Cuando Matteo Salvini presentó una moción de censura contra el gobierno del que era ministro del Interior y hombre fuerte, parecía inevitable el llamado a elecciones anticipadas. La alianza entre su Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) estaba rota, y era inviable la continuidad de Giuseppe Conte, el primer ministro que habían consensuado tras las elecciones de marzo de 2018.
Sin embargo, en un giro que Salvini no esperaba, Luigi di Maio, líder del M5S, llegó a un acuerdo impensado con Nicola Zingaretti, secretario del Partido Demócratico (PD), que hasta hace poco tiempo era su peor enemigo. Conte presentó su renuncia el 20 de agosto, pero este jueves volvió a jurar como primer ministro ante el presidente Sergio Mattarella.
El nuevo gobierno, que deberá ser ratificado por el Parlamento entre el lunes y el martes, excluye, obviamente, a la Liga. La aprobación será un trámite, porque el M5S es el partido con más bancas, y junto al PD llegan a la mayoría. Es la razón por la que Salvini, que se convirtió en el político más popular del país en el último año, tenía que ir a las urnas para sumar los escaños necesarios para ser ungido premier. Ahora tendrá que esperar.
"Tanto el M5S como el PD tenían fuertes intereses en formar un gobierno y posponer unas elecciones que ambos, por separado, seguramente habrían perdido. Pero más allá de los objetivos, también hay valores comunes entre los cuadros y los electores de los dos partidos. La nueva administración tiene muchas más cuestiones en común que la anterior. No sabemos lo que piensan los activistas y los dirigentes no parlamentarios del PD, pero sus líderes esperan que la alianza se active en las futuras elecciones locales, regionales y nacionales, para contrarrestar la hegemonía de la derecha. Además, el 75% de los miembros del M5S que votaron online expresaron su acuerdo con la coalición", dijo a Infobae Massimiliano Andretta, profesor de ciencia política de la Universidad de Pisa
Conte continúa al frente y el M5S se quedó con diez carteras sobre 21 —Di Maio, que estaba a cargo de Desarrollo Económico, pasó a Relaciones Exteriores—, pero el gobierno es completamente distinto al que acaba de terminar. De ser populista, antieuropeo y de una derecha bastante extrema por momentos, pasó a ser proeuropeo y socialdemócrata.
Si bien Zingaretti no forma parte del gabinete, el PD tiene nueve ministros. El que más se destaca es Roberto Gualtieri, flamante responsable de Economía y Finanzas. Su buenas relaciones con Bruselas marcan un profundo quiebre.
Pero el cambio más abrupto se dio en el Ministerio del Interior. En lugar de Salvini asumió la extra partidaria Luciana Lamorgese. Abogada y funcionaria de carrera con perfil bajo, es considerada una experta en migración. Se espera que su política sea diametralmente opuesta a la de su antecesor.
Algunos analistas calificaron de suicidio la jugada de Salvini, que arriesgó todo para llevarse el premio mayor y se quedó sin nada. Recibió un golpe duro, no hay dudas. Pero hay motivos históricos, políticos y económicos para pensar que a la nueva coalición no le resultará nada fácil mantenerse unida.
"El gobierno de los holgazanes, de los reciclados y de las potencias europeas no durará mucho. ¡Haremos oposición en el Parlamento, en los municipios, en las plazas y finalmente votaremos y ganaremos!", tuiteó Salvini el jueves. La última apuesta le salió mal. El resultado de esta dependerá de la capacidad de la nueva formación.
"Es probable que permanezcan en el poder hasta 2023. Tanto el PD como el M5S están preocupados por su futuro. Las encuestas muestran que el último perdió casi la mitad de sus votos, así que unas elecciones podrían resultar desastrosas. El PD corre el riesgo de dividirse, porque el ex primer ministro Matteo Renzi (2014 — 2016) planea crear su propio partido. Sin embargo, al haber recuperado el poder puede conseguir una nueva ley electoral para hacer más proporcional al sistema, lo cual le serviría para ser competitivo en los comicios de 2023. Así que hay razones electorales que sugieren mantenerse en unidos", explicó Roberto Di Quirico, profesor de ciencia política de la Universidad de Cagliari, consultado por Infobae.
Dos partidos muy diferentes, con puntos de contacto
El Partido Democrático se fundó en 2007, pero tiene una historia mucho más larga. Es la unión de una serie de fuerzas políticas de centro y de izquierda con mucha tradición en Italia, como Demócratas de Izquierda —derivación del Partido Comunista— y La Margarita —formado por antiguos miembros del ala izquierda de la vieja Democracia Cristiana—. Entre 1995 y 2007, muchos de estos partidos integraban la coalición El Olivo, cuyo principal referente era Romano Prodi, que fue primer ministro entre 1996 y 1998, y entre 2006 y 2008.
"El PD es heredero del antiguo Partido Comunista Italiano (PCI), que ha desafiado al establishment político y social desde su fundación en 1921, luchó contra el nazismo y contribuyó al nacimiento de la democracia después de la Segunda Guerra Mundial —dijo Andretta—. Tras el fin de la Guerra Fría, el PCI se transformó en un partido más socialdemócrata y comenzó su camino hacia el gobierno, pasando progresivamente a formar parte del establishment. La ulterior transformación del PD, fusionándose con un partido moderado, heredero de la parte más progresista del Partido Demócrata Cristiano, ha proporcionado la garantía definitiva de que es una moderada fuerza liberal de izquierda".
El PD es desde hace tiempo uno de los grandes protagonistas de la política italiana. Entre 1996 y 2019 encabezó siete de los 11 gobiernos que pasaron. Además, los dos últimos presidentes fueron parte de la formación: Giorgio Napolitano, que ocupó el cargo entre 2006 y 2015, y Mattarella, su sucesor.
Las otras dos fuerzas del sistema en estos años, por el margen derecho, fueron Forza Italia y el Pueblo de la Libertad, los partidos que lideró Silvio Berlusconi, premier en tres ocasiones (1994 — 1995, 2001 — 2006; 2008 — 2011). Pero el magnate de los medios quedó reducido a una mínima expresión por la larga sucesión de escándalos, y casi todos sus votantes se volcaron a Salvini.
Desde muchos puntos de vista, el M5S es lo opuesto. Es una fuerza antisistema, compuesta por dirigentes amateurs, sin experiencia política, que se convirtió en la más votada del país en 2018 porque supo capitalizar el enojo de la ciudadanía italiana con los partidos tradicionales.
"El M5S es como una paradoja respecto del PD. Debe su éxito a que siempre ha apuntado en su contra, acusándolo de no ser un partido de izquierda, sino de representar al establishment nacional y europeo, y de haber perdido contacto con los votantes. Una parte del M5S proviene de organizaciones de la sociedad civil, activas en temas ambientales y de inmigración, y se ha presentado con éxito como la alternativa al PD para abordar este tipo de asuntos, tildando a su rival de estar interesado únicamente en el botín del poder. Por eso, hay muchas dimensiones en las que se superponen, aunque también se enfrentan, porque luchan por el mismo electorado", sostuvo Vincent Della Sala, profesor del Departamento de Sociología e Investigación Social de la Universidad de Trento, en diálogo con Infobae.
El humorista y bloguero Beppe Grillo fundó el Movimento en 2009 junto al emprendedor web Gianroberto Casaleggio. Empezó como una especie de grupo asambleario, que discutía distintos temas online y que empezó a realizar encuentros cada vez más multitudinarios. Dice promover una democracia directa a través de internet, pero los procesos de toma de decisión son bastante opacos y los liderazgos son más verticales de lo que les gustaría admitir.
"Al principio, los activistas del M5S eran principalmente gente de izquierda decepcionada con el PD —dijo Andretta—. Las 5 estrellas representan cinco temas políticos de izquierda: el agua, la movilidad sostenible, el medio ambiente, el desarrollo sustentable y la revolución de internet. Sin embargo, siempre ha afirmado que el movimiento no era ni de izquierda ni de derecha. Cuando presentó a sus candidatos por primera vez en las elecciones nacionales de 2013, el espectacular éxito electoral se debió a la convergencia de votantes de derecha y de izquierda".
El M5S es muy difícil de clasificar. Tiene una impronta indudablemente populista, pero no entra en los cánones ideológicos convencionales por la inconsistencia de sus proclamas. Su alianza con la Liga lo acercó a la derecha dura, pero su promoción de políticas verdes y de ingreso universal tienen eco en la izquierda.
Desde 2017 Grillo prefirió correrse del centro de la escena y promovió una votación web para decidir quién sería el nuevo líder del partido y candidato a primer ministro, de la que Di Maio resultaría vencedor por amplio margen. Tiene 33 años y estudió ingeniería en la universidad, pero nunca se graduó ni tuvo una carrera estable. Hasta su ingreso a las filas del M5S.
