La investigación sobre el caso de los 39 cadáveres que fueron hallados en la parte trasera de un camión refrigerante dio un nuevo giro este jueves, con la revelación de que no se trataba de ciudadanos de origen chino, como se creyó hasta ahora. En cambio, después de la identificación de las 39 víctimas, se supo que todas eran vietnamitas.
El descubrimiento de los cuerpos en un contenedor en un parque industrial Waterglade, Essex, en las afueras de Londres el pasado 23 de octubre ha revelado la existencia de un extendido sistema de tráfico ilegal de personas pobres originarias de Asia, África y Medio Oriente que emprenden peligrosas travesías hacia Europa.
La policía británica, trabajando en conjunto con funcionarios vietnamitas, logró identificar identificar definitivamente a los 31 hombres y ocho mujeres que murieron congelados en la caja del camión de carga. Todas las familias de las víctimas han sido informadas.
Las víctimas son originarias de seis provincias —Haiphong, Hai Duong, Nghe An, Ha Tinh, Quang Binh y Hue— de acuerdo con el Ministro de Seguridad Pública de Vietnam.
“Este fue un paso importante en la investigación y nos permitió trabajar con nuestros colegas de la policía vietnamita para apoyar a las familias de esas víctimas”, explicó el jefe asistente de la Policía de Essex, Tim Smith.
Los cuerpos fueron encontrados en las primeras horas del 23 de octubre después de que el contenedor llegara desde Zeebrugge, en Bélgica. La carga había sido recogida en el muelle de Purfleet, al este de Londres y en ese momento la policía dijo que las víctimas eran chinos.
El conductor del camión, Maurice Mo Robinson, fue acusado de 39 cargos de homicidio involuntario, conspiración para traficar personas y lavado de dinero.
Además, a principio de esta semana, ocho personas fueron arrestadas por la policía vietnamita, mientras tanto, la policía británica también está buscando a dos hermanos de Irlanda del Norte.
El caso rememoró otro sucedido en 2000 en el puerto de Zeebrugge, en Bélgica. Allí, 58 migrantes chinos que estaban ingresados clandestinamente en un camión de tomates murieron. Solo dos sobrevivieron y contaron detalles.
El conductor, tras enfrentar un control, dejó su contenedor dentro de un ferry. Pero tomó una decisión fatal: cerró una compuerta de ventilación para evitar que se escucharan los ruidos y así poder continuar el viaje -ahora por agua- sin ser descubiertos. Sin embargo, la falta de oxígeno los asesinó.
Con información de Reuters
MÁS SOBRE ESTE TEMA: