La convulsionada escena internacional puede tener una influencia negativa en la cumbre presidencial de los Brics, que comienza este miércoles en Brasilia, y en los que estarán presentes Xi Jinping y Vladimir Putin además de los jefes de Estado de India y Sudáfrica. Si anteriormente las divergencias entre los socios quedaban amoldadas a Venezuela, ahora las contradicciones se ven engrosadas por los últimos acontecimientos en Bolivia.
Esto vale, especialmente, para la relación entre Brasil y Rusia. En cuanto Itamaraty se negó a definir la renuncia de Evo Morales como producto de un golpe de Estado, y apoyó “el proceso de transición democrática” en La Paz, para el Kremlin “lo sucesos siguen el modelo propio de un golpe orquestado”. Sobre esta crisis boliviana, el canciller Ernesto Araújo emitió una nota en la que indicó que “la narrativa del golpe sólo sirve para incitar a la violencia”. Moscú, en cambio, sostuvo que “apelamos a la sensatez de las fuerzas políticas bolivianas para que encuentren una solución constitucional que preserve la paz, la tranquilidad y la garantía de derechos para todos los ciudadanos”. Convocó, al mismo tiempo, a “todos los miembros de la comunidad internacional para mantener un abordaje responsable de esa crisis”.
También Venezuela es un punto de escozor entre el gobierno brasileño y sus pares de China y Rusia. Se sabe que Bolsonaro, y su ministro de Relaciones Exteriores, pensaban organizar para este acontecimiento una reunión de invitados sudamericanos con el venezolano Juan Guaidó. Pero encontró resistencia entre sus socios del Brics, rusos y chinos. Tanto unos como otros defienden la legitimidad de Nicolás Maduro y se muestran partidario de la “no intervención” en asuntos de terceros países. El gobierno brasileño decidió, en consecuencia, suspender todas las invitaciones a gobernantes latinoamericanos, como es de praxis en estas cumbres.
Pese a esas notorias diferencias, la diplomacia brasileña juzga que los Brics es un grupo que “no perdió importancia”. Enfatiza que, en ese grupo, “está la segunda mayor economía del planeta, uno de los países que más crecen en el mundo”. Inclusive, en el frente interno, hay actores políticos que cuestionan al presidente Jair Bolsonaro por recibir con “alfombra roja” a su colega ruso Putin. El analista de política internacional Daniel Rittner subraya que “Putin fue electo presidente en 2000 y luego en 2004. Se tornó premier entre 2008 y 2012 y luego volvió en 2012, cuando extendió la duración de su mandato a 6 años y se reeligió en 2018, de modo que debe gobernar hasta 2024”. Y en cuanto a Xi Jinping, Rittner recordó que el año pasado eliminó la cláusula que limitaba el cargo de presidente a dos mandatos sucesivos.
Pese a esas notorias diferencias, la diplomacia brasileña juzga que los Brics es un grupo que “no perdió importancia”. Enfatiza que, en ese grupo, “está la segunda mayor economía del planeta, uno de los países que más crecen en el mundo”. Como definen en la cancillería brasileña “la postura es pragmática”. Pone el acento en la cooperación en el interior de los Brics para elaborar una “agenda palpable y concreta”.
Brasil ha definido para esta cumbre un conjunto de prioridades: cooperación científico-técnica; economía digital; combate al crimen organizado, al lavado de dinero y al tráfico de drogas; y el nuevo banco de los Brics. Para el gobierno brasileño y su sector agropecuario no es un detalle que China haya decidido habilitar varios frigoríficos para exportar a ese gigantesco mercado. Se entusiasman especialmente con las posibilidades para las empresas de la industria avícola, como las marcas Seara, JBS y Unitá. Otro tanto debe ocurrir con la carne porcina, donde Seara y BRF están bien posicionadas.
Brasil está absolutamente dispuesto a avanzar con los Brics. De hecho, hoy firmaron un Memorando de Entendimiento por el cuál se comprometen a cooperar en la promoción del comercio y de las inversiones entre los cinco países del grupo.
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