Una alianza inédita, en un sistema inestable
"La ideología del M5S es flexible y ya ha cambiado muchos de sus puntos fuertes en el pasado. El liderazgo de Grillo sigue siendo importante y él apoya a este gobierno. Una parte relevante de los votantes del M5S viene de la izquierda y en muchos casos apoyaban al PD o a los viejos partidos que se unieron para crearlo. Por lo tanto, no es difícil encontrar una posición común en muchos temas, en particular en aquellos que son menos sensibles desde el punto de vista electoral. Creo que será crucial la actitud del PD. Si está rígidamente orientado a lograr el predominio o a imponer su punto de vista, puede poner en peligro la estabilidad política del nuevo gobierno. De lo contrario, si acepta encontrar compromisos, el gobierno resistirá", dijo Di Quirico.
Italia tuvo diez gobiernos en los últimos 20 años, más que cualquier otro país europeo. Contando hasta el primero de Conte, que culminó el 20 de agosto, la duración promedio es de 2 años y 1 mes. Si la segunda etapa del abogado pullés repitiera la historia de sus predecesores, no llegaría a cumplir el mandato del actual Parlamento, que concluye en 2023.
El pesimismo con la esperanza de vida del gobierno aumenta si se considera que las administraciones socialdemócratas duran todavía menos que las de derecha. Los primeros ministros del PD tuvieron una extensión media de 1 año y 8 meses. Sólo Matteo Renzi superó los dos años entre 2014 y 2016.
Por otro lado, en todos los casos anteriores gobernaban coaliciones más o menos homogéneas, con una clara primacía del PD. Ninguna se aproxima a esta extraña criatura.
"El PD y el M5S tienen muchos elementos cercanos, si no directamente en común —continuó Di Quirico—. Sin embargo, el primero es parte del establishment que el M5S prometió destruir o, al menos, cambiar drásticamente. La alianza con el M5S puede empujar al PD a reformarse y a desarrollar un mayor dinamismo, pero hay una parte relevante del partido que defiende intereses y grupos que el M5S no puede aceptar en ámbitos como los servicios públicos, las carreteras, los bancos y, en general, los empleados públicos y la burocracia".
Entre la inestabilidad propia del sistema y las debilidades específicas del actual gobierno, Salvini cree tener razones para ilusionarse. Apuesta a pasar un breve período en la oposición, a la espera de que una nueva crisis precipite el llamado a elecciones. Las encuestas muestran que el líder de la Liga sufrió una leve baja de 36% a 32% entre julio y agosto, pero sigue siendo el político con mayor intención de voto, superando por diez puntos o más al PD y al M5S.
"El nuevo gobierno de los horrores, de los perdedores y de los holgazanes, unidos sólo por el pegamento del odio hacia la Liga, reabrirá puertos y fronteras. Pero estaré aún más decidido, nos estamos preparando para tomar de nuevo de la mano a este espléndido país", escribió Salvini el martes en su cuenta de Twitter.
El milanés ganó popularidad como ministro del Interior gracias a su política extrema en contra de la inmigración, violando incluso pactos internacionales al prohibir el ingreso de barcos humanitarios con migrantes rescatados en el Mediterráneo. También sumó adhesiones por su discurso nacionalista y antieuropeo, que lo plasmó en acciones, con una disputa sin precedentes con Bruselas por aprobar un presupuesto que excedía los límites de gasto permitidos.
Il governo delle poltrone, dei riciclati e dei poteri forti europei non avrà vita lunga.
Opposizione in Parlamento, nei Comuni e nelle piazze, poi finalmente si vota e… si vince!!!
Io non mollo e non mollerò mai Amici, per me viene prima l’onore dei ministeri.— Matteo Salvini (@matteosalvinimi) September 5, 2019
Se espera que el nuevo gobierno haga lo contrario. El PD aceptó incorporarse al gabinete con la condición de que haya una política migratoria más flexible y de avanzar en la integración europea. Salvini usará toda su capacidad propagandística para presentar ese cambio de rumbo como una amenaza para Italia, y no sería extraño que tenga éxito. Sobre todo en el contexto de una economía completamente estancada, sin margen para expandir el gasto social.
"El PD, con razón o sin ella, es visto como un partido que sólo se preocupa por el poder, y que ya no está cerca de los ciudadanos. El M5S es una estructura fluida, con pocos puntos fijos, lo cual lo hace impredecible en términos de estrategia y táctica. Esto representa un reto electoral para el PD, que no está seguro de si el M5S es un socio o un rival. Tendrán que encontrar una forma de gobernar en la que posiblemente estén de acuerdo en muchos temas, aunque siempre sospechando del otro. Es un matrimonio de conveniencia, pero puede durar hasta el final legal de este Parlamento en 2023. No porque se quieran, sino porque se ven obligados a convivir", concluyó Della Sala.
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