El Gobierno de Emnanuel Macron buscará habilitar la posibilidad de tratamientos de reproducción asistida a las parejas lesbianas y a las mujeres solteras en el sistema de salud público, de acuerdo con un proyecto de bioética que podría ser ley en septiembre.
Si esta ley es adoptada, Francia se sumará a otros diez países de la Unión Europea que aceptan la reproducción asistida para esos casos como en Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Portugal, España y Suecia.
"Era una promesa del presidente de la República (Emmanuel Macron) y se cumple", subrayó esta semana la titular de Sanidad, Agnès Buzyn, en una conferencia de prensa al término del Consejo de Ministros.
El derecho a recurrir a esas técnicas, que desde 1994 estaban autorizadas en Francia para las parejas heterosexuales, se ampliará a "las parejas de mujeres y a las mujeres no casadas", según el proyecto de ley.
Hasta ahora hay unas 150.000 tentativas de reproducción asistida cada año en el país y, de acuerdo con el Ejecutivo, los nuevos colectivos que podrán acogerse añadirán unas 2.000 más, muchas de las cuales hasta ahora se llevaban a cabo en el extranjero.
Buzyn aseguró que con esta modificación legal no hay "ningún riesgo" de que se autorice la gestación subrogada o alquiler de vientres, una posibilidad ansiada por una parte de los diputados del partido presidencial, La República en Marcha, pero contra la que se había manifestado Macron desde la campaña para su elección.
Para el reconocimiento de los vínculos de filiación de las dos mujeres de una pareja de lesbianas se ha creado un dispositivo específico: tendrán que hacer una "declaración anticipada de voluntad" ante notario por la que se comprometen a la maternidad.
De esa forma, en el momento del nacimiento se reconocerá su maternidad en el registro civil para evitar contenciosos.
En cuanto a los donantes de gametos que sean utilizados para una reproducción asistida, su anonimato ya no será tan absoluto como hasta ahora.
En el momento de la donación, tendrán que señalar si autorizan que los niños que puedan nacer tengan acceso al llegar a los 18 años bien a su identidad completa bien a una serie de características (como la edad o ciertas características físicas).
Se trata de que los nacidos de donaciones aportadas por personas que no son sus padres legales puedan tener informaciones al menos sobre su origen biológico, algo que tiene interés por ejemplo desde el punto de vista sanitario.
En cualquier caso, la ministra de Sanidad precisó que los donantes seguirán sin poder conocer a quién se destinará su esperma.
El proyecto del Ejecutivo francés autorizará, pero de forma limitada, la posibilidad de que las mujeres y los hombres congelen sus gametos de cara a una futura maternidad o paternidad.
Ahora sólo es posible cuando se justifica por razones terapéuticas, por ejemplo en el caso de una mujer con cáncer cuyo tratamiento es susceptibles de dejarla estéril.
En el futuro se podrá hacer sin una justificación médica, aunque con algunas limitaciones, como la edad, y bajo la cobertura de la Seguridad Social para la fase de la extracción. No obstante, el costo de mantener esos gametos congelados (unos 100 euros anuales) irá a cargo del interesado.
Francia, un país históricamente católico que hoy es una república laica, tiene una visión ética en la que prima la "dignidad" sobre la "libertad": uno no puede hacer todo lo que quiera con su cuerpo en nombre de la libertad, a diferencia de las legislaciones anglosajonas, más permisivas al respecto.
Según los sondeos, la opinión francesa parece mayoritariamente favorable a la ampliación de la reproducción asistida. Según el instituto Ifop, 64% de los franceses son favorables a que "las parejas de mujeres lesbianas puedan recurrir a" ella, pero al mismo tiempo un 55% "no considera justificado privar de un padre a un niño nacido" de una reproducción asistida, en el caso de mujeres solteras o parejas lesbianas.
Con información de AFP y EFE
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