El régimen de Irán capturó un nuevo "petrolero extranjero", según anunció este domingo la agencia estatal IRNA, el tercero incautado en un mes mientras las tensiones entre Teherán y la comunidad internacional continúan en ascenso.
La fuerza naval del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica "capturó un buque extranjero que llevaba 700.000 litros de combustible de contrabando alrededor de las islas Farsi", indica el reporte de prensa, en base a un comunicado oficial.
La incautación se hizo "luego de realizar consultas con funcionarios legales y judiciales", agrega el texto distribuido por la Guardia Revolucionaria.
El petrolero, cuyo nombre y bandera aún se desconocen, fue llevado al Puerto de Bushehr y su cargamento entregado a la Compañía Nacional de Distribución de Petróleo de la provincia del mismo nombre.
Se trata del tercer petrolero incautado por Irán en un mes, en medio de una escalada de tensiones entre Teherán y Washington que está afectando a la relación de los persas con toda la comunidad internacional.
A mediados de julio un petrolero de Emiratos Árabes Unidos (UAE), el "Riah", desapareció mientras intentaba cruzar el Estrecho de Ormuz, que divide al Golfo Pérsico del Golfo de Omán.
Poco después otro petrolero, esta vez de bandera del Reino Unido y bajo el nombre "Stena Impero", fue también capturado por Irán, en parte como respuesta a la incautación de un buque persa en el Mar Mediterráneo por parte del Reino Unido. También tuvo lugar en el Estrecho de Ormuz.
La captura de este domingo, en cambio, ha ocurrido en lo profundo del Golfo Pérsico y lejos del estratégico estrecho, lo cual supone una extensión de la zona de conflicto a toda la región.
Las relaciones entre Irán y la comunidad internacional se han deteriorado rápidamente en los últimos meses luego de la salida efectiva de Estados Unidos del pacto nuclear firmado con Teherán en 2015, tras lo cual se han reinstalado las sanciones económicas en contra del país.
Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia, restantes firmante de este acuerdo, que levantaba sanciones a cambio de límites en el programa atómico persa, han estado intentando mantenerlo a flote pese a la salida de Washington, pero hasta el momento no han logrado aliviar la presión sobre Teherán.
En este contexto la escalada y las acusaciones cruzadas entre Estados Unidos e Irán han convertido a la región del Golfo Pérsico nuevamente en un foco de tensión, en una región donde circula un quinto del tráfico de petróleo global.
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