El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguró este domingo que la Armada rusa es "capaz de responder a cualquier agresión" y que el país seguirá construyendo una flota "de capacidades únicas", durante un impresionante desfile naval en San Petersburgo.
La demostración de poder llega apenas un días después de que las fuerzas de seguridad reprimieran una manifestación en su contra dejando un saldo de de más de 1.000 detenidos y en medio de un aumento de las tensiones militares con la OTAN.
43 buques, botes y submarinos y 41 aviones participaron del desfile con motivo del Día de la Marina rusa, e incluyó tanto los navios recién incorporados a la Armada rusa como los que llevan años en servicio, entre ellos la fragata Admiral Kasatonov, la corbeta Gremiaschi, los buques portamisiles Mitischi y Serpukhov, o el destructor antisubmarino Severomorsk.
Del desfile participaron unidades pertenecientes a las flotas del Mar Báltico, Mar del Norte, Océano Pacífico y Mar Caspio, además de las fuerzas aérea rusa. Además del evento central en San Petersburgo, también hubo desfiles en otros puertos de la Armada.
Putin observó el paso de los buques junto al ministro de Defensa, Sergei, Shoigu, y el comandante en jefe de la marina rusa, Almirante Vladimir Korolev.
La Marina de Guerra de Rusia "garantiza la seguridad del país, sus intereses nacionales y es capaz de responder sólidamente a cualquier agresor", señaló el mandatario durante el evento.
Putin indicó además que la Armada rusa figura entre las primeras en incorporar equipos de última generación y que Rusia seguirá construyendo "una flota de capacidades únicas, una flota propia de una potencia soberana y fuerte", según la agencia RIA Nóvosti.
Solo este año, la Armada recibirá 15 nuevos barcos y cañoneras, anunció el presidente ruso, de acuerdo con la agencia Interfax.
Previamente, el jefe del Estado ruso pasó revista a una alineación de grandes buques de guerra en la base naval de Kronstadt, en la bahía del Nevá del golfo de Finlandia.
Después de la tragedia
Lo cierto es que la Armada de Rusia aún se está recuperando del incendio sufrido por uno de sus submarinos en los primeros días de julio, un hecho que dejó un saldo de al menos 14 marineros muertos por inhalación de humo.
Los detalles que transcendieron sobre el incidente son escasos. El Ministerio de Defensa confirmó que hubo sobrevivientes, pero no ha indicado cuántos ni tampoco el número de tripulantes a bordo.
El Kremlin también confirmó que se trataba de un submarino nuclear, aunque sin mencionar el tipo. Fuentes citadas por el The Moscow Times indicaron que podría tratarse del moderno AS-31, conocido como Losharik y destinado a tareas de investigación, rescate y misiones especiales.
La embarcación estaba en una misión para medir las profundidades marinas en aguas territoriales rusas en el Mar de Barents.
Pero más allá de este incidente, la Armada rusa se encuentra en los últimos años encarando un rol cada vez más importante en la proyección de poder de Rusia.
Desde el Mar Negro, donde buques rusos detuvieron e incautaron a naves ucranianas el año pasado, pasando por el Báltico, frente de choque con los países de la OTAN, hasta el Mediterráneo, donde la base naval en Tartus, Siria, ha sido instrumental para el apoyo de Moscú al dictador Bashar al Assad en la guerra civil que asola al país.
Con información de AFP, EFE y Reuters
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