China mostró este lunes su apoyo a la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, tras las protestas contra el proyecto de ley de extradición, que la prensa oficial del régimen califica de "violencia callejera" derivada de "intervenciones maliciosas de gobiernos extranjeros".
En un editorial, el diario estatal China Daily afirma que el apoyo del Gobierno central a Lam "no flaqueará" pese al creciente clamor de los manifestantes, que exigen su dimisión después de la suspensión -y no retiro- del polémico plan legislativo.
En esa misma línea se expresó Tam Yiu-chung, diputado hongkonés en la Asamblea Nacional Popular (congreso nacional chino), quien asistió a una reunión de más de 200 políticos locales, parlamentarios nacionales y cargos de la Oficina de Enlace -órgano oficial que representa a Beijing en Hong Kong-, que le transmitieron que el régimen "apoya, respeta y entiende" la decisión de Lam.
Según el relato de Tam, el director de la Oficina, Wang Zhimin, afirmó que el proyecto de ley de extradición es "por el bien de los hongkoneses", pero que el proceso legislativo "ha sufrido constantes interferencias y ha sido vilipendiado por fuerzas extranjeras".
De hecho, el artículo del China Daily afirma que la "violencia" ha sido "instigada por aquellos que no velan por los intereses" de Hong Kong, y recuerda que la número uno del Gobierno de la ex colonia es "la responsable última de que se aplique el 'un país, dos sistemas'", principio que permite autonomía en campos como la ley o la divisa a la ciudad.
Y es que el órgano de propaganda china afirma que el proyecto de ley de extradición fue propuesto en el marco del citado principio y refuerza el sistema judicial de Hong Kong, al tiempo que recuerda que la forma en la que esta región especial trata la entrega de fugitivos a otras jurisdicciones es "un asunto puramente interno".
"Ningún país extranjero, ya sea Estados Unidos, Reino Unido o cualquier otro, tiene nada que decir al respecto", advierte. "De hecho, su pose mojigata es hipócrita -apunta el China Daily-, dado que sus bravatas tienen intenciones maliciosas, avivan el sentimiento antigubernamental e incitan a la anarquía".
Por último, el medio estatal asegura que "los jóvenes que están al frente" de lo que insiste en calificar de "enfrentamientos violentos" están siendo "utilizados como peones por aquellos cuyas agendas no velan por su futuro".
Lam, considerada como muy subordinada a Beijing, anunció el sábado que suspendía por tiempo indeterminado el trámite del proyecto ley sobre extradiciones a China que originó la protesta. El domingo, ante el éxito de la multitudinaria propuesta, la mandataria presentó sus disculpas por haber sembrado la discordia en Hong Kong.
El diario nacionalista Global Times también ve relación entre las protestas y los asuntos exteriores de China, y publicó el domingo un artículo en el que advierte a Estados Unidos de que no debe utilizar la situación en Hong Kong como carta en las negociaciones para resolver la guerra comercial que libra contra el gigante asiático.
A pesar de que las autoridades hongkonesas suspendiesen las enmiendas a ley de extradición tras las multitudinarias protestas, no consiguieron aplacar a los manifestantes, que exigían la retirada total del proyecto y que volvieron a inundar ayer las calles de la ciudad para defender sus derechos y libertades y exigir la dimisión de Lam.
Más de un millón de personas volvieron a congregarse ayer; los organizadores sitúan la cifra en "casi dos millones de personas" y la Policía, en 338.000.
Pese a que Lam emitió un comunicado en el que pidió disculpas a los ciudadanos de la excolonia y prometió "aceptar todas las críticas", no contempló renunciar a su cargo en ningún momento.
Mientras tanto, el descontento civil continúa y este lunes los habitantes de Hong Kong están llamados a una huelga general.
Treinta años exactos desde la sangrienta represión de Tiananmen en Beijing, Xi Jinping optó estos días por una "retirada táctica" ante la revuelta en Hong Kong, que sigue teniendo un estatuto especial en el seno del país, según Jean-Pierre Cabestan, de la universidad bautista de Hong Kong.
Los dirigentes comunistas "tuvieron miedo", opina este sinólogo. "Les preocupa las repercusiones en China" continental, lo que "ilustra la paranoia en el seno del partido (comunista chino), y su apego a la seguridad".
En China apenas se ha hablado de las masivas movilizaciones de Hong Kong. Este lunes, los medios oficiales aludían discretamente a la suspensión del proyecto de ley sobre extradiciones a China, pero silenciaban la gigantesca manifestación del domingo.
(Con información de EFE)
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