Prácticamente desde su creación, a finales de 1949, cuando el país tenía apenas un año y algunos meses de vida, el servicio de inteligencia exterior de Israel, el Mossad, lleva encima un pesado aura de peligrosidad y secreto, un poco de crueldad y mucho de leyendas de frialdad frente al enemigo.
Libros y películas vienen abonando desde hace décadas esa imagen, con historias de revancha, como el secuestro del nazi Adolf Eichmann en Argentina en 1960 o los célebres asesinatos de los terroristas que llevaron adelante la matanza de los Juegos Olímpicos de Munich. O de pasmosa temeridad, como los relatos sobre operaciones de sabotaje en territorio hóstil en Siria o en Irán.
La mayoría de los israelíes está orgullosa de sus servicios de espionaje, a pesar -o quizás, también a causa de- su oscuridad y su mortal eficiencia. De eso no se habla y cuando un vecino o un amigo “desaparece” por unos días nadie pregunta, porque es muy posible que trabaje para alguna de las agencias nacionales de seguridad.
Durante mucho tiempo, las puertas de entrada al Mossad podían ser el ejército, recomendaciones de amigos o familiares y hasta avisos en los diarios. Pero, desde hace unos años, llamar la atención de los reclutadores de una de las agencias de espionaje más temidas del mundo puede ser tan sencillo (o complejo) como resolver un acertijo difundido en las redes sociales.
Bienvenidos al nuevo mundo de los servicios secretos, donde los conocimientos de informática, las capacidades lógicas, y no tanto, para resolver problemas, y hasta un buen manejo de Facebook o Instagram resultan tanto o más importante que disparar bien con un revólver o saber armar una bomba.
Junto a internet y las redes sociales, el Mossad tiene una discreta presencia en las principales convenciones de tecnología del país, que son varias y de muy alto nivel durante todo el año. Allí, entre los stands de grandes compañías globales y de empresas israelíes gubernamentales y de defensa, es común ver una discreta mesa con tarjetas y casi nada de folletería, sin promotoras simpáticas y apenas un solitario representante que mira de lejos.
Durante una de esas convenciones, Infobae se acercó a la mesa del Mossad, curioseó con las tarjetas y buscó al misterioso hombre joven de barba cuidada que observaba a unos pasos de distancia. Cuando se le preguntó si se podía conseguir más información impresa, el hombre respondió que eso era todo lo que había disponible y que, para más datos, lo mejor es recurrir al website de la agencia. Cuando el curioso se identificó como periodista y le pidió los datos de contacto de algún portavoz, para preguntar sobre si resultan provechosos estos puestos en las convenciones tecnológicas, el hombre se dio media vuelta y se alejó sin decir palabra.
El Mossad, se sabe, no usa portavoces. Pero, al parecer, los escritorios en los simposios funcionan para atraer a posibles nuevos agentes y al público en general, al igual que los rompecabezas en internet y la página de Facebook. “Si no fuera así, no estaríamos hablando de eso”, dice el profesor Shlomo Shpiro, de la Facultad de Ciencias Sociales de la universidad israelí Bar-Ilan.
“Ciertamente el mundo del espionaje cambió, y también cambiaron las formas de reclutamiento“, le explica Shpiro a Infobae. “En el pasado era muy tradicional -continúa-, era como en cualquier otra rama del gobierno, a través de avisos en los diarios, boca a boca, referencias personales”.
En los avisos, por supuesto, no decía “Mossad”, sino “empleos en el gobierno, con buenas perspectivas”, siempre referencias muy vagas al tipo de posición a la que se aplicaba. Algunos lo entendían apenas leerlo, otros cuando eran entrevistados por oficiales de la agencia de espionaje.
El sistema, señala Shpiro, “era algo útil en el pasado, pero ahora no atrae a las personas correctas, ya nadie recluta a través de los diarios, las agencias necesitan mejores medios para llegar a los posible agentes que precisan” para su plantel secreto.
En ese sentido, dicen los expertos consultados, no es casualidad que la agencia tenga stands en convenciones tecnológicas ni que apueste a sofisticados rompecabezas.
Periódicamente, el Mossad sube a su sitio de internet y a su página de Facebook un nuevo acertijo, que es celebrado y difundido por la prensa local durante semanas. Se trata de una imagen fija extraña que encierra algún mensaje oculto que hay que decodificar. Para ello es necesario aplicar la lógica como a la creatividad.
