El escándalo estalló la semana pasada en el seno de Unidas Podemos, cuando José Manuel Calvente, que desde 2014 era abogado del partido de izquierda liderado por Pablo Iglesias, fue despedido y denunció graves irregularidades en el manejo de los fondos partidarios. A medida que pasan los días, se van conociendo algunos detalles de las presuntas maniobras utilizadas para que algunos dirigentes de la fuerza cobren sobresueldos.
Una de las trampas denunciadas por Calvente consistiría en exagerar o inventar traslados pagados por el partido. Revisando las cuentas, el letrado se percató de que había gastos difíciles de explicar en taxi. Sumados, muchos de esos viajes que nunca se habrían realizado podrían servir para incrementar el salario de varios cuadros.
Otra de las denuncias es el incumplimiento sistemático del compromiso de donar los ingresos por parte de los miembros del partido que ocupan funciones en el Estado, como los diputados. Por estatuto partidario, no pueden cobrar más del equivalente a tres salarios mínimos. Sin embargo, de acuerdo con los dichos de Calvente a la prensa española, eran permanentes las excepciones con argumentos relacionados a situaciones familiares, que les permitían a esos dirigentes tener sueldos superiores a los permitidos por las reglas de la fuerza.
La crisis en Unidas Podemos se produce en el momento menos pensado, cuando más cerca parece de llegar al gobierno. Junto a su colaboradora Mónica Carmona, que también fue desplazada, Calvente advirtió que los sobresueldos llegan hasta los mil euros, y acusó también a los líderes de manipular las consultas con la militancia que se realizan de forma electrónica.
Desde Unidas Podemos afirman que el despido de Calvente se debió a una denuncia interna por acoso sexual, presentada por una subalterna. Para justificar la decisión, la cúpula del partido aportó mensajes impropios que el abogado le habría enviado a la empleada de la fuerza. Calvente desmintió las acusaciones y afirmó que tanto su despido como el de Carmona respondió a una represalia por haber descubierto la presunta trama de corrupción.
La crisis coincide con las negociaciones en las que la formación está embarcada con el Partido Socialista (PSOE) del presidente en funciones Pedro Sánchez, para definir el programa del Gobierno de coalición que formarán si consiguen los apoyos necesarios para sacar adelante su investidura. La llave parece estar en forjar un acuerdo con los independentistas catalanes, que estarían dispuestos a apoyar la alianza a cambio de ciertas concesiones en Cataluña.
Iglesias se reunió esta semana con el Rey Felipe VI, que se entrevistó con los principales líderes en el Congreso para explorar posibles acuerdos. Durante el encuentro le transmitió que las negociaciones que está llevando a cabo el PSOE con Esquerra Republicana de Catalunya para sacar adelante la investidura de Sánchez van “en la buena dirección”.
“Las negociaciones que se están produciendo implicarán dificultades, pero le he transmitido que nuestra sensación es que caminamos en la buena dirección, con toda la prudencia y todos los matices, pero caminamos en la buena dirección”, dijo Iglesias en una rueda de prensa posterior.
No quiso pronunciarse sobre la posible fecha de la investidura, pero dijo que espera que llegue “más pronto que tarde”. “Nosotros no podemos decidir unilateralmente los tiempos”.
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