Los “chalecos amarillos” protagonizaron este sábado por la mañana varias escaramuzas con las fuerzas del orden en la jornada de protesta que marca el primer aniversario de este movimiento. La Prefectura de Policía indicó que hasta las 10.00 locales (9.00 GMT) se tenían contabilizado 16 arrestos y 1.192 controles preventivos en la ciudad por parte del dispositivo de seguridad puesto en pie en previsión de disturbios.
Las primeras intervenciones de importancia de los agentes se produjeron en torno a la Puerta de Champerret, al noroeste de la ciudad, donde se había organizado un punto de concentración desde primera hora de la mañana, y donde estaba previsto el inicio de una manifestación declarada a partir de las 11.30 locales (10.30 GMT) en dirección de la estación de Austerlitz.
Una hora antes del comienzo de la marcha, varias decenas de manifestantes interrumpieron muy cerca de allí la circulación en el periférico, la autopista de circunvalación de París. Sin embargo, fueron desalojados en pocos minutos por los antidisturbios. Poco después, empezaron a arder varias barricadas a varios cientos de metros de allí y las fuerzas del orden utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los alborotadores.
Los “chalecos amarillos”, el movimiento de protesta popular francés que exige una mayor justicia social y fiscal, apuesta a una movilización masiva este fin de semana con motivo de su primer aniversario. Este movimiento inédito, sín líderes ni estructura, puso en jaque al gobierno de del presidente Emmanuel Macron hace exactamente un año, destapando el profundo descontento en las clases más modestas por la pérdida de poder adquisitivo, la subida de los impuestos y las desigualdades sociales.
Sin embargo, en los últimos meses, la protesta ha perdido fuerza. De los 282.000 “chalecos amarillos” que se movilizaron el 17 de noviembre de 2018, en la primera jornada de acción nacional, apenas quedan unos pocos miles en pie de lucha. Un “núcleo duro” que no está dispuesto a abandonar la contienda.
Hacía mucho tiempo que un fin de semana de “chalecos amarillos” no conocía tanta efervescencia. Más de 200 acciones (repartición de panfletos, manifestaciones, ocupaciones de rotondas) fueron programadas durante todo el fin de semana según una lista publicada en Facebook.
Desde el viernes por la mañana, un centenar de “chalecos amarillos” bloquearon una fábrica química en Montoir de Bretaña (Loira Atlántica), antes de ser desalojados por la policía. En la mente de todos los franceses quedaron plasmadas las imágenes de saqueos y destrozos de diciembre en los Campos Elíseos.
El gobierno quiere evitar a toda costa que momentos así se repitan con lo cual el movimiento tiene el acceso prohibido a la famosa avenida parisina, como todos los sábados desde la violencia del 16 de marzo. La manifestación del sábado en la capital podría contar con “varios miles de personas”, entre ellas manifestantes radicales, advierten fuentes de seguridad.
El domingo se organizará un homenaje en Pont de Beauvoisin (sureste) en memoria de una manifestante, de 63 años, que murió el primer día de las manifestaciones tras ser atropellada por un coche en una rotonda. En el último año y según un recuento hecho por los manifestantes, 23 personas han perdido un ojo tras recibir el impacto de una bala de goma y otros cinco tuvieron amputada una mano en la explosión de una bomba lacrimógena.
Asimismo, según datos de las autoridades, alrededor de 2.500 manifestantes y 1.800 policías han resultado heridos y 11 personas han muerto, sobre todo en accidentes de tráfico durante los bloqueos de carreteras, desde el inicio del movimiento.
Los últimos “chalecos amarillos” esperan un nuevo impulso en el primer aniversario de su movilización porque para muchos, las causas que condujeron al estallido de las protestas hace un año no han desaparecido. Los manifestantes citan entre estas la “desigualdad creciente”, la “mala redistribución de la riqueza” y la “desconexión entre los políticos y el pueblo”.
El movimiento, cuyo nombre hace referencia a la prenda fluorescente obligatoria en todos los vehículos en Francia, contempla también nuevas formas de movilización para su segundo año de protestas. Hasta ahora, este colectivo apolítico que nació en las redes sociales se ha mantenido alejado de los sindicatos, pero ha llamado a unirse a ellos en una gran movilización nacional, el próximo 5 de enero, contra la explosiva reforma de las jubilaciones que prepara Macron para la segunda mitad de su mandato.
También comienza a sentirse una solidaridad con otros movimientos que nacen más allá de las fronteras francesas y en las últimas marchas se han visto banderas de Chile o Líbano, países sacudidos por olas de protesta.
Con información de EFE y AFP
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