El más reciente fue publicado en mayo último, en coincidencia con las celebraciones por el 71 aniversario de la independencia. Ya no está visible en el website del Mossad pero sí en su perfil en Facebook. Parece la captura fuera de foco de la imagen de una pantalla con una serie de filas de logos del Mossad borroneados y con la fecha 14 de mayo de 1948 (precisamente, el día de la Independencia), la palabra “Play” y un contador de minutos en tipografía que recuerda las viejas grabadoras de video VHS.
¿En el puzzle se esconden números? ¿Fechas históricas? Quienes creen resolverlo, y tienen alma de espía, envían los resultados al Mossad a través del sistema de mensaje Messenger de Facebook, o directamente por email, a mossad-career@mail.gov.il.
Los rompecabezas “funcionan, porque todos los medios hablan de eso y la gente va y trata de resolverlo, es una idea creativa“, dice un ex agente del Mossad, en sintonía con la opinión de Shpiro.
El ex espía es Avner Avraham, uno de los ex agentes del Mossad que hizo una carrera de sus historias y se convirtió en escritor y asesor cinematográfico. De hecho, trabajó como consultor en el reciente filme “Operation Finale” sobre la captura de Eichmann.
Infobae quedó en reunirse con Avraham en un café de Tel Aviv, al que el ex agente llegó debidamente “camuflado”, con una camisa de mangas cortas estampada y un sombrero. Avraham cuenta que fue “hace unos diez años” que el Mossad rediseñó su website, y que incluso fue llamado para ser parte del proyecto de renovación.
Según el ex agente, los acertijos sirven a la vez como filtro y como proveedor de información para una base de datos de posibles candidatos con ciertas capacidades específicas de resolución de problemas.
El filtro es porque, en principio, “para ser un agente del Mossad hay que ser ciudadano israelí”, recuerda Avraham. Además, “toma cerca de un año para que chequeen tus antecedentes y en la agencia no quieren perder tiempo con aspirantes que, después de un tiempo, descubren que no sirven” para las posiciones que se busca cubrir.
Si los rompecabezas no son el pasatiempo favorito del aspirante, el sitio de internet ofrece otras vías. El website tiene versiones en árabe, farsi (el idioma hablado en Irán), francés y español. Los tres primeros incluyen un formulario con numerosos casilleros para rellenar, mientras que el español apenas incluye un par de frases: “Bienvenido a nuestro sitio web. Para mantener un contacto rápido y seguro, recomendamos utilizar el correo electrónico Mossad@mail.gov.il o Facebook messenger”, sugieren.
La versión en inglés tiene mucha más información. En la portada aparecen frases de algunos de los líderes del país (“La historia no se escribe, la historia se crea”, del primer prócer nacional, David Ben Gurión, o “Gente sin fantasía no puede crear lo extraordinario”, del ex primer ministro Shimon Peres), además de un misterioso y cliqueable “Este es mi secreto, por siempre y para siempre”.
Desde allí se llega a una breve explicación que recuerda a los candidatos que “dada la naturaleza del Mossad, los tests son complejos y pueden tomar algún tiempo” y que “los cuestionarios son usados solamente para chequear las posibilidades de empleo“. Es decir, no hay promesas aquí.
El que sigue avanzando en el sitio de internet encontrará luego un formulario de aplicación donde deberá proveer datos personales y capacidades, además de permisos para acceder a información sobre la salud del candidato. También cuestionarios de “seguridad” en formato .pdf que se deben bajar a la computadora y “rellenar a mano”, tanto del aspirante como de su pareja.
Obviamente, es el website en hebreo el más suculento. Allí hay no solamente propaganda, incluyendo varios videos de reclutamiento, sino ya datos más concretos sobre las posiciones que el Mossad está buscando ocupar con nuevos reclutas.
Las principales secciones son Inteligencia, Operaciones y Tecnología. Los puestos en Operaciones son los que se ofrecen con especificaciones más vagas, sin mayores detalles. En cambio, el Mossad dice abiertamente en el sitio de internet que está buscando, por ejemplo, un arquitecto, ingenieros de antenas, traductores de ruso y árabe y desarrolladores de programas de ciberseguridad.
