iraquí. Poco después de sus muertes, el Pentágono anunció que el presidente estadounidense Donald Trump dio la orden de “matar” a Soleimani.
El Pentágono informó que el operativo buscaba “disuadir” futuros planes de Irán. “Soleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región”, señaló en un comunicado.
“No hay ninguna duda de que la gran nación de Irán y otras naciones libres de la región se vengarán por este horrible crimen del criminal Estados Unidos”, prometió por su parte el presidente iraní, Hasan Rohani.
Para el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, es una “escalada extremadamente peligrosa e imprudente” y la diplomacia iraní convocó al responsable de la embajada suiza, que representa a los intereses de Estados Unidos en Teherán.
El primer ministro saliente iraquí, Adel Abdel Mahdi, estimó que el operativo iba “desencadenar una guerra devastadora en Irak”, al mismo tiempo que el influyente líder chiita iraquí, Moqtada Sadr, anunció la reactivación de su milicia anti-EEUU, el Ejército de Mehdi, al ordenar a sus combatientes a “estar preparados”.
Desde hace años, Irak se encuentra entre dos fuegos, atrapado entre sus dos grandes aliados: Estados Unidos e Irán. En 2003, al derrocar al régimen de Sadam Husein, Estados Unidos pasó a controlar los asuntos iraquíes. Pero Teherán y los proiraníes se infiltraron en el sistema puesto en marcha por Washington.
Los proiraníes han acumulado un arsenal gracias a Irán, pero también a lo largo de años de combate junto con los estadounidenses, en particular contra el Estado Islámico. Incluso lograron atacar la embajada de Estados Unidos en Bagdad el martes.
El viernes, Washington respondió al asalto al inmenso complejo en el corazón de la ultraprotegida Zona Verde de Bagdad, y a semanas de ataques con cohetes contra sus diplomáticos y soldados. Unos ataques atribuidos por Estados Unidos a proiraníes en Irak pero nunca reivindicados.
“Los servicios de inteligencia estadounidenses seguían a Qasem (Soleimani) desde hacía años, pero nunca apretaron el gatillo. Él lo sabía pero no midió hasta qué punto sus amenazas de crear otra crisis de rehenes en la embajada (en Bagdad) cambiaría las cosas”, dijo Ramzy Mardini, del Institut of Peace, recordando el trauma que causó en Estados Unidos la toma de rehenes en la legación estadounidense en Teherán en 1979.
Se trata de “la operación de decapitación más grande jamás llevada a cabo por Estados Unidos, más que las que mataron a Abu Bakr al Bagdadi u Osama bin Laden”, jefes del Estado Islámico y de Al Qaeda respectivamente, según Phillip Smyth, un especialista estadounidense en grupos armados chiitas.
Con información de AFP
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