Sídney se enfrenta a una “emergencia de salud pública” debido a las humaredas tóxicas causadas por los incendios que rodean la mayor urbe australiana desde hace semanas, indicaron el lunes organizaciones profesionales de médicos. Centenares de incendios forestales devastan Australia desde el mes de septiembre.
Más de una veintena de organizaciones profesionales de médicos, entre ellos la Royal Australasian College of Physicians -que agrupa a 25.000 médicos e internos-, publicaron el lunes un comunicado común instando al gobierno a luchar contra esta contaminación atmosférica tóxica.
“La contaminación del aire en Nueva Gales del Sur es una emergencia de salud pública”, reza el texto. “La humareda procedente de los incendios generó una contaminación del aire hasta once veces superior a un nivel considerado ‘peligroso’, en algunas zonas de Sídney y de Nueva Gales del Sur”, agrega.
Los servicios de salud de este estado registraron un aumento del 48% en el número de personas que acudieron a los servicios de urgencias por problemas respiratorios durante la semana terminada el 11 de diciembre, respecto a un promedio calculado a lo largo de cinco años.
Efectos devastadores
Esta cifra llegó al 80% el 10 de diciembre, cuando la calidad del aire se deterioró considerablemente en Sídney. Al día siguiente, 20.000 personas se manifestaron en la ciudad para pedir al gobierno que luche contra el cambio climático.
Esta alianza de organizaciones exhortó al gobierno a adoptar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y afirmó que el cambio climático agrava estos incendios cuyos “efectos son devastadores para la salud humana”.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, reconoció la semana pasada que el cambio climático era uno de los “factores” que causan estos devastadores incendios. Morrison defendió, no obstante, el balance de Australia en materia de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero y no anunció ninguna medida para luchar contra el cambio climático.
Más de un centenar de incendios estaban activos este lunes en Nueva Gales del Sur, afectando a 400.000 hectáreas cerca de Sídney.
Incendios similares se producen cada año en la inmensa isla-continente durante la primavera y el verano austral. Pero este año la temporada de incendios ha sido precoz y violenta.
Seis personas han muerto y unas 700 viviendas o casas y al menos tres millones de hectáreas han sido destruidas.
Estos incendios devastadores están vinculados, según los expertos, al cambio climático y a una sequía particularmente prolongada que ha agotado las reservas de agua potable en varias ciudades, y obligado a los agricultores a abandonar sus tierras.
El ministro de Finanzas australiano, Josh Frydenberg, afirmó el lunes que estos incendios y la sequía son los grandes desafíos a los que se enfrenta la economía del país.
La ola de sequía es responsable de la caída en un cuarto de punto del crecimiento del PIB, y ha reducido la producción agrícola en "cantidades importantes" en los dos últimos años, según el ministro.
Datos oficiales indican que 2019 será uno de los años más calurosos y secos de la historia en Australia.
Esta semana, el país puede sufrir una ola de calor que, según los meteorólogos, batirá récords y dificultará aún más la labor de los bomberos.
(Con información de AFP)
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