Hong Kong fue sacudida el domingo por una multitud de unos dos millones de personas, según los organizadores, contra un controvertido proyecto de ley sobre extradición hacia China, iniciativa que ya fue suspendida por las autoridades locales.
La cifra de asistentes no pudo ser confirmada en fuentes independientes. La policía, por su parte, dio una estimación casi seis veces inferior, al calcular 338.000 personas en el momento de mayor afluencia. Las elocuentes imágenes ponen en disputa los cálculos oficiales.
En esta nueva enorme demostración de fuerza los manifestantes cantaron "¡Desechen esa maldita ley!", pidiendo además la renuncia de la mandataria Carrie Lam, quien el sábado anunció la suspensión (y no el retiro) del controvertido proyecto de ley.
Según sus detractores, el proyecto de ley colocaría a la población de la ex colonia británica a merced del sistema judicial de China, opaco y bajo influencia del Partido Comunista. Los círculos empresariales temen que la reforma perjudique la imagen internacional de Hong Kong y su atractivo como centro financiero.
Acusada de autoritarismo, Lam tuvo que pedir "disculpas" este domingo, y reconoció que "deficiencias en la labor del gobierno llevaron a muchos conflictos y disputas en la sociedad de Hong Kong y decepcionaron y angustiaron a muchos ciudadanos".
El miércoles, Hong Kong fue escenario de la más violenta represión desde el retorno de este territorio a China, en 1997. Una manifestación de unas decenas de miles de personas fue dispersada por la policía con granadas de gases lacrimógenos y balas de goma.
Las masivas manifestaciones consiguieron sin embargo que el ejecutivo de Hong Kong suspendiera temporalmente un polémico proyecto de ley que autoriza las extradiciones a China, y que la jefa del gobierno local, Carrie Lam, pidiera disculpas. El líder estudiantil Joshua Wong, símbolo de las protestas prodemocracia de 2014, fue asimismo liberado este lunes.
(Con información de AFP)
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