Hubo dos momentos en el que poderoso general iraní Qassem Soleimani sí pudo escapar de la muerte. Fue en el 2006, durante la Guerra del Líbano, cuando el comandante de la Fuerza Quds y el líder de la organización terrorista Hezbollah, Hassan Nasrallah, lograron evadir el asedió de los aviones israelís que los bombardean.
El mismo Soleimani, quien tenía un estilo de pasearse por los frentes de batalla, fue quien hizo alarde de esa vez que escapó de la muerte durante una entrevista a la televisión iraní.
Su compromiso con Hezbollah era tal, que Soleimani también fue uno de los últimos en ver con vida al jefe de inteligencia de la organización armada, Imad Mughniyeh, quien fuera ultimado en 2008. Un drone capturó las imágenes de ambos sonriendo y abrazados unos meses antes, pero en ese momento se decidió dejar con vida al militar iraní. Semanas después, el libanés moriría tras estallar un coche bomba.
Irónico, con esa arma había perpetrado varios de sus atentados en el mundo: la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 en la misma capital.
Sin embargo, la suerte del general se acabó este viernes, cuando el hombre más poderoso dentro de la estructura militar iraní murió en un bombardeo en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad. Soleimani se encontraba en un convoy de dos autos que fue impactado por al menos tres misiles junto al número dos de las Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mehdi al Muhandis.
En la entrevista, el general iraní describió su papel luchando contra Israel en Beirut. Dijo que a diario reportaba a Teherán lo que acontecía en el frente de batalla y que su contacto con el Ayatollah Khamenei durante la guerra era constante, informó el The Times of Israel.
Además, Soleimani dijo que durante los 34 días que duró el conflicto permaneció en el Líbano. Al país árabe, vecino de Israel, había entrado por Siria. Al iraní lo había acompañado el mismo Imad Mughniyeh, luego asesinado.
“Los aviones espías de Israel sobrevolaban de manera constante en donde estábamos nosotros”, dijo el fallecido general iraní, quien durante esa guerra estaba en el barrio de Dahiyeh, en Beirut, bastión de Hezbollah. Y agregó que las fuerzas israelís observaban cada movimiento que realizaban.
Ante esa situación, Soleimani sintió que junto con Nasrallah debían evacuar del centro de operaciones donde se encontraban ambos. Así lo hizo, lograron escapar a otro edificio y minutos después los aviones israelís bombardearon el lugar donde antes estaban.
“Decidimos salir del edificio. No teníamos un auto, y había un silencio absoluto, solo se escuchaba los aviones israelís sobrevolando Dahiyeh”, recordó Soleimani en la entrevista.
Luego, él y Nasrallah se escondieron debajo de un árbol de drones que detectaban el calor del cuerpo humano, mientras esperaban que les consiguieran un auto. Sin embargo, el auto también fue seguido por el drone por lo que tuvieron que ir a estacionamiento subterráneo para cambiar de vehículo.
Cuando pudo dejar en el lugar seguro al líder Hezbollah, el general iraní, según cuenta, volvió al comando central.
Pero la fortuna esta vez no jugó a favor de Soleimani. El Pentágono confirmó en la noche del jueves (madrugada del viernes en medio oriente) que Estados Unidos ejecutó el bombardeo que acabó con la vida del hombre más poderoso dentro de la estructura militar iraní, Qassem Soleimani.
“Por orden del presidente, el ejército estadounidense ha tomado medidas defensivas decisivas para proteger al personal estadounidense en el extranjero al matar a Qasem Soleimani”, indicó el departamento de Defensa, liderado por el secretario Mark Esper, en un comunicado.
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