Las Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al Shaabi), la coalición de milicias proiraníes integradas en el Estado iraquí, afirmó este viernes que su número dos Abu Mahdi al-Muhandis, también líder de la milicia Kataeb Hezbollah, y el general iraní Qassem Soleimani han muerto “en un bombardeo estadounidense”. El Pentágono, hasta el momento, no ha confirmado que realizó esta operación.
La relación entre Soleimani, quien era quizá el militar más poderoso del régimen iraní, y al-Muhandis era tanto estratégica y como de afinidad ideológica. El iraquí creó en el 2003 Kataeb Hezbollah -Brigadas del Partido de Dios, en árabe- para combatir a las tropas occidentales en su país. Este grupo armado recibía apoyo financiero, logístico y de inteligencia por parte de la República Islámica. Había nacido bajo el paraguas protector y económico de las Fuerzas Quds de Soleimani, uno de los laderos del Ayatollah Khamenei.
En el 2014, Kataeb Hezbollah, junto a otras 11 milicias, se unió a las Fuerzas de Movilización Popular para enfrentar al Estado islámico (ISIS) de Iraq y el Levant (ISIL). Cuando ISIS fue derrotado, el enemigo de esta gran coalición liderada por Irán pasó a ser Estados Unidos.
Al-Muhandis rendía cuentas al poderoso comandante iraní, quien era la cabeza estratégica de Teherán en la convulsionada región. Todo movimiento insurgente en Irak y Siria debían contar con el consentimiento de Soleimani. “La mitad de los muertos allí llevan su acta de defunción”, comentó tiempo atrás un analista conocedor de Medio Oriente a Infobae en referencia a la guerra civil siria.
Nacido como Jamal Jaafar Ibrahimi, Al-Muhandis era un terrorista de largo curriculum que adoptó esa identidad como nombre de guerra. Estuvo implicado en los atentados a las embajadas de los Estados Unidos y Francia en Kuwait en diciembre de 1983. En aquella oportunidad una por entonces desconocida organización extremista llamada Jihad Islámica se hizo responsable por los ataques por medio de un llamado a la redacción de la agencia de noticias France Presse en Beirut. Ese grupo era el germen del terror llamado Hezbollah.
El golpe, ocurrido el viernes después de medianoche en Irak, tuvo lugar en el marco de una creciente tensión entre Irán y Estados Unidos en Irak, y podría contribuir a su espiralización. El pasado martes, miles de milicianos del Hezbollah iraquí atacaron la embajada estadounidense en Bagdad, rompiendo su muro exterior al grito de “¡Muerte a Estados Unidos!”. El presidente Donald Trump acusó al régimen de Irán de haber estado detrás del ataque a la legación diplomática.
Dos días antes, Estados Unidos había bombardeado bases de combatientes proiraníes en retaliación por un ataque con misiles que causó la muerte de un contratista del ejército de ese país y dejó múltiples heridos.
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