Incluso con la fuerte propaganda y la extendida presencia en las redes sociales y en internet en general, al Mossad le puede costar cubrir esas posiciones abiertas. “Hay que recordar que los servicios de inteligencia tienen hoy una feroz competencia por parte de la industria de la alta tecnología“, recuerda Shpiro.
Se trata, añade, de “un sector que paga mucho mejor, en especial cuando se trata de gente joven que recién sale del ejército o de la universidad, a quienes pueden ofrecer salarios muy tentadores, que los servicios de inteligencia no puede igualar”.
Shpiro, un especialista en temas de Seguridad e Inteligencia, señala que, como el Mossad no puede competir contra los salarios que ofrece el sector de la alta tecnología, “tiene que ofrecer otras cosas“.
Una de esas “cosas” que puede ofrecer la agencia, continúa, “es este desafío de involucrarse en actividades fascinantes, ser parte de un equipo de élite, una atmósfera de trabajo“, que no se compara con trabajar en una oficina y que puede comenzar con la resolución de un rompecabezas.
No se trata de “un trabajo glamoroso, eso es James Bond con un gran traje y un cocktail -dice el profesor de la Bar-Ilan-. No creo que haya mucho glamour en el trabajo de los servicios de inteligencia, pero ciertamente sí hay misterio, fascinación y grandes desafíos más allá de los sueños más alocados” de los candidatos.
“Si tu trabajo es ir con tu equipo, en medio de la noche, a los archivos nucleares iraníes en Teherán, y sacar de allí unos documentos que son muy importantes para Israel, sin que nadie se de cuenta, creo que encontrarás que tu vida es un poco más atractiva que tener que ir a una fábrica todas las mañanas”, afirma Shpiro con una sonrisa. “Hay una chance de hacer una diferencia, y no mucha gente puede hacerlo”, asegura.
Tanto Shpiro como Avraham destacan que el uso de métodos no ortodoxos de reclutamiento, como los rompecabezas y crucrigramas, tiene antecedentes que se remontan a varias décadas. Y, en ese sentido, ambos señalaron los acertijos que la inteligencia británica publicó en varios diarios para atraer con premios a mentes que pudieran ayudar a romper el código que los nazis utilizaban al arrancar la Segunda Guerra Mundial.
Esa historia, la de las máquinas de encriptado Enigma, fue contada recientemente en el filme “The Imitation Game“, protagonizada por Benedict Cumberbatch. “¿Cómo encontraron los servicios de inteligencia británicos a la gente que necesitaban para romper el código? Publicaron puzzles en los diarios…”, dice Avraham al argumentar en favor de los rompecabezas actuales del Mossad.
La búsqueda, tanto la de los británicos de la década del 40 como de los israelíes contemporáneos, “tiene que ver con ciertas maneras lógicas” de asumir situaciones específicas, afirma por su lado Shpiro, según el cual “los puzzles son para resolver problemas, no se trata de conocimiento”.
“El conocimiento es un valor buscado -completa-, pero la manera cómo un posible candidato afronta ciertos problemas, eso puede ser muy único y diferente de persona a persona”.
En Israel, esas personas con capacidades “únicas” y con hambre de aventuras pueden acercarse al perfil de Facebook o al website del Mossad. Otras agencias famosas, como la CIA estadounidense y el MI6 británico también cuentan con sitios de internet con información y ofertas de trabajo. (En el sitio norteamericano se puede aplicar, por ejemplo, a una posición de “oficial de operaciones paramilitares”, con un salario de entre 68.000 y 106.000 dólares anuales para aquellos capaces de “usar su experiencia militar” para llevar a cabo “acciones encubiertas” en “ambientes austeros y peligrosos”).
¿Y los extranjeros que se quieren postular o comunicar con la agencia? En el caso israelí, es necesario ser ciudadano y, en general, haber cumplido el servicio militar.
De todas maneras, cientos de personas que viven fuera del país se ponen en contacto con el Mossad. Hay quienes escriben correos electrónico al email de la agencia sin ser israelí o no siquiera judío.
“Algunos nos escriben para darnos información sobre personas o grupos que ellos consideran que nos pueden hacer daño”, revela Avraham.
¿Y los demás? "Esos -admite- nos escriben para mandarnos al demonio o insultarnos".
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