La OTAN se dispone a reconocer este miércoles los “retos” que plantea China por primera vez, aunque sin querer hacer de esta potencia económica, cuyas capacidades militares van en aumento, un adversario. Los líderes de los 29 países de la Alianza firmarán una declaración conjunta durante la cumbre celebrada en el Reino Unido, reconociendo las “oportunidades y retos” planteados por el auge militar chino.
La reunión a las afueras de la capital británica para conmemorar el 70º aniversario de la OTAN servirá también para adoptar un documento interno sobre un plan de acción relativo a cómo deben tratar los aliados con Beijing.
“Reconocemos ahora que el auge de China tiene implicaciones en temas de seguridad para todos los aliados”, sostuvo el secretario general del organismo, Jens Stoltenberg, en un evento paralelo el martes en Londres.
Stoltenberg explicó que China “cuenta con el segundo presupuesto más grande para defensa” en el mundo y con modernas capacidades", como misiles que pueden alcanzar toda Europa y Estados Unidos.
Bajo la presidencia de Xi Jinping, el gigante asiático adoptó una actitud más asertiva en su política exterior y se la acusa incluso de montar ciberataques contra Europa y espiar para robar propiedad intelectual.
El duramente disputado mar de China meridional se ha convertido en un foco de tensión entre Beijing y Washington, con este último acusando a China de “intimidación”.
Beijing ha construido instalaciones militares, embestido barcos y enviado embarcaciones de vigilancia en esta disputada zona marítima, donde varios países tienen reclamos opuestos.
¿Nuevo adversario?
La misión de defensa de la Alianza Atlántica se limita a Europa y a Norteamérica, pero Stoltenberg aseguró que la influencia China está empezando a alcanzar sus costas.
“No se trata de trasladar la OTAN al mar de China meridional, sino de tener en cuenta que China se está acercando a nosotros en el Ártico, en África, invirtiendo mucho en nuestra infraestructura en Europa, en el ciberespacio”, detalló.
Pero el ex primer ministro noruego insistió que el nuevo enfoque de la OTAN no era crear un “nuevo adversario, sino analizar, entender y responder de una forma equilibrada a los retos que plantea China”.
Europa se ha esforzado por encontrar una posición común sobre China. Algunos países destacan el riesgo que representa, mientras otros, especialmente en el sur y en el este, acogen con satisfacción sus inversiones en infraestructuras.
El proyecto de declaración de la cumbre, al que los embajadores de los países de la OTAN dieron su visto bueno, también subraya la necesidad de contar con sistemas de comunicaciones “seguros”, sobre todo respecto a la infraestructura 5G.
Esto apunta a una creciente ansiedad en la OTAN y en los países occidentales sobre el papel de las compañías chinas, sobre todo Huawei, en la construcción de las redes necesarias para la próxima generación de comunicaciones inalámbricas.
Washington urge a Europa a excluir Huawei del desarrollo de estas redes 5G, asegurando que tiene lazos estrechos con el gobierno chino y que el equipamiento podría ser utilizado para espiar para Beijing.
La semana pasada, Alemania dijo que tenía previsto endurecer las normas sobre las adquisiciones de empresas de tecnología punta, a raíz de la preocupación de compras por empresas de China.
La medida afecta a empresas que trabajan en las áreas de robótica, inteligencia artificial, semiconductores, biotecnología y tecnología cuántica.
Tomas Valasek, analista del centro de reflexión Carnegie Europe, dijo que probablemente le tomaría tiempo a la OTAN construir una política sobre China.
A largo plazo, China podría representar, en su opinión, "un problema mayor pero de combustión más lenta que el tradicional adversario de la OTAN, Rusia.
Con información de AFP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: