Javier Ortega Smith: "La ideología de género es dictatorial porque crea una desigualdad brutal entre hombres y mujeres"

El secretario general del partido ultraderechista español Vox asegura que el concepto de violencia de género pone a los hombres en una posición de vulnerabilidad jurídica y explica por qué acusaron a la fundación Open Arms, dedicada a rescatar migrantes náufragos en el Mediterráneo, de formar parte de una red de tráfico de personas. Además, dice que un 30% de los argentinos está buscando representación política y que un partido similar a su formación podría atraerlos

Guardar

Al igual que otros partidos con plataformas de extrema derecha, Vox surgió como una expresión minoritaria en el espectro político español. Pero en los últimos años y, al son de la ola de desencanto con las organizaciones tradicionales que atraviesa buena parte del globo, incrementó de manera exponencial su apoyo por parte de la población y su representación en los espacios de toma de decisiones del Estado español.

Creado en 2013, Vox tuvo durante sus primeros años una participación residual en la política nacional: en las generales de junio de 2016 obtuvo 47.182 votos, el equivalente al 0,2% del electorado. Sin embargo, el punto de inflexión llegó en 2018 cuando, en lo que fue su primer gran campaña electoral y contra todos los pronósticos, obtuvo el 11% de los votos en el parlamento de la región sureña de Andalucía.

En abril de este año confirmó que esa elección había sido un anticipo de que su mensaje había permeado con el resto del electorado español: recibió el respaldo de más de 2,6 millones de españoles, el 10,2% de las boletas emitidas, lo que se tradujo en 24 escaños en el parlamento nacional.

Uno de los ocupantes de esas 24 bancas es Javier Ortega Smith, el secretario general del partido. De madre argentina, solía viajar regularmente al país sudamericano por motivos familiares. Pero desde que desarrolla su labor política, y sobre todo desde la irrupción de Vox en la escena nacional española, a esas visitas se les agregó un importante componente político.

Ortega Smith rechaza a los dos partidos políticos con más apoyo en Argentina e indica que durante su estadía se ha reunido con "empresarios, políticos y personas desengañadas de la política" que podrían "formar una alternativa capaz de enfrentarse al discurso oficial establecido que dice que hay temas que no se pueden tocar".

En diálogo con Infobae, Ortega Smith describe sin medias tintas ni ambigüedades la ideología que pregona y que cree puede tener amplio apoyo en el país si se logra "una cohesión suficiente". Resalta la defensa de "la soberanía nacional", el "concepto de familia" y una reducción sustancial del sector público que, considera, fomenta y retroalimenta la corrupción.

En contraste, se manifiesta en contra de la que define como "mal llamada" igualdad de género y explica por qué acusaron a la fundación Open Arms, dedicada a rescatar migrantes náufragos en el Mediterráneo, de formar parte de una red de tráfico de personas. Y por qué, a su juicio, el multimillonario y filántropo George Soros está detrás de "lobbies" que fomentan el "globalismo".

— ¿Qué conclusiones saca de su viaje, qué es lo que estuvo percibiendo?
— Lo que he percibido hasta ahora es una gran preocupación de una inmensa mayoría de argentinos ante un futuro incierto: parece que no tienen más opción que elegir entre el reciente pasado de corrupción promovido por un populismo de la izquierda radical y un Gobierno tibio que no ha sido capaz de dar solución a los problemas reales de los argentinos, los problemas de verdad, no los que se inventan los políticos.

— Dijo que su visita al país tiene componentes políticos, ¿tiene planeado reunirse con políticos argentinos que tengan una visión que usted comparta?
— Tenemos reuniones con empresarios, reuniones con políticos de distintos partidos. Con persona desengañadas de la política pero que han pasado por ella. Y desgraciadamente hay una coincidencia en el diagnóstico. Porque aquí parece que la Argentina tiene que resignarse a que la corrupción es un mal endémico y hay que aceptarlo. Que los argentinos tienen que estar siempre sufriendo para llegar a fin de mes, nunca tener una cierta holgura, un cierto ahorro que le dé una seguridad a su familia. Y al menos como argentino yo me niego a aceptar eso.

