Un tribunal francés dictó este jueves una sentencia de 10 meses de prisión en suspenso contra la hermana del príncipe heredero saudita, acusada de haber ordenado a su guardaespaldas que golpeara a un plomero que realizaba obras en su apartamento parisino en 2016.
Hassa bint Salman, hija del rey Salmán y hermana del príncipe heredero Mohammed bin Salmán, juzgada en contumacia, fue condenada también a pagar una multa de 10.000 euros (11.000 dólares). La condena fue más severa que la exigida por los fiscales, que habían pedido una pena de cárcel de seis meses en suspenso y una multa de 5.000 euros (5.480 dólares).
Su abogado, Emmanuel Moyne, anunció que apelará la sentencia, alegando que no existe "ninguna prueba concreta" de esta agresión, que su clienta fue condenada únicamente en base a "acusaciones infundadas".
La princesa, de 42 años, habría ordenado a su guardaespaldas, Rani Saidi, que golpeara a Ashraf Eid, un plomero, después de que fuera visto tomando fotos dentro de su residencia en París en septiembre de 2016.
Hassa bint Salmán no estuvo presente para escuchar el veredicto. Tampoco se presentó a las audiencias de su juicio que se celebró en julio, pero tiene pendiente una orden de arresto en su contra.
Saidi, que fue el único protagonista del caso presente en el tribunal, fue condenado a ocho meses de prisión en suspenso y a una multa de 5.000 euros, de acuerdo con las recomendaciones de los fiscales.
15 minutos de terror
Los hechos ocurrieron el 26 de septiembre de 2016. Ashraf Eid realizaba obras de renovación en la residencia parisina de la familia real saudita, en la lujosa avenida Foch, cerca de los Campos Elíseos.
El hombre explicó a los investigadores que tomó con su celular fotos de uno de los baños, donde le habían pedido que reparar un lavabo. Pero al darse cuenta, la princesa lo acusó de haber tomado las imágenes para venderlas a los medios y llamó a su guardaespaldas.
En una audiencia en julio, el guardaespaldas negó cualquier acto de violencia, pese a los rastros de lesiones en las muñecas y los moretones en el rostro del demandante, al que un médico le prescribió cinco días de reposo.
"Cuando oí a la princesa gritar pidiendo ayuda, fui hacia donde estaban, los vi tomarse de las manos, con el teléfono. Agarré (al obrero), lo controlé, no conocía sus intenciones", explicó Saidi, encargado de la seguridad de la heredera en sus viajes a Europa y Estados Unidos.
Justificó su vigilancia frente a la curiosidad de la prensa rosa y al riesgo de chantaje contra la familia real, para la que trabaja desde hace 20 años.
El obrero describió, en cambio, ante los jueces 15 minutos de terror, durante los cuales la princesa habría dicho "hay que matar a este perro, no merece vivir".
El guardaespaldas, según contó, le habría ordenado también arrodillarse para besar los pies de la princesa. El fontanero pudo finalmente salir del apartamento después de varias horas, pero sin su teléfono.
No es la primera vez que la familia real saudita se enfrenta a problemas con la justicia francesa. En marzo de 2013, un tribunal francés ordenó la confiscación de bienes adquiridos en el país europeo por Maha al Sudairi, la esposa repudiada del ex príncipe heredero Nayéf bin Abdulaziz (quien murió en junio de 2012), debido a facturas impagas en un hotel de lujo por un total de 6 millones de euros.
Su hermano, Bin Salman, está acusado de haber ordenado el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en un escándalo que conmocionó al mundo.
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