(Un grupo de militantes en las calles a horas de las elecciones)
Son las 11 de la mañana del viernes 13 de septiembre de 2019 en Mahane Yehuda, el mercado (o shuk) más importante de Jerusalén y uno de los más emblemáticos de Medio Oriente. En pocas horas, este lugar que alberga más de 250 locales de venta de comida típica, quesos, especias y objetos relacionados a la cultura judía como kipás o menorahs, va a estar completamente vacío.
Al caer la noche, va a empezar shabbat, el día sagrado de la religión judía, y el shuk va a cerrar hasta el domingo.
Unas horas antes del silencio total, esta zona de la ciudad vieja de Jerusalén vive momentos de tensión, en los que, como casi todo en esta zona, la política se cruza con la religión.
Un grupo de militantes avanza por uno de los laterales del shuk con banderas de Unión Democrática, una lista de oposición de centro-izquierda al gobierno de Benjamin "Bibi" Netanyahu, que gobierna con una coalición de partidos encabezada por Likud. Además de la bandera partidaria, los militantes de Unión Democrática flamean la del arcoris, el símbolo LGBT.
Es que, además de ser un grupo progresista, su primer candidato a diputado es Nitzan Horowitz, el primer presidente de un partido político israelí abiertamente gay en toda su historia. Al ver las banderas de la centro-izquierda, un grupo de jóvenes ortodoxos se apura en pedir una botella de agua para poder tirar sobre sus contrincantes. Otro grupo se acerca a los militantes de la oposición al grito de "Bibi, Bibi".
Los dos sectores están a una distancia mínima, cuerpo a cuerpo, y la tensión amenaza con avanzar hacia formas más concretas de violencia pero queda así, en estado de latencia. A pocos metros, unas adolescentes se toman selfies mientras beben café. No parecen registrar lo que sucede tan cerca de ellas.
Infobae se acerca a hablar con un joven que entrega volantes de Likud y le pregunta en inglés si los días previos a los comicios se viven siempre con tanta intensidad. "Por lo general, cada grupo hace sus actividades por separado y no es tan común que se crucen como ahora. A veces pasa", dice el hombre, de nombre Ariel. Cuenta que está en la actividad porque le pagaron para repartir los volantes y porque vive cerca del shuk.
Ante la pregunta de a quién votará en las elecciones del martes que definen el futuro de Israel, responde que todavía no lo tiene decidido aunque tal vez lo haga por Netanyahu.
La particularidad de esta elección
"Lo más importante que está en juego en estas elecciones es el futuro de Netanyahu y si su coalición religiosa de derecha va a continuar", le dice a Infobae Allison Kaplan Sommer, periodista de Haaretz y una de las comentaristas políticas más importantes de Israel.
Israel es una democracia parlamentaria, por lo que los ciudadanos eligen partidos para representarlos en el Knesset (parlamento) y de allí surge el primer ministro. Todos los ciudadanos mayores de 18 años están habilitados para participar en los comicios. Al ser voluntarios, la tasa de participación electoral es variante: en las últimas jornadas, por ejemplo, votó un 68% del padrón.
En la minoría árabe, ese porcentaje fue menor, del 50%, y los analistas prevén un incremento en estas cifras durante el martes. Por sus dimensiones pequeñas, Israel tiene una sola cámara parlamentaria y todo el país cuenta como un único distrito: 120 bancas están en juego y la alianza que logra hacerse de al menos 60 está en condiciones de formar gobierno.
El 9 de abril de este año, Netanyahu- que está en el cargo desde 1999- no consiguió una mayoría propia para formar gobierno y se vio obligado a llamar a nuevas elecciones para el 17 de septiembre. En cada elección, los distintos partidos y alianzas arman lo que se conoce como "bloques", con el fin de formar gobierno y ocupar posiciones en el gabinete. Las fuerzas con más votos pueden aspirar a ocupar los lugares más competitivos y las que tienen menos votos pueden tener un rol de veto que es determinante.
Se suele hablar de un bloque de centro-derecha y un bloque de centro- derecha, que suele estar parejo con una leve ventaja hacia la derecha. También es común que, entre comicio y comicio, los partidos políticos formen distintas alianzas, con distintos nombres, lo que hace más difícil estar al día incluso para los ciudadanos israelíes. Sin ir más lejos, hubo reacomodamientos (reperfilamientos, diríamos los argentinos) de alianzas de abril a septiembre. ¿El motivo principal? El umbral electoral es del 3% y algunos partidos, principalmente los de izquierda y los que representan a los ciudadanos árabes, estaban en riesgo de no poder superarlo.
En las jornadas de este martes, Netanyahu no se juega solo su permanencia en el poder sino que también la orientación política del país, en el que la mayor división se da entre los religiosos y los seculares, y su propia libertad. Vamos por partes.
Religiosos vs seculares
Tras renunciar al Ministerio de Defensa en noviembre del año pasado, Avigdor Lieberman se convirtió en el actor con mayor peso en la política israelí y en una pesadilla para Netanyahu. Conocido por sus posiciones duras y discriminatorias hacia los palestinos, este dirigente de origen ruso que vive en un asentamiento en Cisjordania hizo un viraje en los últimos meses. La libertad religiosa es su nueva bandera, los ultra ortodoxos sus nuevos enemigos.
Todo parecía indicar que Lieberman accedería a formar gobierno nuevamente con Netanyahu. Sin embargo, el líder de Ysrael Beitenu sorprendió al patear el tablero y poner una condición innegociable: la puesta en vigencia de la ley que obliga a los ortodoxos a revistar en el ejército. En la actualidad, los ultra religiosos están exentos de ese compromiso que suele demandar tres años de la vida de cada hombre y dos de cada mujer al cumplir 18. Netanyahu no accedió a ese pedido porque en su alianza hay grupos de ortodoxos que lo sostienen y tuvo que llamar a elecciones.
