Adam Staples y Lisa Grace salieron en enero con sus detectores de metales a encontrar nuevos objetos en un campo sin cultivar en Somerset, al suroeste de Inglaterra. Para su sorpresa, descubrieron 2.751 monedas de la época del rey Haroldo II (1066), el hallazgo se dio a conocer luego que el Museo Británico concluyera un análisis del tesoro para comprobar su autenticidad.
Las monedas tienen 1.000 años de antigüedad. Un portavoz del Museo Británico de Londres confirmó que se trata de un tesoro de época tardía en Anglosajonia y Normandía, "parece que este es un gran descubrimiento", dijo.
Luego de hallar el tesoro y desenterrarlo, la pareja tuvo que notificar al oficial de enlace de hallazgos locales del condado. Las 2.571 monedas que conforman el descubrimiento son de plata y datan de periodo final del rey Haroldo II y de Guillermo I "el Conquistador", quien conquistó Inglaterra hacia el 1066.
Haroldo II fue el último rey anglosajón de Inglaterra. Fue coronado el 6 de enero de 1066, días después se vio por todo el país el cometa Halley, lo cual fue considerado como mal augurio para el nuevo reinado. Diez meses después, el 14 de octubre fue asesinado por William, duque de Normandía, en la batalla de Hastings.
Los descubridores no podrán venderlas a nadie en primera instancia porque al ser catalogado como tesoro por el Museo Británico se vieron forzados a ceder las monedas a éste, de no hacerlo estarían infringiendo las leyes. Lo que sí tendrán es el 50% de lo que resulte de la tasación del hallazgo.
Gran parte del tesoro está en perfecto estado, cada moneda podría valorarse en alrededor de 614 dólares. Se pondrá a la venta para que algún museo lo pueda adquirir, por él podría pagar hasta 6.65 millones de dólares. El Museo Británico y el comité son quienes finalmente fijarán un valor al tesoro, dijo un portavoz del Grupo de Detectives del Metal.
Nigel Mills, experto en monedas y consultor del grupo de subastas de Londres Dix Noonan Webb, calcula que las monedas pudieron haber sido enterradas dos o tres años después de 1066 y antes de 1072. De acuerdo con los expertos, en ese tiempo eran una suma considerable cantidad de dinero que posiblemente pertenecieron a una persona importante y rica que pudo haberlas enterrado para resguardarlas.
Enterrar monedas era considerada una ofrenda para los dioses entre los romanos, pero en este caso el propietario quería esconderlas y debió morir antes de poder recogerlas, explicó Mills al periódico británico Daily Mail. En ese tiempo no existían bancos, de manera que no había lugares más seguros para resguardar una cantidad así de dinero.
Algunos de los ejemplares son raros, pues algunas tienen el nombre de personas que hasta entonces eran desconocidas. "Las monedas de Haroldo II son más raras que las monedas de William" por lo que podrían valer más, consideró el experto.
El descubrimiento es "impresionante" en palabras de Mills, pero la valuación podría hacer que los museos no puedan comprarlo, aunque se esperaría que recurran a patrocinadores para adquirirlo.
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Si ningún museo compra el tesoro, regresaría a sus descubridores, quienes entonces podrían venderlo. Pero seguro de una u otra forma este descubrimiento los hará ricos.