Ni cantos, ni ceremonias ni procesiones. Por primera vez desde 1803, la catedral de Notre Dame, uno de los símbolos emblemáticos de París, no participará en las celebraciones de fin de año. La tradicional misa de Navidad se trasladó a la iglesia Saint-Germain l’Auxerrois, situada frente al museo del Louvre.
Una grúa de 75 metros de altura, que puede levantar hasta ocho toneladas, fue instalada el pasado lunes, 16, como parte de los preparativos para los trabajos de reconstrucción. Se utilizará para desmantelar 10.000 caños de 250 toneladas de un andamio instalado antes del incendio para la renovación de la aguja de la iglesia. La estructura metálica fue dañada por el fuego y ahora amenaza las bóvedas y el equilibrio de Notre Dame.
Paralelamente, se está construyendo un segundo andamio más ligero y alto. Los obreros podrán utilizarlo para acceder a la vieja estructura metálica y cortarla. Durante el incendio, el metal se derritió y se soldó como una “tela de araña”. La delicada operación debería durar meses, y comenzará en febrero.
También se instaló el pasado martes un grupo electrógeno que alimentará las instalaciones de manera perenne.
El presidente francés Emmanuel Macron ha manifestado la intención de completar la restauración de la iglesia en cinco años. Las obras no se tomarán descanso durante las vacaciones, según el establecimiento público que se encarga de los trabajos, dirigido por el general Jean-Louis Georgelin.
El incendio de Notre Dame ha provocado una extraordinaria movilización en Francia y en el mundo. Las campañas para la reconstrucción han generado 922 millones de dólares en donaciones y promesas de fondos para la restauración.
(Publicado originalmente por RFI)
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