Los avances de la ciencia pronto permitirán que las parejas del mismo sexo puedan tener hijos con la información genética de ambos. Al usar las células madre de los padres o las madres, se lograrán reunir los genes de ambos para procrear a un descendiente.
El doctor Jan Tesarik, del la Clínica MARGen de Granada, España, especialista en la investigación genómica, declaró que con las células adultas se podrá "borrar" información al ADN que permitirá que los genes olviden si la información recibida es de hombres o mujeres, lo que permitirá que ambos puedan ser los progenitores.
Esta técnica fue exitosa al ser intentada con dos ratones del mismo sexo, sin embargo, aún no puede ser utilizada en los humanos porque es más complicado ya que hay diferencias entre los gametos y embriones de las especies, pero están averiguando la manera de que también funcione con las personas, y están seguros de que muy pronto lo lograrán.
Los mamíferos generalmente heredan los genes de una hembra y un macho, pero también recibe la impronta genética, que es un grupo del ADN que se traslada de uno solo de los progenitores, mientras el otro queda "apagado".
Si una cría o un hijo reciben dos improntas genéticas y ambas quedan activas, el embrión podría morir o sufrir irregularidades en su formación.
Las investigaciones de la clínica comenzaron en 1990 y para el 2001 ya habían conseguido crear embriones humanos en laboratorio con material genético de dos personas del mismo sexo, al extraer su información de células adultas, y no de espermatozoides ni óvulos como sucede de manera natural. Lo que permite hacer modificaciones en los genes.
Sin embargo, en sus experimentos había un alto número de anomalías en los cromosomas, por lo que se decidió no realizar el tratamiento para el público en general y han preferido continuar con sus investigacione.
La Academia China de Ciencias el año pasado también logró que 29 ratones hembras del mismo sexo tuvieran una cría con la información genética de ambas. Los animales vivieron con normalidad, pudieron reproducirse y llegaron hasta la adultez.
Sin embargo, en este caso, las crías que se formaron con información genética de dos machos, no sobrevivieron. Se inyectó el material a un óvulo de ratón al que se le habían extraído los genes masculinos, pero sus improntas genéticas se activaron de la misma manera, lo que impidió que el experimento fuera efectivo. Sólo duraron 48 horas con vida.