Jair Bolsonaro espera el arribo de cuatro poderosos presidentes a Brasilia este martes 12 de noviembre. El ruso Vladimir Putin, el indio Nerendra Modi, el chino Xi Jinping y el sudafricano Cyril Ramaphosa llegarán a Brasil para asistir a la Cumbre de presidentes de los BRICS.
Pero, ¿qué son los BRICS y qué peso tienen en el mundo? El término BRIC apareció por primera vez en 2001, cuando el economista del banco de inversión Goldman Sachs, Jim O’Neil, lo usó para agrupar a los principales mercados emergentes: Brasil, Rusia, India y China.
Para O’Neil, Brasil, Rusia, India y China dominarían la economía para 2050 por su gran población, extensión territorial, recursos naturales, altísimos crecimientos de PIB… Un combo apetecible para la inversión extranjera directa.
Esos países recién asumieron la idea oficialmente en 2006, cuando iniciaron su diálogo, pero desde 2009 funcionan como bloque, con reuniones anuales de Jefes de Estado y de Gobierno. Años después, en 2011, a los BRIC se le sumó la “S” de Sudáfrica, y completó a cinco el grupo de países que, si bien son muy distintos, a fuerza de pragmatismo, se han mantenido unidos
Las cifras que alcanzan como bloque hablan por sí solas: en conjunto representan alrededor del 42% de la población mundial, son el 23% del PIB global, tienen el 30% del territorio del planeta y manejan el 18% del comercio internacional total.
Los BRICS cooperan en diferentes áreas, como la ciencia y la tecnología, la promoción del comercio, la energía, la salud, la educación, la innovación y la lucha contra la delincuencia transnacional. “Actualmente, la cooperación sectorial, que abarca más de 30 áreas temáticas, aporta importantes beneficios concretos a las poblaciones de los cinco países”, explican desde el grupo. Estos canales están abiertos de manera institucional todo el año con reuniones técnicas y ministeriales.
En la Cumbre de Fortaleza (2014), en Brasil, nació uno de los hitos del grupo, el Nuevo Banco de Desarrollo (BND). Hasta ahora, el BND ha aprobado más de 8.000 millones de dólares en proyectos de financiación de infraestructuras y energías renovables en los países BRICS. Además, se firmó el Acuerdo de Reserva Contingente, que constituye un importante mecanismo de estabilidad financiera para los países afectados por crisis en su balanza de pagos.
Desde sus cimientos, los BRICS aseguran apostar por el multilateralismo, en busca de “una gobernanza internacional más adecuada a sus intereses nacionales”. Uno de sus logros fue la reforma del sistema de cuotas del Fondo Monetario Internacional, que llegó a incluir, por primera vez, a Brasil, Rusia, India y China entre los diez mayores accionistas.
Además de las reuniones presidenciales (cumbre y reunión informal al margen del G20), los BRICS organizan, a través de su presidencia rotativa, cerca de 100 reuniones anuales, incluidas unas 15 citas ministeriales y docenas de reuniones técnicas, sobre tecnología, cultura, educación y deportes.
Este 2019, Brasil ocupa la presidencia pro témpore, y su agenda incluye la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación; la economía digital; el aumento de los contactos del sector productivo con el BND; y el fortalecimiento de la cooperación en la lucha contra la delincuencia transnacional.
Turbulencias: ¿Los BRICS siguen teniendo peso?
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica navegan aguas bien distintas. En los últimos años han empezado a surgir ciertas diferencias económicas entre ellos que se volvieron tan notorias que la agencia de ratings S&P llegó sentenciar la muerte del grupo. De hecho, días atrás, los analistas de la agencia afirmaron: “La divergente trayectoria económica a largo plazo de los cinco países debilita el valor analítico de considerar a los países del BRICS como una agrupación económica coherente”.
Para S&P, “ya no tiene sentido colocar a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica en el mismo grupo debido a las mayores tasas de crecimiento de las naciones asiáticas”. La diferencia es clara, el desempeño económico mejor de lo proyectado de China e India en las últimas dos décadas contrasta con “los decepcionantes” resultados en Brasil, Rusia y Sudáfrica, indicó S&P.
Es que, según lo proyectado, las economías de China e India se expandirán al menos un 6% este año, mientras que el crecimiento económico de Brasil, Sudáfrica y Rusia se espera en alrededor del 1%, según estimaciones de economistas en Bloomberg.
Así las cosas, los cinco países han incrementado considerablemente su peso económico combinado desde principios de siglo, pero solo gracias a China y a India.
Ante las divergencias de las políticas y los modelos económicos de los países, también han variado los caminos de sus calificaciones crediticias. Según Bloomberg, China subió cuatro niveles en la escalera de S&P a A+, mientras que los demás nunca han llegado tan alto: Rusia e India están cinco niveles por debajo hoy; Sudáfrica y Brasil siete y ocho, respectivamente.
Ahora bien, ¿las diferencias económicas le restan importancia al bloque como tal? No necesariamente, es que no es solo un tema de crecimiento, sino más bien de geopolítica. El poderío de las naciones que lo integran va mucho más allá de los datos de crecimiento: si bien Rusia, Brasil y Sudáfrica no acompañan las tasas chinas o indias, su posición en el escenario internacional, Rusia con su poderío militar, Brasil como superpotencia americana, y Sudáfrica como la nación más desarrollada de su continente, mantiene al bloque a flote. Pragmáticos -muchos de ellos, como China e India, mantienen enemistades bilaterales históricas-, hasta ahora siempre han logrado acuerdos.
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