El presidente ruso, Vladimir Putin, promulgó el lunes una polémica ley que permite ampliar el estuts de “agente extranjero” a periodistas e internautas, un texto que denunciaron las oenegés de defensa de los derechos humanos.
El documento, aprobado el mes pasado por ambas cámaras del Parlamento ruso, fue publicado este lunes en el boletín oficial de este país.
La medida afectará a las personas que presten servicios profesionales a los medios de comunicación inscritos como “agentes extranjeros” por el Ministerio de Justicia de Rusia y reciban retribución de estos.
Rusia aprobó en 2017 una ley que permite declarar “agentes extranjeros” a los medios foráneos que difunden información en el país, en respuesta a la orden dada por Washington a la televisión rusa RT (antigua Russia Today) para registrarse como tal en Estados Unidos.
Los defensores de los derechos humanos ven en esta ley, votada a finales de noviembre por los diputados rusos, un riesgo adicional de censura y de amenazas sobre la libertad de expresión.
En la actualidad, la lista de los entes que operan como “agentes extranjeros” incluye nueve medios, entre ellos la emisora Voz de América, uno de los servicios nacionales de Radio Libertad, el canal “Nastoyaschee vremia” (Tiempos Actuales) y varios portales.
Los medios declarados como agentes extranjeros deben señalar ese estatus en sus productos (artículos, programas de radio o televisión, etcétera) y rendir cuentas sobre su actividad a las autoridades rusas, requerimiento que se extenderá a las personas físicas a la que de les dé esa condición.
Nueve oenegés de defensa de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras, dicen que temen que estas enmiendas puedan ir dirigidas no solo contra periodistas, sino también contra cualquier bloguero o internauta que se beneficien de becas, financiación o ingresos de algún medio afectado.
“Esto se convertirá en una poderosa herramienta para amordazar las voces de la oposición”, denunciaron estas oenegés en un comunicado publicado el mes pasado.
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El mes pasado varios defensores de derechos humanos y personalidades del mundo de la cultura enviaron una carta al presidente ruso criticando los planes de las autoridades para extender la ley sobre “agentes extranjeros” a personas físicas.
Según sus firmantes, “la etiqueta de agente extranjero desacredita a la persona ante sus conciudadanos y rebaja su dignidad pese a no haber hecho nada malo o ilegal”.
La iniciativa restringe además el derecho de los ciudadanos “a recibir y difundir libremente informaciones de cualquier fuente”, señalaba el escrito.
A su vez, los parlamentarios rusos aseguraron que la enmienda legal no busca encasillar “de forma automática” a todos los periodistas de medios que son “agentes extranjeros” ni tampoco está dirigida contra los “blogueros y publicistas”.
Cada caso concreto será examinado conjuntamente por los Ministerios de Justicia y de Asuntos Exteriores, indicaron en el comité de Política Informativa y Tecnologías de Información de la Duma o Cámara baja del Parlamento ruso.
Uno de los autores de la enmienda, el diputado ruso Vasili Piskariov, precisó por su parte que los ciudadanos afectados por la medida podrán seguir ejerciendo sus actividades profesionales, pero tendrán que señalar que se trata de materiales elaborados por un “agente extranjero”, aparte de publicar informes bianuales sobre su labor y rendir cuentas -inclusive sobre su retribución- ante el Ministerio de Justicia.
El término “agente extranjero” se aplicaba en la época de Stalin a los opositores reales o supuestos, y después fue utilizado en los años 1970 y 1980 para calificarlos de disidentes, acusados de actuar para Occidente.
(Con información de EFE y AFP)
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