La economía de Alemania se contrajo levemente en el segundo trimestre, con un retroceso de 0,1% del Producto Interior Bruto (PIB) respecto a los tres meses anteriores, anunció este miércoles la oficina federal de estadísticas Destatis, marcando el fin de la década dorada y generando temores por una posible recesión, en un contexto de desaceleración del crecimiento en toda Europa.
Se trata del segundo trimestre (no consecutivo) en un año en que decrece la mayor economía europea, lastrada por la guerra comercial y problemas en el sector del automóvil. Usualmente se considera que una recesión comienza cuando se registran dos trimestres consecutivos de caída del PIB, una posibilidad que parece cada vez más cercana.
"El sector exterior frenó la evolución del crecimiento económico, porque las exportaciones retrocedieron más que las importaciones frente al trimestre anterior", explicó Destatis en un comunicado en el que resaltó que la demanda interna, el gasto público y la construcción repuntaron entre abril y junio.
La contracción supone un freno para la primera economía de la zona euro, tras un aumento de 0,4% del PIB alemán en el primer trimestre. Alemania rozó la recesión técnica, ya en la segunda mitad de 2018, cuando a una contracción del 0,2 % en el tercer trimestre siguió un cierre de año plano.
Como consecuencia de esta noticia la bolsa alemana en Frankfurt cayó este miércoles un 2,28% en su principal índice DAX, cerrando en 11.482,66 puntos con una merma de 267,47, mientras que la demanda por bonos del tesoro alemán crecía impulsando su precio y reduciendo su rendimiento a un piso récord.
La situación impactó en todas las bolsas del continente, provocando caídas del 1,69% en Londres, del 2,22% en París, del 2,06% en Madrid y del 2,64% en Milán. Mientras que el índice europeo Stoxx 600 registraba una baja del 1,78%.
La contracción del PIB alemán "marca definitivamente el final de una década dorada para la economía alemana", comenta Carsten Brzeski, economista de ING Bank, quien recuerda que desde el final de la recesión de 2008-2009, la economía alemana progresó de 0,5% de media a ritmo trimestral.
"Inevitablemente, se reanudará la discusión sobre las medidas de reactivación presupuestaria", agregó, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, descartó el martes la idea de relanzarla a través de la deuda.
La principal causa de la mala evolución de la economía alemana es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que daña el rendimiento de su potente sector exterior y de su industria manufacturera, y la desaceleración del crecimiento global.
La producción industrial cayó en junio un 5,2 % en términos interanuales, el mayor descenso en una década, y las exportaciones, un 8%, el mayor desplome en tres años, según datos difundidos en los últimos días.
Han contribuido, además, a esta situación las incertidumbres en torno al Brexit, que se acerca a un desenlace sin acuerdo tras el nombramiento de Boris Johnson como primer ministro británico (la economía del Reino Unido se contrajo 0,2% en el último trimestre); y el enfriamiento económico en la eurozona (creció 0,2%, por debajo del 0,4% del anterior trimestre), con especial atención en los problemas políticos en Italia (su economía está estancada con un crecimiento cercano a 0).
Además de Alemania y el Reino Unido, también Suecia se contrajo un 0,1%. Mientras que crecieron Polonia (0,8%), Portugal (0,5%), España (0,5%), Holanda (0,5%), Bélgica (0,2%) y Francia (0,2%).
La industria automotriz, principal empleador y exportador del país, tampoco atraviesa un buen momento. A los problemas con los nuevos estándares europeos de emisiones de finales del año pasado se ha sumado una caída de la demanda.
De abril a junio, la primera economía europea se vio impulsada, sobre todo, por la demanda interior, el gasto público y las inversiones, con un ligero retroceso en la construcción, según Destatis.
(Con información de AFP y EFE)
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