— Estas personas que comparten su diagnóstico, ¿confluyen todas bajo una bandera política? Porque el país está en medio de un proceso electoral, ¿son del mismo signo político?
— Hay varios partidos que pueden entrar en lo que llamaríamos alternativa a los dos grandes bloques, pero no terminan todavía de cuajar. Yo veo que hay mucha buena voluntad, pero todavía no se les ve con una cohesión suficiente. Porque esto se trata de formar una alternativa capaz de enfrentarse al discurso oficial establecido que dice que hay temas que no se pueden tocar.

— Entonces no podría decir "yo apoyo a este candidato"
— Bueno, yo creo que no sería prudente. Creo que de alguna manera hace demérito hacia otro. Pero yo me atrevo a vaticinar que puede haber un 30% de los argentinos que está buscando a alguien que realmente le represente. Nosotros cuando iniciamos hacíamos unos cálculos y decíamos cómo puede ser por ejemplo que haya un 40% según las encuestas que están en contra del sistema de las comunidades autónomas en España. Nos preguntábamos ¿dónde están representados en las instituciones? En ningún lado. O por ejemplo todos esos españoles que están radicalmente en contra de la imposición de los lobbies de la llamada ideología de género que al final vienen por unos determinados lobbies de la comunidad LGBTI, que imponen una forma de ver las cosas.

— ¿Cómo define a la ideología de género?
— Es una ideología política de imposición totalitaria que quiere dar una determinada y obligatoria visión sobre la educación, sobre la familia y la sexualidad. Y que además intenta imponérsela al resto. Es dictatorial, porque encima estas leyes llamadas eufemísticamente, por ejemplo, leyes de igualdad, lo primero que hacen es crear una desigualdad brutal entre hombres y mujeres.

— ¿Dónde crean desigualdad?
— Solo se piensa en un tipo de agresión, la agresión que reciben las mujeres. Y a la hora de enfrentarse a procedimientos judiciales, yo soy abogado y he tenido que llevar estos procedimientos, si tienes que defender a una mujer la presunción de inocencia a favor del hombre no existe, decae por sí sola. En cambio, cuando tienes que defender a un hombre pues estás justo en el lado contrario, entra la presunción de culpabilidad.

Lo que quiero decir es que son ideologías que nos hablan de igualdad y lo primero que hacen es crear desigualdad. O piensas como yo o estás fuera.

— A Vox se lo califica como de ultra derecha. ¿Están cómodos con esa definición?
— Bueno, nos da absolutamente igual. Nos califican de fascistas, de extrema derecha. ¿Pero por qué? ¿Porque defendemos la unidad de la patria? O nos llaman xenófobos y racistas porque pedimos seguridad en nuestras fronteras y que quien entre lo haga de manera legal. O porque decimos que queremos defender la igualdad del hombre y la mujer ante la ley.

— En Argentina también existe la figura legal del femicidio, ¿es excluyente con otros delitos? ¿Cómo afecta a otras formas de violencia que también están legisladas?
— Bueno, porque la violencia no tiene género. Y en España se da una paradoja: este feminismo supremacista -nosotros las llamamos feminazis porque realmente son agresivas, violentas, basta con que no les de las razón y te insultan, te agreden- se olvida totalmente de cuando la violencia ha sido ejercida de una mujer contra una mujer.

— ¿El que haya figuras como la del femicidio implica que las demás tienen menos protección?
— Muchísima menos. Aquí ocurre como en España. La ideología de género, o la llamada violencia de género, ha incurrido en tres barbaridades que atentan contra los principios básicos del derecho penal histórico. El primero es la desigualdad ante la ley. Segundo, la presunción de inocencia. Resulta que baste que una mujer coja un teléfono y diga me han agredido que el hombre sale esposado y pasa tres días en prisión con una presunción de culpabilidad. Y tercero la inversión de la carga de la prueba. Si yo acuso que me han robado soy yo el que debe probarlo, no el que está acusado. Bueno, pues estas leyes resulta que hacen justo al revés, acuso y el que ha sido acusado es el que tiene que probar su inocencia. De entrada se le presume culpable, sale detenido, se le sienta. Esto es el día a día.

