Esta criatura habita sobre todo en las ciudades y se la identifica por su característica cabeza gacha y la mirada fija en el teléfono que lleva en la mano. Muchas veces también sus oídos han sido comprometidos, y sus orejas están bloqueadas por auriculares.
En esas condiciones el smombie avanza con determinación por las calles, mientras mira un video de gatitos o actualiza sus cuentas sociales, y se choca con personas, tropieza con postes o perros, rueda escaleras abajo en las estaciones subterráneas, no ve el automóvil que podría atropellarlo.
La palabra combina smartphone con zombie y ha dejado de ser graciosa en muchas ciudades de Corea del Sur (donde la penetración de los celulares es la mayor del mundo, 94% de los adultos contra el 77% en Estados Unidos), China, Holanda y Bélgica, que han tomado medidas para protegerlo de lesiones y hasta una muerte prematura, pero también para proteger al resto de la población del ataque smombie.
En Seúl se estima que cada año los smombies producen unos 370 accidentes de tránsito, es decir, más de uno por día. El gobierno intentó primero una campaña educativa, y distribuyó calcomanías en todos los espacios públicos que urgían a que la gente mirase hacia arriba. El smombie, previsiblemente, no la incorporó a su campo visual, como tampoco las señales de tránsito que intentaron otro enfoque.
Por fin las autoridades también miraron hacia abajo. "A comienzos del año pasado, comenzaron a probar luces de tránsito en el suelo, en nodos de smombies en el centro de Seúl", reseñó The Economist. "Desde entonces, el experimento se ha extendido por toda la capital, y más allá. Por el momento, el gobierno mantiene las luces para peatones antiguas, al nivel de la vista, también".
El nuevo sistema combina luces intermitentes y láseres en las esquinas, para advertirles a los smombies que se termina la vereda y a los automovilistas que puede haber alguien que cruce distraído. También una aplicación que irrumpe en la pantalla de quien va a cruzar cuando viene un vehículo.
La tecno-intersección es un diseño del Instituto de Tecnología para la Ingeniería Civil y la Construcción de Cores (KICT). "Utiliza una cámara de imágenes térmicas para detectar a los peatones que se acercan al cruce", explicó New Atlas. Cuando aparece el smombie, "el sistema responde al encender advertencias de luz LED que están incrustadas en el asfalto a ambos lados de la senda peatonal". La potencia de las luces permite que se las vea a 50 metros.
"Una vez que el vehículo ha llegado a 30 metros del cruce, una señal electrónica intermitente advierte al conductor", a modo de insistencia. En el suelo frente al peatón, mientras tanto, se proyecta con láser el ícono de la advertencia cuando un vehículo se acerca a más de 10 kilómetros por hora, y suena una alarma. Por último una app hace que el teléfono vibre y suene.
En la ciudad china de Chongqing tomó otras medidas, como dividir el espacio peatonal en dos sendas: una para seres humanos y otra para smombies. La distinción, que se hace con una pintura especial y reflectiva, espera terminar los conflictos entre conciudadanos que discuten porque el que va pegado a la pantalla camina lento y el que está apurado e intenta pasarlo se frustra.
En Bélgica, la ciudad de Antwerp también dividió las sendas peatonales, destacando una para "caminar y textear"; en Holanda, el municipio de Bodegraven-Reeuwijk prueba una luz LED en el suelo, donde comienza el cruce de una calle, que cambia de color en coordinación con los semáforos, un sistema llamado +Lichtlijn.
Y para el smombie responsable, la Universidad de Ajou, ubicada al sur de Seúl, desarrolló una aplicación, cuyos resultados llegaron a la publicación académica PLOS One. "Sobre la base de un estudio de 74 participantes que utilizaron Smombie Guardian en un escenario real, destacamos la efectividad, utilidad y discreción del algoritmo y Smombie Guardian para ayudar a que los usuarios eviten obstáculos potenciales", escribieron los autores.
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