Un ataque cibernético de Estados Unidos afectó la capacidad de Irán de disparar contra buques petroleros en el Golfo Pérsico

Fuentes del gobierno estadounidense le revelaron a The New York Times que la operación se realizó a fines de junio

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Una foto obtenida por AFP de la televisión estatal iraní IRIB el 13 de junio de 2019 muestra humo que se eleva desde un buque petrolero que supuestamente fue atacado frente a la costa de Omán (Foto de HO / IRIB TV / AFP)
Una foto obtenida por AFP de la televisión estatal iraní IRIB el 13 de junio de 2019 muestra humo que se eleva desde un buque petrolero que supuestamente fue atacado frente a la costa de Omán (Foto de HO / IRIB TV / AFP)

Un ataque cibernético ofensivo que desactivó los sistemas informáticos iraníes utilizados para controlar los lanzamientos de cohetes y misiles contra buques petroleros afectó la capacidad de Teherán para atacar el tráfico marítimo en el Golfo Pérsico, al menos temporalmente, reportó el periódico New York Times citando a altos funcionarios estadounidenses.

Irán todavía está tratando de recuperar la información que perdió en el ataque del 20 de junio y reiniciar algunos de los sistemas informáticos -incluidas las redes de comunicación militares- desconectados, dijeron los funcionarios, que hicieron público los resultados del ataque para disipar las dudas dentro de la administración Trump acerca de si los beneficios de la operación superaban los costos. Entre ellos mencionaron la pérdida de inteligencia y la pérdida de acceso a una red crítica utilizada por la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés), las fuerzas paramilitares de Irán.

El ataque cibernético en cuestión estuvo en preparación durante semanas, si no meses, según dos de estas personas, que dijeron que el Pentágono propuso lanzarlos después de los supuestos ataques de Irán a dos petroleros en el Golfo de Omán a principios de junio.

Irán no ha intensificado sus ataques tras el incidente, afirmaron funcionarios del gobierno estadounidense, continuando su guerra informática contra el gobierno de Estados Unidos y las corporaciones estadounidenses a un ritmo constante.

Los ciberataques estadounidenses tienen como objetivo cambiar el comportamiento de Irán sin iniciar un conflicto más amplio ni provocar represalias, dijo Norman Roule, ex alto funcionario de inteligencia. Debido a que rara vez se reconocen públicamente, los ataques son muy parecidos a las operaciones encubiertas, agregó.

"Tienes que asegurarte de que tu adversario entienda el mensaje: Estados Unidos tiene enormes capacidades que nunca podrán igualar, y sería mejor para todos los interesados si simplemente dejaran de cometer actos ofensivos", dijo Roule.

El ataque al grupo de inteligencia de la Guardia Revolucionaria disminuyó la capacidad de Irán para llevar a cabo ataques encubiertos, señaló un alto funcionario. El gobierno de Estados Unidos obtuvo información de inteligencia que, según las autoridades, demostró que Irán estuvo detrás de los ataques que inhabilitaron a los petroleros en el Golfo en los ataques de mayo y junio. Según la Casa Blanca, la estrategia sirvió como una forma de penalizar proporcionalmente a Teherán por destruir aviones sin tripulación.

Luego del ataque, algunos funcionarios estadounidenses cuestionaron su impacto, preguntándose si valió la pena el costo. Las armas cibernéticas, a diferencia de las armas convencionales, sólo pueden utilizarse unas pocas veces, o a veces incluso una sola vez. En consecuencia, Irán probablemente aprendió información crítica sobre las capacidades del Comando Cibernético de Estados Unidos.

"Irán es un actor sofisticado. Mirarán lo que pasó", dijo Mark Quantock, ex director del Comando Central de Estados Unidos. "Rusia, China, Irán e incluso Corea del Norte podrían ver cómo fueron infiltrados".

Obtener acceso a los sistemas informáticos de otro país puede llevar mucho tiempo, y el acceso puede bloquearse en relativamente poco tiempo una vez detectado el ataque. Al mismo tiempo, eso no puede servir siempre como una excusa para no actuar. Encontrar un equilibrio entre una operación encubierta y un ataque público será crucial para el futuro de la guerra informática entre Estados Unidos e Irán.

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