Al menos 31 manifestantes murieron este jueves en el sur de Irak, un día después del incendio del consulado de Irán en la ciudad santa chiita de Nayaf, que supone una escalada de las protestas sin precedentes contra el poder establecido.
Centenares de manifestantes que gritaban “Fuera Irán” y “Victoria a Irak” en el recinto del consulado en llamas en la simbólica ciudad santa que recibe cada año a millones de peregrinos, llegados sobre todo de Irán, lanzaron una nueva etapa en el primer movimiento social espontáneo en Irak en décadas.
El Ministerio de Exteriores iraní pidió al Gobierno iraquí que “se encargue de los atacantes de manera responsable, firme y efectiva”.
Esta no es la primera vez que los iraquíes asaltan y prenden fuego a un consulado iraní en las ciudades chiitas del sur del país, donde la mayoría de la población pertenece a esta rama del islam, la principal en Irak. Desde el estallido de las protestas en Irak el 1 de octubre, los manifestantes han expresado su oposición a la presencia de Irán en este país árabe y a su influencia sobre Bagdad, liderado por chiitas como el de Teherán.
Tras la orden de “controlar la situación”, la represión recrudeció con fuerza.
Al menos 24 personas murieron cuando las tropas abrieron fuego contra los manifestantes que bloqueaban un puente en la ciudad sureña de Nassiriya antes del amanecer del jueves. Fuentes médicas dijeron que hubo decenas de heridos más.
En Bagdad, otras cuatro personas fallecieron luego de que las fuerzas de seguridad dispararen con fuego real y perdigones contra los manifestantes cerca de un puente sobre el río Tigris.
Los incidentes marcaron uno de los días más sangrientos desde que comenzó el levantamiento a principios de octubre, con unas protestas contra la corrupción que acabaron convirtiéndose en una revuelta contra autoridades caricaturizadas como títeres de Teherán por los jóvenes manifestantes.
Las autoridades de Nassiriya decretaron toque de queda en la provincia como antes lo habían hecho las de Nayaf, donde reinaba la calma tras la noche de enfrentamientos. Las fuerzas de seguridad se desplegaban por los alrededores de la ciudad y registraban a las personas y vehículos que accedían al centro, constató un corresponsal de la AFP.
Sin embargo, miles de personas desafiaron la orden durante los entierros de manifestantes.
El nuevo comandante duró horas en el cargo
Esta operación de las fuerzas del orden se produce tras el nombramiento de un nuevo comandante militar en la provincia. Las autoridades nacionales están recurriendo a militares para que les ayuden a hacer frente a un movimiento que desde el 1 de octubre ha dejado más de 360 muertos y 15.000 heridos, según un balance compilado por la AFP, ya que no hay datos oficiales.
Bagdad acusa a personas “ajenas a las manifestaciones legítimas” de querer “socavar las relaciones históricas entre los dos países” con el incendio del consulado iraní de Nayaf. Tras la mascare, el jefe de las Fuerzas Armadas removió a los militares recién nombrados,
En dos meses de protestas, los iraquíes no esconden en las calles su ira contra su gran vecino. Los manifestantes consideran que el sistema político instaurado por los estadounidenses que derrocaron el régimen de Sadam Husein en la invasión de 2003, está agotado.
Sobre todo, por la influencia creciente de Irán y de su poderoso emisario para asuntos iraquíes, el general Qassem Soleimani, encargado de las operaciones exteriores del ejército ideológico de la República Islámica.
Los iraquíes reclaman una reforma profunda del sistema político y la renovación total de una clase dirigente corrupta e inepta. Oficialmente, 410.000 millones de euros han sido desviados en 16 años, es decir, dos veces el PIB del país.
Los dos países con mayor influencia en Bagdad, Estados Unidos e Irán, mantienen su guerra de influencia en Oriente Medio, aunque en Irak, Teherán ha tomado la delantera mientras Washington está de retirada.
Parálisis en el sur
Mientras que el general Soleimani ha logrado que el conjunto de los partidos en el poder cierren filas en torno al primer ministro Adel Abdel Mahdi, Estados Unidos se limita a hacer declaraciones oficiales hueras. El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que viajó a Irak la semana pasada, ignoró a las autoridades de Bagdad y se limitó a visitar únicamente sus tropas y al gobierno autónomo del Kurdistán.
Mientras tanto, la vida en el país está casi paralizada. En el sur, los colegios permanecen cerrados desde hace semanas y las administraciones que no han cerrado sus puertas exponen pancartas en el frontispicio con el mensaje "cerrado por orden del pueblo".
En las calles y en las autopistas, los manifestantes dejan clara su rabia con espesas nubes de humo negro: queman neumáticos para tratar de bloquear y afectar al gobierno en el único punto que puede hacerle mal, el oro negro y sus preciosos ingresos.
Pero hasta ahora, no han logrado afectar la producción y la distribución del petróleo, única fuente de divisas del país que representa el 95% de los ingresos de un gobierno terriblemente endeudado.
(Con información de AFP y EFE)
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