Cuando la Unión Soviética quería "curar" la homosexualidad

La antigua URSS consideraba que ser gay era una enfermedad que necesitaba ser tratada por neuropsquiatras, el estado mantenía un registro de quien lo era y los obligaba a analizar su sangre en busca de VIH

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Miembros de un grupo gay clandestino en Petrogrado en 1921. Décadas después, la homosexualidad fue tratada como un “problema” que debía atenderse con neuropsiquiatras Foto: Wikimedia commons
Miembros de un grupo gay clandestino en Petrogrado en 1921. Décadas después, la homosexualidad fue tratada como un “problema” que debía atenderse con neuropsiquiatras Foto: Wikimedia commons

Este 28 de junio, el mundo recuerda el 50 aniversario de los disturbios de Stonewall, cuando una redada de la policía en un club gay de la ciudad de Nueva York provocó disturbios y sirvió de catalizador para el movimiento moderno de los derechos de la comunidad.

Aunque no se registró un incidente similar en la antigua Unión Soviética, los miembros de la comunidad LGBTQ+ tenían sus propios yugos ideológicos, considera el periodista y presentador de televisión ruso Pavel Lobkov, quien fue "tratado" por la homosexualidad en su juventud y relata a la ONG Spid.Center cómo fue vista esta elección de vida en la región, hace algunas décadas, en 1980.

La postura gubernamental ante la homosexualidad en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) era abordada como un "problema" que necesitaba ser resuelto, por lo que las autoridades sanitarias tenían programas con neuropsiquiatras para tratar a las personas a quienes se les diagnosticara dicha orientación.

Era 1985: la perestroika, un cambio en la ideología comunista, ya había ocurrido, pero glasnost (reestructuración económica de Gorbachov), las principales reformas políticas para complementar el cambio, no se produjeron hasta 1986 y 1987.

Pavel Lobkov es un periodista ruso y presentador de televisión. Es miembro de la Junta de Síndicos de la Fundación AIDS.Center
Pavel Lobkov es un periodista ruso y presentador de televisión. Es miembro de la Junta de Síndicos de la Fundación AIDS.Center

En ese momento, los centros de asesoramiento familiar acababan surgir en Leningrado (ahora San Petersburgo).

No eran precisamente para "familias" en realidad, el centro fue la primera organización legal dedicada a la "sexología" o lo que se le pudo llamar "patología sexual", rememora Lobkov, que tenía 17 años en ese momento.

Lobkov fue instado a asistir al centro de asesoramiento, ahí un médico le recomendó consultar a Boris Aronov, un médico del centro psiconeurológico número tres.

Cuando llegó con Aronov, vio que tenía entre 60 y 70 años y era judío. Le dijo que lo trataría con una terapia de aversión lo que lo reprogramaría para sentir "disgusto hacia el sexo masculino".

¿Cómo funcionaba esta terapia? Primero, tuvo que escribir un ensayo sobre sus experiencias sexuales, él lo hizo y escribió cómo fue la escena con un joven del que se enamoró en la playa. Con esta información, el médico procedió a "hipnotizarlo", lo que se le hizo divertido porque no causó ningún tipo de estado mental inducido.

"Entras en un baño en ruinas a la orilla del mar y luego la policía, hay muchos vigilantes que te observan, te arrastran a la estación de policía. ¡Qué vergüenza! ¿Qué dirán tus padres? ¿Tus profesores? Quieres entrar a la universidad, ¿verdad? ¡Ahora levántate!", dijo el psiquiatra según recordó Lobkov, quien aguantó la risa por lo absurdo del método de "cura".

Le siguió la corriente, le agradeció y antes de irse logró ver un enorme consolador y algún tipo de bomba que estaban en la esquina de la habitación, posteriormente se dio cuenta esos materiales se utilizaban para tratar la disfunción eréctil.

A principios del siglo XX, la presencia de homosexuales en los baños era vista con normalidad, posteriormente esto cambió. Foto puesta en escena para el fotógrafo Karl K. Bulla en los baños Ergov, en San Petersburgo, hacia 1910 Foto: Wikimedia commons
A principios del siglo XX, la presencia de homosexuales en los baños era vista con normalidad, posteriormente esto cambió. Foto puesta en escena para el fotógrafo Karl K. Bulla en los baños Ergov, en San Petersburgo, hacia 1910 Foto: Wikimedia commons

El Dr. Aronov asignó su caso a una doctora llamada delgada y hermosa: Yekaterina Abelevna Golynkina. quien le dijo que los métodos de "cura" del doctor Aronov no eran adecuados y que no lo volviera a ver, le dio algunos libros de Jung, Freud y Fraser, le dijo que se olvidara de su "problema", que estaba bien y viviera su propia vida como mejor quisiese y lo dio de alta de inmediato. La doctora actualmente vive en París y es una exitosa psicóloga.

Quiso olvidar el hecho de enfrentar su orientación como si fuera un "problema", sin embargo no pudo hacerlo ya que tiempo después, recibió una postal.

Provenía del Hospital Mental 3 de la Comisión de Salud de la Ciudad de Leningrado y estaba firmada por el "Comité Ejecutivo del Consejo de Diputados de los Trabajadores".

En el otro lado, la tarjeta postal decía: "Pavel Albertovich, perteneces a un grupo de riesgo (302: homosexualidad) …".

Para comprender el impacto total, es importante tener en cuenta que solo había unas 40,000 personas viviendo en Sestroretsk. La mayoría se conocía.

La tarjeta continuó: "… por lo tanto, es necesario que aparezca en el Hospital Botkin para una prueba de SIDA". "Mi corazón se hundió con horror, mis padres podrían haber leído esto", recordó.

Posteriormente de nuevo escuchó decir al Dr. Aronov que había una teoría de que la homosexualidad era causada por la falta de testosterona, es por eso que a él y a cientos más les tomaron análisis de sangre para medir sus niveles de testosterona y hormonas, todo era normal y no fue requerido para un mayor "tratamiento".

Cuando contaba la historia del Dr. Aronov comúnmente le decían que este médico lo había dejado traumado, sin embargo Pavel Lobkov considera que actualmente se "cultivan" los traumas, es común acudir al psicólogo por traumas de la niñez, por actitudes de tus padres, por cómo te va en la vida, "comercian con tus llagas", declaró.

Asegura que él sabe perfectamente que no tuvo ningún trauma en la niñez y le sorprende que esté de moda acudir al psicólogo por "cualquier cosa", "todos aprendimos más o menos a ser resistentes, a que nimiedades no eran un problema real, en la Unión Soviética. Ahora, en general, esta resistencia ya no se enseña. Y me parece que valdría la pena", consideró el conductor televisivo y activista.

Posteriormente contactó a un alumno del doctor Aronov que tuvo varias sesiones para tratar su homosexualidad, y éste hombre confesó que el médico comenzó a llevarlo a su casa y a tocarlo en las piernas con lo que él creyó eran insinuaciones sexuales, lo que no le sorprendió en absoluto a Lobkov, concluyendo que este médico era sólo un rehén de la ideología soviética impuesta a los médicos militares.

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