El sábado pasado, diez drones con explosivos preparados para estallar contra objetivos previamente seleccionados, atacaron el campo petrolero Shaybah y una refinería en el este de Arabia Saudita. La inteligencia saudí detectó que fueron lanzados desde Yemen, la información llegó rápidamente a los medios de prensa y el ataque fue reconocido por las milicias hutíes respaldadas por Irán.
¿Eran los drones de fabricación china, como ya sucedió en anteriores ataques o eran de fabricación iraní? Las agencias de seguridad saudíes han informado que esos interrogantes quedaran develados una vez que se completen las investigaciones en curso.
Sin embargo, los aspectos políticos y militares pueden ser ambiguos, aunque dos informes publicados por separados por la revista Forbes y la agencia Bloomberg News, indican que los ataques no afectaron ni afectarán la producción de petróleo ni la capacidad de exportación de Arabia Saudita. Por lo tanto, el impacto en los precios del petróleo y en el mercado petrolero ha sido y es limitado, y su influencia en la capacidad de producción saudita es ineficaz e inexistente.
Desde lo político, si el ataque pretendía presionar políticamente a Arabia Saudita o Estados Unidos, claramente no ha cumplido su cometido y ha fallado.
A principios de agosto, un líder militar del Consejo de Cooperación de los Países del Golfo, habló sobre los cambios en las tácticas hutíes, ahora están recurriendo a los ataques con aviones no tripulados, pero el arma principal utilizada por la milicia hutí para atacar a Arabia Saudita eran los misiles balísticos.
Sin embargo, debido a las numerosas incursiones aéreas que han destruido sus depósitos, las operaciones de búsqueda en curso y los enfrentamientos, ahora están recurriendo a drones que a menudo se destruyen o son abatidos antes de que alcancen sus objetivos. Estos drones se están utilizando por razones de propaganda, pero incluso si alcanzan sus objetivos no puede lograr ningún tipo de daño de magnitud ni cambiar el curso de la guerra.
Además, el número de bajas entre la milicia hutí está aumentando significativamente, pero, como Al-Qaeda y Daesh, las milicias iraníes son conocidas por su absoluto desprecio por la vida humana y por la promoción religiosa de los sacrificios humanos. Los combates de primera línea ahora se han trasladado a su fortaleza de Sa'dah, cerca de la frontera con Arabia Saudita, donde han perdido a un gran número de sus líderes, especialmente Ibrahim Al-Houthi, el hermano de su comandante; aumentando así la presión política sobre ellos.
Por otro lado, no podemos pasar por alto el drama del petrolero iraní. El Grace 1, que transportaba 2 millones de barriles de petróleo con destino a Siria, navegó alrededor del Cabo de Buena Esperanza para evitar ser descubierto. El petrolero iraní fue incautado en Gibraltar y retenido durante seis semanas, pero el Reino Unido se vio obligado a liberarlo después de que las fuerzas iraníes se apoderaron de un petrolero de bandera británica en aguas omaníes.
El incidente del petrolero puede parecer una batalla perdida, lo cual es parcialmente cierto, pero Irán enfrenta mayores problemas al transportar petróleo. Numerosas empresas de servicios marinos han anunciado la retirada de su bandera del registro de los buques vinculados a Irán, el último de los cuales es la Marina Mercante de la Autoridad Marítima de Panamá. Irán se vio obligado a levantar su bandera y cambiar el nombre del Grace 1 mientras aún estaba bajo custodia.
Teheran no cederá fácilmente, pero pronto se cansará de la guerra librada contra su régimen. Seguramente veremos más intentos de intimidar al mundo, como sucedió con Gran Bretaña, que en realidad es una extensión de cuatro décadas de estrategia iraní que ha hecho de las actividades militares el pilar de su política exterior, sobre todo por consideraciones internas y externas.
Años de virtual inacción internacional hacia la agresión de Irán han alentado su expansión militar y sus amenazas a la región y al mundo entero con armas nucleares, operaciones terroristas, control de corredores marítimos y el lanzamiento de guerras regionales a partir de sus grupos para- militares como Hezbollah, Hamas y la Yihad Islamica Palestina irán en descenso por el éxito de la última ronda de sanciones que está castigando al régimen khomeinista al tiempo que estrangula su economía.
Hasta ahora, Washington está decidido a continuar ejerciendo considerable presión sobre el régimen en Teherán. Esta es una política única en su alcance y consistencia que puede, si se continúa con la misma determinación, cambiar el comportamiento del régimen de los ayatolas por primera vez desde que los khomeinistas tomaron el poder a fines de la década de 1970. Esto significa que occidente debe acostumbrase y las noticias referentes a los crecientes ataques hutíes y esperar nuevas amenazas iraníes contra los barcos, o incluso peor.
A pesar de la baja de las acciones terroristas y los ataques de las fuerzas de Irán en la zona del Golfo, todos los países de la región están preocupados por la confrontación, en particular los países del Golfo, Yemen, Irak, Siria, Líbano e Israel.