William, Harry, Kate y Meghan: cómo será la realeza dentro de 50 años

En Europa quedan 10 monarquías: las del Reino Unido, de España, de Suecia, de Noruega, de Dinamarca, de Bélgica, de Holanda, de Luxemburgo, de Liechtenstein y de Mónaco. “Todas se llaman monarquías constitucionales, pero algunas son más constitucionales que otras”, ironizó Norman Baker en And what do you do? (¿Y usted a qué se dedica?), su análisis minucioso y documentado de la familia real británica. “Mientras otras se han modernizado genuinamente para convertirse en una parte continua e inherente de una democracia moderna, la nuestra se ubica de manera incómoda al costado de nuestras instituciones democráticas, como un vestigio del pasado: la última monarquía imperial de Europa”.

Ese estado de cosas, opinó el autor y político —Baker fue miembro de la Cámara de los Comunes (MP) y ministro del gabinete y que actualmente integra el Consejo Privado, un grupo de asesores de la reina Isabel II que puede emitir órdenes ejecutivas—, no parece tener mucho futuro. Citó una encuesta de 2002, en la cual el 86% de los británicos creía que la monarquía existiría en 2012, pero solo el 44% la veía todavía en 2052 y solo el 26% creía que tendría vigencia en 2102.

Dado que Carlos, el heredero del trono, ha hablado en más de una ocasión de limitar las tareas reales a él mismo, a Camilla, a William, a Kate, a Harry y a Meghan, e incluso “se dice que ha considerado seriamente limitar su reinado a un período breve antes de abdicar en favor de William”, quedará en manos de los cuatro jóvenes “entender que el árbol que no se dobla sin dudas se quiebra”, como expresó. “El mundo ha avanzado. Nosotros debemos hacerlo también”.

Innovaciones en palacio: ¿se aceptan o se castigan?

“Tiene un curioso aire a 1920″, describió Baker la identidad del miembro menor de la familia real, Archie Harrison Mountbatten-Windsor. "Y sin embargo es algo revitalizador, aun cuando resulta improbable que lleguemos a ver un rey Archie I, que Harry y Meghan hayan evitado el rango estrecho y soso de reyes anteriores: George, William, Henry y Edward”. El elogio de la elección del nombre también implicó un comentario sobre William y Kate, que llamaron George a su primer hijo.

“También fue revitalizador luego del nacimiento ver una foto que incluyó, además del niño y a sus padres felices, su familia de herencia doble", agregó. Tanto Harry como Meghan, cada uno a su manera, abren nuevas dimensiones a los Windsor, evaluó. “La pregunta interesante es si este enfoque renovador anuncia un cambio más amplio dentro de la familia real o no. ¿O será solo un acontecimiento que será tolerado en los márgenes, pero no se le permitirá cambiar nada fundamental?”

Incluso existe una opción peor: “¿O se considerará que estas innovaciones son una amenaza para el conservadurismo innato y las tradiciones de la familia real, y se darán pasos para limitarlas y controlarlas?”.

Hay antecedentes en ese sentido: “La última vez que una divorciada estadounidense se casó con un miembro de la familia real fue Wallis Simpson”. Y el rey Eduardo VIII debió abdicar. “Y las últimas mujeres con carácter que se casaron con altezas fueron Diana Spencer y Sarah Ferguson. Ninguno de esos episodios terminó bien”.

“El palacio, y Carlos en particular, trataron de confinar a Diana al chaleco de fuerza de un papel secundario. Durante su primera visita a los Estados Unidos, ella no pudo decir una palabra, y a los periodistas se les indicó que no podían hacerle preguntas”, dijo como ejemplo el autor. En realidad, durante los tres primeros años de sus tareas reales Diana pronunció un total de menos de 500 palabras.

Pero Lady Di, “un alma independiente”, rompió esa cerca a su alrededor. Y resultó que no solo tenía algo para decir: “Para irritación de Carlos, el público en general comprendió rápidamente que Diana era más interesante y más atractiva que él”.

