La globalización es ideal para la rápida dispersión de patógenos a nuevas áreas. El transporte de animales y el movimiento de personas facilitan la propagación geográfica de virus y mosquitos vectores de enfermedades.
La probabilidad de importar infecciones endémicas debido a viajeros que regresan de determinadas áreas es hoy más alta, debido al incremento en el volumen de vuelos internacionales en los últimos años. También por el aumento de estas enfermedades.
Una persona enferma puede llegar a casi cualquier lugar del mundo en menos de 36 horas. Se estima que unos 4 000 millones de personas viajaron en avión en el 2018. Todo ello hace que, junto a otros factores climáticos y socioeconómicos, en las últimas décadas hayan aumentado las enfermedades emergentes. Entre ellas las transmitidas por mosquitos.
Un invasor muy eficaz
El mosquito Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre, es una de las especies de mosquitos invasores más eficientes de los últimos años. Es nativa de los bosques tropicales del sudeste asiático, y desde allí se ha distribuido por todo el mundo.
El mosquito tigre es una especie agresiva que tiene preferencia por las personas, aunque también se alimenta de otras especies animales. Su distribución global ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas debido al comercio con países asiáticos, sobre todo por mercancías como neumáticos y plantas ornamentales, donde se pueden encontrar huevos y larvas de estos insectos. Así, esta especie invasora ha viajado largas distancias con eficacia.
El éxito de esta especie a la hora de establecerse en lugares templados como el Mediterráneo se ha relacionado con su fisiología y su plasticidad ecológica. Estas le han permitido adaptarse a temperaturas más frías que las de su lugar de origen.
Este insecto también se ha adaptado perfectamente a distintos hábitats, urbanos y periurbanos. En 2004 se detectó por primera vez en España (Sant Cugat del Vallés, Cataluña) y de allí se distribuyó progresivamente por la costa del Mediterráneo, aprovechando los coches como transporte. La invasión de nuevas áreas ha provocado preocupación en salud pública, ya que es vector de al menos 26 virus diferentes, causantes de enfermedades como dengue, zika y chikunguña.
El virus del Chikunguña fue identificado por primera vez en los años 50 durante un brote en Tanzania. El nombre proviene del idioma makonde y significa "el que se encorva", en referencia a la postura frecuentemente adoptada por los pacientes debido al dolor en las articulaciones.
Los pacientes infectados con el virus del Chikunguña pueden experimentar fiebre (unos 40 ⁰C) que puede progresar a una erupción cutánea y dolor articular debido a la inflamación. Algunos pueden llegar a tener dolores articulares crónicos.
El virus se mantiene en África mediante un ciclo de transmisión entre mosquitos y primates. Sin embargo, en áreas altamente pobladas el virus se mantiene en un ciclo urbano, en el que los seres humanos son el principal huésped y los mosquitos del género Aedes actúan como vectores, sin la necesidad del reservorio animal.
De África a Europa
Desde los años 2000, la chikunguña ha reemergido e infectado a millones de personas, sobre todo en África, Asia y Oceanía, y hoy es una gran preocupación para la salud pública global.
En 2005, el movimiento de mercaderías y personas entre las islas del océano Índico introdujo el virus en la isla de la Reunión, lo que causó un brote importante con unos 40 000 casos reportados por semana. Fue la primera vez que se reportaron manifestaciones neurológicas, infecciones fetales y mortalidad asociada al virus. Se cree que el vector transmisor en la Isla de la Reunión fue el mosquito tigre.
En 2007 se detectó el primer brote autóctono en Europa, en Emilia-Romagna (Italia). Allí se reportaron más de 200 casos y la presencia del temido mosquito. Más tarde se han detectado más casos en Francia e Italia: en 2017 Italia sufrió otro brote con 277 afectados.
Desde que el virus del Chikunguña entró en el continente americano, en 2013, se propagó rápidamente por el Caribe y al sur y norte de América. Con más de un millón de casos, ha hecho que el riesgo de transmisión autóctona del virus se incremente en los últimos años en aquellos países donde el mosquito tigre está presente, debido al retorno de viajeros desde zonas endémicas de América.
El virus llega a España
Desde el 2008, cada año se han confirmado casos de viajeros que llegan a España virémicos, es decir, infectados con el virus del Chikunguña en alguna de las zonas endémicas del mundo. De momento no se ha detectado un brote autóctono, aunque sí ha habido dos falsos positivos. Uno, en 2015; el otro, hace unos días, después de que Islandia confirmara que tres turistas habían sido diagnosticados por error tras volver de Alicante.
Núria Busquets es investigadora sobre virus emergentes, Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de España.
Publicado originalmente en The Conversation