Los parisinos vivían este lunes una jornada “negra” en el quinto día de huelga de los trabajadores del transporte contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron, con pocos trenes de cercanías y metros en circulación y más de 500 kilómetros de atascos en las carreteras de la región parisina.
Las escenas se repetían en toda la región parisina: pocos metros y trenes suburbanos repletos y estaciones colapsadas. Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban cerradas y sólo dos, automatizadas, funcionaban normalmente.
Al inicio de la jornada, el sitio de información de circulación vehicular Sytadin registró 522 kilómetros de atascos en la región parisina, una situación agravada por fuertes lluvias. La compañía nacional de ferrocarriles SNCF indicó de su lado que funcionaba “entre 15 y 20%” de su tráfico habitual, con un servicio internacional “muy perturbado”.
Ante la falta de transportes públicos, y con una mañana de fuertes lluvias, muchos no tuvieron otra opción que tomar sus vehículos lo que creó más de 600 kilómetros de atascos en la región parisina hacia las 08H30 locales, tres veces más de lo normal. “Hay aún menos transportes que la semana pasada... El viernes pude tomar un autobús para ir a trabajar pero hoy es imposible”, suspiraba Raffaella, una funcionaria pública que esperaba poder subirse a un autobús junto a varias decenas de personas.
Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban completamente cerradas y sólo dos, completamente automatizadas, que circulan sin conductor, funcionaban normalmente.
Por otra parte, siete de los 25 depósitos de autobuses parisinos amanecieron bloqueados por huelguistas por lo que apenas un tercio de los buses que circulan en tiempo normal en París pudieron salir a las calles.
La compañía estatal de ferrocarriles SNCF anuló por su lado entre el 80% y el 85% de los trenes de alta velocidad.
“Hay un riesgo de saturación en las estaciones”, advirtió la directora de comunicación de la empresa ferroviaria nacional, Agnès Ogier, quien pidió a todos los usuarios que pueden hacerlo a no usar los trenes.
La prolongación de las huelgas inquieta a los empresarios, que hasta aquí habían previsto un impacto moderado, pero que ahora temen un agravamiento con bloqueos y escasez de combustibles en plenas fiestas de diciembre.
Regímenes especiales
La movilización es contra un “sistema universal” de jubilaciones, que prevé reemplazar a los actuales 42 regímenes de jubilación existentes (general, de funcionarios, sector privado, especiales, autónomos, complementarios).
El ejecutivo francés promete un dispositivo “más justo”, pero quienes se oponen a él --la casi totalidad de los sindicatos, la oposición de izquierda-- temen una mayor “precariedad” para los jubilados.
El proyecto de reforma de las jubilaciones no ha sido aún revelado por completo, aunque se han avanzado varios de sus principios.
Para intentar una salida al conflicto, tras las consultas ministeriales de este domingo, el máximo responsable gubernamental de las jubilaciones, Jean-Paul Delevoye, presentará el lunes a los agentes sociales sus conclusiones.
Y el miércoles, Edouard Philippe detallará el plan para fusionar los 42 regímenes existentes. Con ello, se pondrá fin a muchas de las “injusticias del sistema actual”, indica este domingo el primer ministro al JDD. El gobierno podría proponer una transición de diez a quince años entre los regímenes actuales y el futuro sistema.
¿Bastará eso para apagar el incendio? “La repuesta será no”, sentencia el secretairo general de la CGT.
“No quiero que nuestros nietos nos digan: tú has podido jubilarte a tal edad pero, a cambio, has sacrificado mi jubilación”, explica Philippe Martinez.
¿Hasta Navidad?
La movilización y las huelgas pueden durar varios días más, y algunos temen que podrían prolongarse hasta la Navidad, generando uno de los peores conflictos en la mitad del mandato presidencial de Emmanuel Macron, elegido jefe de Estado en mayo de 2017.
Macron ha sorteado más o menos el reto que le han planteado los “chalecos amarillos”, que desde noviembre de 2018, y durante 56 sábados consecutivos hasta ahora, salieron a manifestarse pidiendo más igualdad y mejoras sociales y económicas.
Los “chalecos amarillos” --un movimiento autónomo, sin verdaderos líderes-- volvieron a desfilar el sábado, expresando además su solidaridad con las manifestaciones convocadas por los sindicatos, que agruparon a numerosos colectivos.
“Ya estamos en la convergencia de luchas” sociales, se felicitó la eurodiputada Manon Aubry, del partido La France Insoumise (LFI, izquierda radical).
Por su lado, la oposición de derecha se muestra muy crítica con Macron. El método del “liberal” Macron es “catastrófico”, un “ejemplo de ‘amateurismo’”, criticó Xavier Bertrand, presidente de la región Hauts de France y ex ministro.
(Con información de AFP y EFE)
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