Meghan, “una Diana plus”

“Meghan es potencialmente una Diana plus”, valoró el ex MP. Una estrella de Hollywood “cuyo matrimonio anterior se celebró en una playa y duró solo dos años”, agregó, un poco injustamente, ya que Markle llevaba ya cuatro años con su pareja anterior en el momento de casarse. Recordó su feminismo cuando, a los 11 años, escribió a Procter & Gamble para pedir que dejaran de promover un jabón de vajilla como algo para mujeres; también el racismo que sufrió al crecer.

Ella no ha mostrado señales de querer “abandonar su estilo de vida alternativo, su pilates, su veganismo aficionado y lo demás, ¿y por qué debería hacerlo?”, planteó. “Por eso ella no es una candidata obvia a ser una compañera de sonrisa tonta, y en realidad dijo con elegancia: “Es hora de que prestemos menos atención a los zapatitos de cristal y más a los techos de cristal”.

El libro se concentró en “los esfuerzos que lentamente se están acumulando” para hacer que Meghan encaje en el papel de una alteza tradicional. “Se ha citado mucho el estallido de Harry ante el personal del palacio, cuando dijo ‘Si Meghan quiere algo, lo obtiene’. Hay muchos en Palacio que están decididos a asegurar que no lo obtenga en absoluto. Desde los inicios se le asignó un asistente para asegurar que ella comprendiera las normas reales. Que van desde prohibiciones —como firmar autógrafos, comer ostras o abrazar a su esposo en público— hasta las costumbres arcaicas de la corte, como aprender a quién reverenciar (incluida Kate, para su nefasto gusto) y terminar de comer, aun si uno no ha terminado, inmediatamente después de que lo hace la Reina”.

Las uñas pintadas en tonos naturales; el vestuario abundante en gris y beige. “Todo esto ahoga su personalidad naturalmente vibrante, pero ese precisamente es el punto. En el período previo a su boda, el Palacio nos dijo que Meghan pasaría ‘seis meses escuchando’ y ‘procedería con humildad’. En otras palabras: te enseñaremos a reservarte tus perspectivas americanas y entender cuál es tu lugar, querida. Sonríe y cállate”.

En los pasillos se la llama “la Duquesa Difícil”, entre otras cosas porque a las 5 de la mañana, luego de su sesión de yoga de las 4:30, comienza a “bombardear a su personal con mensajes”. También se ha difundido que varias personas renunciaron a trabajar para ella, entre ellas Melissa Touabti, quien antes de salir corriendo tras seis meses con Meghan había trabajado durante mucho tiempo “con Robbie Williams, quien no se cuenta entre los miembros más plácidos de la raza humana”.

Pero Meghan sobrevivirá a todo el veneno del palacio, apostó And What Do You Do?, “en tanto Harry se mantenga firme, y no hay señales de que ella será abandonada a la deriva y sin ayuda, como sucedió con su madre”, en alusión a la princesa Diana.

Fuera del Palacio, también la prensa ha atacado a Markle. El racismo se destacó entre las armas: “Luego del nacimiento de Archie, [el periodista y comediante] Dany Baker creyó que era divertido tuitear la foto de una pareja seria que salía de lo que parecía un hospital, cada uno sosteniendo la mano de un chimpancé vestido”. Se han hecho supuestos análisis de personalidad mediante su escritura a mano: “Ruth Myers en el Daily Mirror concluyó que su manuscrito mostraba que era ‘emocionalmente insegura y autocompasiva’ con ‘una incapacidad de perdonar’”, por ejemplo. Y The Sun publicó, al comienzo de la relación: “La chica de Harry en Pornhub”, un sitio de pornografía al que se habían subido clips de la serie Suits, en la que trabajaba Markle.

¿Kate vs. Meghan?

