El régimen de Corea del Norte aseguró este domingo que no volverá a negociar su programa nuclear hasta que Estados Unidos se declare dispuesto a discutir sobre su “política hostil” hacia este país, poco después de que Washington anuncie la suspensión de unos ejercicios militares con Corea del Sur, precisamente como acto de conciliación.
Corea del Norte contempla estos ejercicios como una demostración de fuerza a la que suele responder con el lanzamiento de cohetes contra el mar. Sin embargo, la dictadura de Kim Jong-un también expresa su rechazo a cualquier informe internacional que critique el desarrollo del país, como la reciente resolución de Naciones Unidas que cuestionaba la protección a los derechos humanos en Corea del Norte.
En este sentido, las autoridades norcoreanas han descrito esta resolución como un "acto de provocación" y ejemplo de la "política hostil" que emprende Estados Unidos, como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, hacia Corea del Norte.
“Aunque se abra un canal de diálogo, jamás podremos discutir la situación nuclear si no hablamos primero de la política hostil de Estados Unidos”, señaló un comunicado del Ministerio de Exteriores norcoreano, recogido por la agencia oficial de noticias KCNA.
Mientras, Estados Unidos ha anunciado la suspensión del llamado Evento de Entrenamiento Combinado de Vuelo, una simulación de combate aéreo con Corea del Sur, aunque ha desmentido que la decisión esté directamente relacionada con la queja norcoreana
“Yo no lo veo como una concesión, sino como un esfuerzo de buena fe para conseguir la paz”, declaró el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper, desde una reunión de seguridad asiática en Bangkok. “Me parece que es importante crear un espacio a nuestros diplomáticos para alcanzar la desnuclearización de la península”, ha añadido
Corea del Norte y Washington llevan meses sin hablar al más alto nivel desde la súbita visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la parte norcoreana de la zona desmilitarizada el pasado mes de junio.
Los aliados tenían previsto realizar una versión rebajada de los ejercicios aéreos Vigilant Ace en diciembre, algo que había desatado las críticas de Pionyang pese a que la escala de las maniobras se había reducido. Aunque durante años, el Ejército estadounidense describió sus maniobras conjuntas con Corea del Sur como una forma importante de mantener a tropas y oficiales listos para un combate con poco tiempo de preparación, Trump las ha descrito como un desperdicio de dinero y una provocación a las autoridades norcoreanas.
Los expertos creen que de no producirse avances, Corea del Norte podría optar a partir de Año Nuevo por realizar nuevos ensayos de armas, especialmente de misiles de alcance intermedio, como estrategia para presionar a Washington y al resto de sus aliados en la región.
(Con información de Europa Press, AP y EFE)
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