Los aspirantes a presidir el Gobierno de España a partir del próximo domingo mantuvieron este lunes un intenso debate televisado, en el que el “todos contra todos” se convirtió en el principal argumento para arrancar el voto de los indecisos. Los comicios serán los cuartos en cuatro años en una España que vive una gran fragmentación en su Parlamento desde el fin del bipartidismo de PP y PSOE en 2015.
El debate, el único de esta atípica y corta campaña electoral, enfrentó al líder socialista y presidente en funciones del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, al conservador Pablo Casado (PP), el liberal Albert Rivera (Ciudadanos), al izquierdista Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y al ultraderechista Santiago Abascal (Vox), formación que debutó en este tipo de eventos.
La cita se preveía tensa en este momento de elevada incertidumbre sobre el resultado de los comicios del 10 de noviembre.
Las últimas encuestas publicadas este lunes, en la fecha límite que fija la ley electoral, hablan de empate técnico entre el bloque de izquierda y el de la derecha, pero ninguno de los dos alcanzaría el listón de los 176 escaños que fija la mayoría absoluta.
Por eso el debate fue de menos a más y buscó arañar votos incluso dentro de los propios bloques, con discusiones que dejaron ver el enfrentamiento entre el Partido Popular y Ciudadanos por el voto del centro derecha, o entre el Partido Socialista (PSOE) y Unidas Podemos por el de la izquierda.
Uno de los puntos salientes, sin embargo, no estuvo protagonizado por los candidatos, sino por la moderadora Ana Blanco, periodista de la cadena estatal RTVE, quien les hizo notar así que no había candidatas mujeres:
CATALUÑA, EL CENTRO DE LA DISCUSIÓN
De los cinco bloques en los que se dividió el debate -política económica, políticas sociales e igualdad, calidad democrática y política internacional- el de cohesión social, y por tanto Cataluña, fue uno de los más debatidos.
Mientras el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, pidió “aumentar los espacios de diálogo” para afrontar este asunto, el conservador Pablo Casado, le acusó de no aplicar la ley en Cataluña y le advirtió de que le hará responsable si los catalanes no pueden votar en libertad el próximo domingo.
Casado, que preguntó a Sánchez hasta en cinco ocasiones si consideraba que Cataluña es una nación, también arremetió contra el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a quien llegó a pedirle que “no se equivoque de adversario”.
Rivera exigió a Sánchez que garantice la celebración de elecciones “limpias y en libertad” y volvió a reclamar la aplicación del artículo 155 de la Constitución para la intervención de la autonomía en Cataluña.
#EnDirecto | Este es el momento en el que @Albert_Rivera saca un adoquín para hablar del problema catalán#DebateElectoral https://t.co/vfLFvtyzWR pic.twitter.com/lIMVotBmqU
— El Independiente (@elindepcom) November 4, 2019
Para el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, todos los candidatos “saben que lo de Cataluña solo se puede resolver con diálogo, sentido común y mano izquierda”.
Desde Vox, la solución pasa, según Abascal, por medidas como la suspensión de la autonomía en Cataluña o la detención del presidente regional catalán, el independentista Quim Torra.
Al inicio de este primer bloque de discusión, Sánchez prometió promover una reforma del Código Penal para prohibir los referéndums ilegales, entre otras medidas.
SIN PACTOS APARENTES NI SALIDA AL BLOQUEO
La sombra de un nuevo bloqueo político tras las elecciones planeó durante todo el debate.
Todos los participantes, excepto el ultraderechista Abascal, se mostraron dispuestos a colaborar llegado el caso para la formación esta vez de un Gobierno estable, aunque nadie precisó con qué tipo de pactos.
En ese sentido, Sánchez pidió que de producirse un nuevo bloqueo a partir del día 10 “se permita gobernar a la lista más votada”, aunque se mostró confiado en poder conseguir una mayoría para conformar un Ejecutivo “fuerte y estable”.
La brecha abierta durante la pasada legislatura entre el PSOE y Unidas Podemos quedó patente en el intercambio de reproches entre sus dos máximos dirigentes. Iglesias mostró su certeza de que el próximo Gobierno será de coalición y le recordó al presidente español en funciones la importancia de que ese Gobierno sea de izquierdas.
“La derecha discute mucho entre ellos, pero luego no tardan de ponerse de acuerdo. A ver si gobernamos juntos”, le dijo Iglesias a Sánchez. “Si el señor Iglesias no está en el gobierno, nunca aceptará un gobierno sin el señor Iglesias”, le replicó Sánchez, recordándole las diferencias que imposibilitaron un Ejecutivo y obligaron a convocar nuevas elecciones.
El líder socialista tampoco despejó si, llegado el caso, volverá a pactar con los independentistas catalanes, a pesar de que esa fue una de las cuestiones más repetidas por el conservador Casado y el liberal Rivera.
VOTAR O NO VOTAR
La última remesa de sondeos indica que estas elecciones, las cuartas en cuatro años incrementarán la abstención, en línea con el descenso del 30 por ciento de la petición del voto por correo.
Las previsiones sitúan la participación entre el 70 y el 72 por ciento, cuando en abril fue del 75,7 por ciento. Según los sondeos, los socialistas de Sánchez volverán a ser los más votados, pero se situarían por debajo de los 123 escaños que alcanzaron en los pasados comicios de abril, y aunque se aliaran con la izquierda, lejos de la mayoría absoluta de 176 escaños (sobre 350 diputados en el Parlamento). Por el otro lado, PP, Ciudadanos y Vox tampoco conseguirían una mayoría absoluta para formar un gobierno alternativo, lo que augura una continuación de la inestabilidad política en la cuarta economía de la eurozona.
Según la encuesta elaborada por el organismo estatal CIS, tras el debate televisivo celebrado en abril un 7% de los electores cambió de opinión. Las dudas se despejarán en una semana.
(Con información de EFE)
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