Y, por supuesto, la prensa especuló sobre todo con la mala fe entre las cuñadas reales. “Es verdad que Kate y Meghan salieron de moldes muy distintos, una diferencia que ha sido exagerada por sus comportamientos sobre la inclusión en la familia real. Kate ha procurado adoptar a la perfección las costumbres y los hábitos reales, adhiriéndose religiosamente a la guía (bueno, las indicaciones, en realidad) sobre lo que puede y no puede decir y vestir”, explicó Baker. “Ella incluso se puso a estudiar tiro, para probar que es una esposa adecuada para William”.

A la duquesa de Sussex no se le ocurriría algo así. Su posición ante los hábitos de caza de la familia real es similar a la de Lady Di, quien famosamente objetó: “¿Pero qué tiene esta gente que le gusta matar cosas?”.

Pero la rivalidad que la prensa explota tiene un lado oscuro. “Ha generado una avalancha de mensajes ofensivos y llenos de odio en las cuentas de redes sociales de la realeza. El personal ha pasado horas cada semana borrándolos y se ha pedido ayuda a las empresas de las redes sociales”, explicó Baker. “Muchos de estos insultos se derivan directamente de notas de los medios, y los que publican suelen tomar partido por una esposa contra la otra. Algunos amenazan con violencia, y otros dirigidos a Meghan son abiertamente racistas”.

Meghan, a diferencia de Kate, quiere criar a su hijo de la manera más normal posible, y llegó a evitar, de acuerdo con Harry, que Archie recibiera por ahora el título de conde de Dumbarton. “Es bueno pensar que el joven Archie irá a una escuela normal, en lugar de a Eton o a Gordonstoun”, agregó Baker.

¿O William vs. Harry?

Los hermanos, según And What Do You Do?, “también siguen caminos cada vez más divergentes, y no solo porque William casi con certeza tiene el trono ante él y Harry casi con certeza no lo tiene”. Se ha percibido un distanciamiento entre los hijos de Carlos y Diana “luego de rumores bien informados según los cuales William le dio a Harry consejos sobre Meghan, consejos que no fueron bien recibidos”. Eso, más un fin de semana los cuatro juntos en el cual se sintieron mal, pudo haber influido “casi con certeza” en la decisión de los duques de Sussex de salir del palacio de Kensington, ubicarse temerariamente en Buckingham y por fin asentar su hogar “en el aislamiento de Frogmore Cottage, en las propiedades reales de Windsor Great Park”.

El autor describió a Harry como “en buena medida, un hombre de acción” y a William como alguien que parece “una suerte de abogado elegante”, una persona “estudiosamente confiable aunque menos animada y, en fin, bastante sosa”.

“William claramente se siente disconforme, y con todo derecho, por el modo en que los medios trataron a Diana. Al hablar de la experiencia, dijo: ‘No creo que ser perseguida por 30 tipos en motos que te impiden avanzar, que te escupen para que reacciones… y hacen llorar a una mujer en público para conseguir una foto, no creo que sea algo apropiado’”. Pero ese malestar parece haberse convertido en “una hostilidad general hacia los medios”, describió Baker la actitud del segundo en la línea de sucesión del trono.

Harry también ha atacado a los medios (lanzó un famoso comunicado en 2016 para que dejaran de ensañarse con Markle) y prefiere las redes sociales para transmitir sus mensajes sin la mediación de la prensa. Eso no evita que lo hayan criticado porque en febrero de 2019 rentó un jet privado por £ 20.000 para que lo llevara desde Noruega a Inglaterra a tiempo para pasar con Meghan el día de San Valentín.

Luego de la mudanza que hizo evidente la tensión entre los hermanos, Harry reforzó su vínculo con África. Es presidente de African Parks y de la Fundación de la Reina para el Commonwealth, que en 2016 y 2017 lo llevaron a Botsuana con Meghan. “Se dice que ahora quieren pasar un tiempo prolongado en el continente, quizá para ayudar a rastrear a los cazadores furtivos de vida silvestre, lo cual también los alejaría, de manera conveniente, del ambiente encerrado del palacio de Buckingham”.

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