Qassem Soleimani, de 62 años, fue el objetivo del operativo ejecutado por “un tiro de precisión de un drone” estadounidense guiado por láser a 370 kilómetros por hora la madrugada del viernes en una carretera de acceso al aeropuerto de la capital iraquí, explicaron funcionarios estadounidenses consultados por las agencias AP y AFP.
Medios estatales iraníes dijeron que participaron helicópteros estadounidenses -como ocurrió en los casos de Osama bin Laden, líder de Al Qaeda, y Abu Bakr al Baghdadi, del Estados Islámico-, en una versión que ninguna otra fuente ha confirmado.
Por el momento, el Pentágono no ha dado mayores detalles, aunque sí dejó en claro que Donald Trump fue quien ordenó la operación y que éste fue exitosa.
Soleimani no estaba solo. Diez personas formaban parte de la comitiva, dividida en dos vehículos. Cinco eran iraquíes, miembros de la red paramilitar pro iraní Hashed al-Shaabi, y estaban liderados por Abu Mahdi al Muhandis.
Los otros cinco eran iraníes. Junto a Soleimani viajaban el general de brigada Hossein Pourjafari, el coronel Shahroud Mozafarinia, el mayor Hadi Taremi y el capitán Vahid Zamanian. Todos murieron.
El incidente ocurrió cerca de la terminal de carga, luego de que el general iraní bajó de su avión y entró en uno de los autos. Un alto funcionario de seguridad iraquí contó que Soleimani venía de Líbano o de Siria.
Apenas llegaron a desplazarse unos metros, cuando fueron alcanzados por el drone. Los cuerpos de Soleimani y al Muhandis quedaron destrozados. Un político de alto rango apuntó que el general fue identificado gracias a un anillo. Una imagen que quedó registrada en un video que recorre el mundo.
Irán prometió “fuertes represalias” tras el hecho. La muerte de Soleimani, jefe de la Fuerza Quds —el cuerpo de élite de la República Islámica—, significa una escalada importante en el enfrentamiento entre Washington y Teherán, que ha ido encadenando una crisis tras otra desde que el presidente Donald Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear de 2015 e imponer paralizantes sanciones económicas.
Estados Unidos pidió a sus ciudadanos que salgan de Irak “inmediatamente”. La embajada norteamericana en Bagdad, que fue atacada por milicianos respaldados por Irán y otros manifestantes a principios de semana, está cerrada y todos los servicios consulares quedaron suspendidos, informó el Departamento de Estado.
En Irak hay aproximadamente 5.200 soldados estadounidenses que colaboran en la formación de las fuerzas locales y en la lucha contra el grupo extremista Estado Islámico. El ayatollah Ali Khamenei, líder supremo de Irán, se refirió a Soleimani como “la cara internacional de la resistencia”. Además, declaró tres días de luto por la muerte del general.
Irán llamó a consultas al encargado de negocios de Suiza, que representa los intereses estadounidenses en el país, para protestar por el operativo. El canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, calificó el ataque de “un acto de terrorismo de Estado y una violación de la soberanía de Irak”.
En las dos últimas décadas, Soleimani había creado una red de poderosas milicias armadas que se extendía hasta Líbano, a las puertas de Israel. “Estaba desarrollando activamente planes para atacar a diplomáticos y militares estadounidenses en Irak y en toda la región”, informó el Departamento de Defensa, que también acusó al general de aprobar las orquestadas y violentas protestas en la delegación diplomática estadounidense en Bagdad el martes.
Teherán derribó un drone militar estadounidense y detuvo a barcos petroleros el año pasado. Además, Estados Unidos culpa a Irán de varias agresiones a buques cisterna, así como de un ataque en septiembre contra la industria petrolera de Arabia Saudí que provocó la reducción temporal de su producción a la mitad.
Con información de AP
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