"Hay un dicho muy famoso en Israel que dice que las elecciones se dan entre israelíes y judíos. Por israelíes, nos referimos a los seculares y liberales, y por judíos, a los religiosos y conservadores. Lieberman está creciendo sobre la base de que los israelíes no son solo liberales en el sentido progresista del término sino también en un sentido democrático y están, por ende, enojados por la falta de compromiso de Bibi con el estado de derecho y las instituciones democráticas, así como sus vínculos con partidos ultra religiosos como Shas y el Judaísmo de la Torah Unida", explica Omer Benjakob, periodista y uno de los editores del diario Haaretz, en diálogo con Infobae.
Otros puntos del clivaje entre seculares y religiosos -presente desde siempre, aunque agudizado en estos comicios- tiene que ver con el financiamiento público de las yeshivot, las instituciones de educación religiosa ortodoxa, y el propio carácter del Estado. Además de Netanyahu, los líderes de Kahol Lavan (Celeste y Blanco), la alianza opositora que más votos tiene, Unión Democrática y otras fuerzas opositoras buscan juntar votos entre los seculares que quieren que el Estado sea más laico y que los religiosos no sigan avanzando sobre la vida israelí.
"Si Netanyahu gana, su coalición va a depender de los ultra ortodoxos", agrega Kaplan Sommer. Y explica: "Eso viene con un precio. Y ese precio es que el gobierno les permita continuar con su exención del servicio militar obligatorio para el resto de los ciudadanos, y una mayor demanda por incluir normas religiosas en la esfera pública, como por ejemplo separar a los hombres de las mujeres en eventos hechos con fondos públicos".
Lieberman fue quien le impidió formar gobierno a Netanyahu en abril y se estima que sea el que tenga el poder de veto nuevamente esta semana. Un escenario que propone este candidato es el de formar un gobierno de unidad nacional, laico, con Likud, Kahol Lavan… y sin Bibi al frente.
"Si bien el conflicto entre laicos y religiosos tiene larga data, Lieberman es el primer político en usar este tema para evitar que se forme un gobierno. Eso nunca se había hecho antes", puntualiza Kaplan Sommer. "Y en vista de los números que proyectan las encuestas, otros grupos como Kahol Lavan y Unión Democrática están siguiendo sus pasos en este tema. En líneas generales, considero que la izquierda está tan corrompida al momento de hablar del conflicto palestino-israelí que la única manera que ven de poder atraer votantes es enfatizando estas cuestiones de laicidad versus estado religioso".
Las denuncias contra Netanyahu
El primer ministro enfrenta en la actualidad tres investigaciones penales por corrupción, relacionadas con supuestos intercambios de favores, dinero y regalos entre empresarios de medios y él para conseguir una cobertura favorable a su gobierno. Netanyahu es investigado ni más ni menos que por el procurador general de Israel, Avichai Mendelblit, y el escenario es abierto.
Para agregar aun más suspenso a la historia, las indagatorias van a tener lugar en octubre. Aunque desde Likud lo nieguen, la oposición cree que, en caso de obtener un buen resultado, Netanyahu va a incluir su propia inmunidad en la mesa de negociaciones y usar su renovado poder para escapar a la justicia.
Lo que dicen las encuestas
La última semana de campaña se vivió con vértigo en los medios y altas dosis de apatía en la población, de un modo parecido al de la escena en Mahane Yehuda de Jerusalén que abre esta nota. Netanyahu prometió que, de ganar, va a anexar territorios de Cisjordania a Israel, tuvo que salir de un acto porque sonaron sirenas en el sur y empapeló gran cantidad de autopistas con una foto que lo muestra sonriente junto al presidente estadounidense Donald Trump.
"El primer ministro es famoso por lanzar trucos de último minuto para ganar votos. Por ejemplo, en el último tramo de la elección pasada contó que, con la ayuda de los rusos, había conseguido ubicar los restos de un soldado israelí que estaba desaparecido hacía décadas. Podría decir que Bibi es el 'rey de las sorpresas de octubre'", le dice a Infobae Omer Benjakob.
En ese sentido, remarca: "También es conocido por hacer promesas de último minuto que nunca, nunca cumple después. En 2015, prometió que nunca se iba a establecer un estado palestino mientras él estuviera en el poder, lo que tal vez puede ser cierto, pero no es lo que le dijo al equipo de paz propuesto por Trump. Algo que también suele hacer es propiciar ataques hacia los izquierdistas y los árabes israelíes, o palestinos israelíes que viven acá. En 2015, dijo que los partidos de izquierda estaban llevando a 'hordas árabes' a votar en micros. Esta semana, sugirió que los árabes quieren matar a todos los judíos israelíes. Los medios que tienen menos capacidad de archivo propician discursos más incendiarios, así que si lo siguen en Facebook o ven sus historias de Instagram pueden ver muchas de estas cosas".
"Creo que en los próximos días vamos a ver más de esto: más promesas vacías para votantes de derecha junto a ladridos dirigidos a votantes de la ultra derecha", sostiene Benjakob.
Las encuestas marcan un resultado parejo entre Likud y Kahol Lavan, con alrededor de 35 bancas cada uno. La pregunta es quién va a estar más cerca de constituir un bloque, de centro- izquierda o centro-derecha, secular o religioso, con al menos 60 bancas.