— Otro tema es el de las fronteras. Esta semana tuvieron una situación con la Fundación Open Arms a la que acusaron de ser parte de una red de trata. ¿Me puede contar un poco de esto?
— En el Mediterráneo está ocurriendo algo dramático. Hay unas mafias del tráfico que buscan a personas en situación de necesidad. Las engañan prometiendoles que van a tener un buen futuro y les cobran cantidades que pueden rondar hasta los 6.000 euros. Estamos hablando de familias en África que para pagar esas cantidades se endeudan y hasta venden -nosotros tenemos datos e información- hasta a sus hijas a traficantes de sexo para lograr un dinero con el que pagar a esas mafias un viaje terrorífico en el que se juegan la vida. Y luego vienen estos barcos que parece que se los han encontrado en medio del mar y engañan diciendo acabamos de encontrar unos náufragos. Es mentira, van a buscarlos directamente, son parte, lo que nosotros llamamos barcos patera, son barcos de organizaciones que están dentro del entramado, que cobran luego de las mafias, recogen a los inmigrantes y empiezan a presionar con esos barcos. Empiezan a hacer política.

— ¿En qué sentido?
— Porque utilizan todo el movimiento migratorio como un movimiento de presión demográfica. Y esas personas que entran ilegales, que no tienen luego capacidad ni posibilidades de vivir, terminan siendo pasto de las drogas, de los abusos sexuales, de la mendicidad en las calles, de la utilización por las mafias. Los utilizan de mano de obra barata.
Por tanto volviendo al Open Arms. Nosotros qué es lo que hicimos, denunciarlo en las redes sociales, denunciarlo en los medios de comunicación e interponer una querella ante la Audiencia Nacional por un delito de tráfico ilegal de personas.

— ¿Qué pruebas presentaron para justificar esta acusación?
— Aportamos las pantallas de seguimiento que a través de una página web que describe los movimientos que hace el barco. Se ve perfectamente cómo el barco va a un punto exacto de recogida, cómo pasa por puertos seguros, que es la obligación marítima que tienen. Cualquier barco que encuentra un náufrago tiene inmediatamente la obligación de ir al primer puerto seguro que haya y el barco, el capitán del barco rechazó entregar a estas personas, no acercó el barco puertos seguros que había por Libia, por Turquía. Siguió dando la vuelta hasta llegar a Italia. Y cuando se lo negaron vino a España.
Han estado utilizando a esas personas. Y además nos consta y hemos aportado fotografías que varias de las personas que iban en la tripulación de ese barco son personas que se han visto vinculadas a movimientos y a organizaciones relacionadas con el tráfico de personas.

— Usted y distintos funcionarios de Vox lo han mencionado a George Soros como alguien vinculado a lo que llaman mafias.
— Sí, Soros es uno de los responsables de las mayores atrocidades que se están haciendo ahora mismo en el mundo. El lobby que controlan él y algunos otros multimillonarios están fomentando esta inmigración ilegal. Están fomentando el aborto. Están fomentando la ideología de género. Están fomentando todo lo que significa la desmoralización de las naciones. Ellos invierten cantidades ingentes de dinero ayudando a cuanta organización pretenda destruir los fundamentos de una nación.

— ¿Esos son sus objetivos?
— Básicamente son los grandes defensores del globalismo. Quieren que se acaben los Estados con soberanía propia y que al final el mundo se convierta en un mundialismo donde no se sabe qué poder internacional va a controlar al resto. Las multinacionales van a campar a sus anchas. Muchos de los inmigrantes terminan siendo mano de obra barata, y cuanto más inundas un continente de mano de obra barata, pues al final más negocio hacen las multinacionales.

— Mencionaba el aborto también. ¿Cómo entra en juego?
— Una de las células básicas de la sociedad que atacan es la familia, entendida como portadora de una serie de valores, de solidaridad, natalidad. Uno de los grandes peligros y problemas que tenemos es el déficit demográfico, también aquí en la Argentina. Esto supone que las próximas generaciones van a tener muy complicado el poder cobrar una pensión, el que haya personas que puedan cubrir los puestos de funcionarios. Y fomenta el aborto.

