Las acciones de la petrolera saudita Aramco se dispararon este miércoles un 10%, el máximo permitido, en su primer día de cotización en Riad, en el que se confirmó que su salida a bolsa es la mayor de la historia.
La operación valoriza la compañía en unos 1,8 billones de dólares, menos que el ambicioso objetivo inicial de dos billones que tuvo que ser revisado a la baja por la caída de los precios del petróleo y las tensiones regionales.
Las acciones ganaron 3,2 riales (0,85$) y alcanzaron los 35,2 riales (9,4$) tan solo unos segundos después de que el presidente de Aramco, Amin Nasser, hiciera sonar la campana de la entrada en bolsa, a las 10h30 (07H30 GMT).
No importó que Aramco sea la empresa más contaminante del mundo: su salida a la bolsa desató un furor entre los inversionistas. La firma había fijado el precio inicial de sus acciones en 32 riales (8,5 dólares) y afirmó haber logrado 25.600 millones de dólares, más que el récord de 25.000 millones que logró en 2014 el gigante chino del comercio en internet Alibaba en su estreno en Wall Street.
A ese precio, Aramco es la compañía cotizada con más valor del mundo (USD 1.8 billones), por delante de Microsoft, Apple o PetroChina, que bordean el billón de dólares en capitalización bursátil. Además, su valor es superior al de las cinco principales petroleras combinadas (Exxon Mobil, Total, Royal Dutch Shell, Chevron y BP).
La cotización de la empresa con más beneficios del mundo supone además que la bolsa de Riad y su índice, el Tadawul, entran a formar parte de las diez mayores plazas bursátiles del mundo.
“Hoy, el reino de Arabia Saudita ya no es el único accionista de la compañía”, declaró el presidente del consejo de administración de Aramco, Yasir al Rumayyan, en una ceremonia el miércoles por la mañana. “Más de cinco millones de accionistas, entre ellos ciudadanos y residentes, así como países [del Golfo] e instituciones internacionales de inversión participaron. Es un día en el que todo el mundo en Aramco y en el reino puede estar extremadamente orgulloso”, añadió.
La operación forma parte de un ambicioso plan de reformas destinado a diversificar la economía saudita, muy dependiente de la exportación de petróleo. Los ingresos de la salida a bolsa deberían servir para invertirse en los grandes proyectos de infraestructuras que puso en marcha el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, en particular en los sectores del turismo y del ocio.
La salida a bolsa de Aramco, anunciada por primera vez en 2016 y aplazada varias veces, iba a afectar inicialmente al 5% de la empresa pública. Sin embargo la petrolera anunció finalmente la venta del solo el 1,5% de su capital. Los proyectos del gobierno saudita de lograr más fondos entrando en un índice bursátil internacional están de momento en suspenso.
Hasta ahora, las acciones de Aramco atrajeron principalmente a los inversores sauditas y de otros países del Golfo. Las autoridades intentarán en adelante persuadir a las familias y las instituciones más ricas, de comprar las acciones de la petrolera para alcanzar los dos billones de dólares de valorización, según un artículo del Financial Times.
Dos tercios de las acciones fueron reservadas a los inversores institucionales. Entre ellos los organismos gubernamentales sauditas representan el 13,2%, con cerca de 2.300 millones de dólares, según Samba Capital, una de las empresas responsables de organizar la salida a bolsa.
Los analistas más escépticos creen que el resultado de la operación servirá apenas para cubrir el enorme déficit presupuestario del país durante un año.
La salida a bolsa se acompaña de presiones a la baja al precio del petróleo a causa de la debilidad de la economía mundial, consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y de la producción récord de los exportadores de petróleo de países que no son miembros de la OPEP.
(Con información de AFP y AP)
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