Los italianos están acostumbrados a los vaivenes de Gobierno, pero esta que ya se conoce como "la crisis del mojito" tiene al país en vilo en espera de que comparezca este martes el primer ministro, Giuseppe Conte, en el Senado en respuesta a la moción de censura depositada por el líder de la Liga, Matteo Salvini.
Una crisis montada por el ultraderechista ministro del Interior, que en pleno verano, con los parlamentarios de vacaciones y, literalmente entre mojito y mojito, dio por rota la coalición de Gobierno que echó a andar hace solo 14 meses con el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S).
"No sabemos qué sucedió entre un mojito y otro. Han abierto una crisis en la playa, y la estamos trayendo al Parlamento porque es el lugar democrático para debatir", declaraba este lunes el líder del M5S, Luigi Di Maio, acerca de su hasta ahora socio de Gobierno.
Y es que Salvini ha ido dirigiendo la crisis, desde que el 9 de agosto llamó a convocar elecciones para capitalizar los buenos resultados que le dan las encuestas desde la playa, junto al mar, subido a motos acuáticas, bailando y bebiendo mojitos, como ha quedado bien documentado en las fotos y vídeos colgados en sus redes sociales para deleite de sus admiradores.
"Salvini está desesperado. Espero que se abra en la Liga un debate sobre el desastre que ha provocado en pocos días y en total autonomía", continuó Di Maio en la reunión celebrada hoy con el grupo parlamentario del M5S.
El órdago de Salvini, que aspiraba convertirse en primer ministro, se le volvió en seguida en contra cuando tanto su socio antisistema como el opositor Partido Democrático (PD, centroizquierda) rechazaron poner a votación la semana pasada la moción de censura.
Y más aún cuando empezaron a oírse voces a favor de formar una nueva mayoría parlamentaria entre estos dos partidos, que sí suman, para horror del dirigente ultraderechista.
Destacados miembros del PD, incluido su antiguo líder y ex primer ministro Matteo Renzi, se han mostrado favorables a esta opción, a pesar de que sus diferencias irreconciliables impidieron una coalición el año pasado tras las elecciones, no así el actual líder, Nicola Zingaretti.
Salvini ha dicho que Renzi volverá al Gobierno solo pasando por encima de su cadáver, a lo que el actual senador ha respondido: "Tranquilo, tocayo, yo no entro en el Gobierno institucional. Por decencia hacia las instituciones y por la salvación del país me basta con que tu salgas lo antes posible".
El líder de la Liga, en vista de la situación, dio marcha atrás estos días y ahora ya no se descarta, ni siquiera, que en caso de que se vote la moción de censura termine apoyando a Conte.
La Liga ha anunciado para mañana una reunión de sus senadores para definir "la línea del partido" antes de la comparecencia de Conte.
Nadie se atreve a pronosticar lo que pase mañana. Una de las posibilidades es que el primer ministro, después de dar su discurso, se dirija directamente a ver al presidente, Sergio Mattarella, y le presente su dimisión, evitando así el voto de censura.
En ese caso el presidente le podría encargar o bien explorar un posible acuerdo M5S-PD o reeditar la actual coalición con la Liga, algo que ya no disgustaría tanto a Salvini, que ha dicho que en ningún caso renunciará a su puesto de ministro del Interior porque Italia le necesita para preservar su seguridad, como ha demostrado con la crisis migratoria con el barco "Open Arms".
Salvini ya ha dicho al M5S que su teléfono está abierto para discutir sobre los asuntos que separan a ambas formaciones, pero este domingo la plana mayor de los antisistema, reunidos en casa de su fundador, Beppe Grillo, declaró que el leguista ya no es "un socio fiable".
(Por Virginia Hebrero, EFE)