— Pero en la mayoría de los casos, por lo menos donde el aborto está legalizado, la legalización le da un marco de salud pública a algo que sucede igual.
— Sí, pero llamarle salud a terminar con la vida de un ser humano no es mucha salud ¿no? Los médicos están para salvar vidas, no para acabar con ellas. Pero cómo lo hace, lo hace fomentando, financiando a todas las asociaciones que fomentan política y socialmente el aborto. Haciendo propaganda a favor del aborto.

— ¿Pero dice que eso aumenta el número de abortos? Porque en este caso, o sea, los abortos en teoría suceden de igual manera.
— No, no suceden de igual manera, no. Polonia es un país que ha aplicado una política de ayuda a la maternidad, que es lo que defendemos nosotros, porque aquí a quien hay que proteger es al débil. Todos estos pseudo progres dicen que ellos son los que protegen a los débiles, ¿pero hay alguien más débil en el planeta que un niño que está por nacer?

Y Soros ha perdido por ejemplo una batalla importantísima en Estados Unidos, desde que llegó el presidente Donald Trump cortó el grifo de todas las subvenciones a organizaciones similares a la de Soros, que al final no crean nada positivo. Las políticas se pueden orientar a algo tan importante como es promover la familia, la vida, la igualdad de los hombres. Y eso al final hace naciones mucho más fuertes, más justas y más prósperas.

— Volviendo al concepto de globalismo del que me habló, es un término al cual se refirió mucho también uno de los ex asesores de Trump, Steve Bannon. ¿Se identifican con otros partidos a lo largo de Europa, del resto del mundo?
— Nos identificamos con un Viktor Orbán por ejemplo en Hungría. Nos identificamos con un Salvini en Italia. Nos identificamos con el partido que gobierna en Polonia. Nos identificamos con una parte importante de Europa que ya está cambiando. Ya ha habido un avance importantísimo contra lo que significaba la Europa de Merkel y de Macron, que al final creían en ese concepto de una Europa sin seguridad, sin fronteras

— Usted habló de la autonomía del Estado. España tiene el asunto con Gran Bretaña con Gibraltar. ¿Cómo lidia Vox con eso, cuál es su postura?
— Bueno, nosotros decimos siempre, y es el mismo paralelismo que se podría hacer con las Malvinas en Argentina. Yo como argentino y como español pues me siento doblemente herido por parte de Gran Bretaña en la historia ¿no?

Gibraltar es español porque fue ocupado, igual que las Malvinas, por los británicos de manera ilegal. Y eso no lo dice Vox, eso lo ha dicho Naciones Unidas en varias resoluciones. La 1415 por ejemplo deja bien claro que tiene que iniciarse el proceso de descolonización. Nos asiste la razón jurídica porque Naciones Unidas nos dio la razón. Y la resolución dejó bien claro que era una zona ocupada por Gran Bretaña y que entraba dentro de los territorios del mundo necesitados de descolonización como se descolonizaron los países africanos. Los piratas británicos a lo largo de la historia se han dedicado a invadir territorios, crearon su imperio a base de territorios invadidos y encima creen que les asiste la legalidad ¿no?.

— Cree que en Argentina su ideología tiene un campo fértil pero tal vez no un líder capaz de agrupar a toda esta gente que coincide con la ideología de Vox?
— Estamos ayudando a que surja esa figura, que surja ese partido. Nosotros tenemos una oficina internacional dentro del partido. Tenemos veintidós países en los que tenemos agrupaciones de Vox, entre otras en Argentina, que su labor principal es buscar partidos referentes o partidos equivalentes. El problema es que las personas que más valen no se dedican a la política y entonces llega lo peor a la política. Entonces tenemos que convencerles que esa gente preparada, esa gente honrada, esa gente que de verdad puede sacar adelante el país tienen que dar un paso al frente y tiene que generosamente arriesgar tiempo, dinero, esfuerzo y todo lo que sea necesario.

Guardar