Militantes de Hezbollah en Irak incendiaron la oficina de ingreso de la embajada de los Estados Unidos en Bagdad y amenazan con penetrar en el edificio principal de la sede diplomática.
Protestan contra los bombardeos que ordenó Washington contra las milicias proiraníes que actúan en el país, a las que acusa de la muerte de un civil norteamericano. Los ataques de la Fuerza Aérea causaron unas 25 bajas entre los milicianos. El Pentágono envió tropas extra para intentar controlar la situación.
Las fuerzas estadounidenses intentan retomar el control de la embajada, que pidió a través de Facebook que sus ciudadanos no se acerquen y eviten provocaciones.
Las fuerzas de seguridad de los EEUU que defienden la embajada dispararon gases lacrimógenos para intentar dispersar a la multitud, que ha ignorado los pedidos de retirarse que se han realizado a través de megáfonos y permanece junto a la puerta del edificio.
El ataque de los EEUU tuvo como objetivo a Kataeb Hezbollah en Irak, es decir, la brigadas del grupo terrorista originado en El Líbano, que perpetró un ataque con cohetes que le costó la vida a un contratista de nacionalidad estadounidense.
Un grupo de personas atravesó los puestos de control que normalmente restringen el acceso a la Zona Verde de alta seguridad, donde está la embajada, gritando “Muerte a Estados Unidos”. Las fuerzas de seguridad se desplegaron delante de las puertas de la embajada, mientras que los que protestan quemaron banderas estadounidenses y arrancaron las cámaras de seguridad.
Los manifestantes están vestidos con el uniforme de combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular, una coalición de paramilitares dominada por facciones chiitas proiraníes a la que pertenecen las brigadas de Hezbollah. Algunas mujeres con banderas iraquíes y de las Fuerzas de Movilización Popular también participan en la protesta.
Con pancartas que dicen: “El Parlamento debe expulsar a las tropas estadounidenses, si no, nosotros las echaremos” y “Cierren la embajada estadounidense de Bagdad”, gritaban: “Estados Unidos es el gran Satán”.
Los bombardeos, que Washington ordenó en represalia por la muerte de un contratista en un ataque con cohetes contra una base en Irak, atizaron el sentimiento antiestadounidense. El ataque con cohetes no fue reivindicado, pero Estados Unidos lo achacó a la facción chiita de las brigadas de Hezbollah.
Las Fuerzas de Movilización Popular, que ayudaron al poder iraquí en la lucha contra los yihadistas, fueron integradas en el ejército del país.
El presidente estadounidense, Donald Trump, habló de la situación en Twitter: “Para esos millones de personas en Irak que quieren libertad y que no quieren ser dominados y controlados por Irán, ¡este es su momento!”.
Antes, responsabilizó a Irán y pidió a Irak que proteja la embajada de EEUU en Bagdad: "Irán mató a un contratista estadounidense e hirió a muchos. Respondimos fuertemente y siempre lo haremos. Ahora Irán está organizando un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Irak. Serán completamente responsables. Además, esperamos que Irak use sus fuerzas para proteger la Embajada, ¡y así lo notificamos!”.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, advirtió a Irak que Washington “protegerá” a sus ciudadanos. En una llamada telefónica con el primer ministro iraquí, Adel Abdel Mahdi y el presidente Barham Saleh, Pompeo “dejó claro que Estados Unidos protegerá y defenderá a sus ciudadanos, que están allá para apoyar un Irak soberano e independiente”, dijo el Departamento de Estado en un comunicado.
En tanto, el secretario de Defensa, Mark Esper, afirmó: “Tomamos medidas de protección adecuadas en pos de la seguridad de los ciudadanos, militares y diplomáticos estadounidenses en el país y para asegurar nuestro derecho a la defensa. Enviamos fuerzas suplementarias para respaldar a nuestro personal en la embajada”.
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