El primer ministro de Japón Shinzo Abe estaba en Teherán con el presidente Hassan Rouhani y con el Ayatollah Ali Khamenei cuando un buque petrolero con bandera nipona fue atacado en el Golfo de Omán, en las puertas del Estrecho de Ormuz. Fue la primera visita en más de 40 años. Pero algún actor iraní decidió herir la cumbre.
El golpe terrorista no sólo tuvo como blanco a un barco japonés -el Kokuka Courageous-, sino también a uno noruego, el Front Altair. El USS Bainbridge de la Quinta Flota estaba en zona y respondió a las llamadas de socorro. De inmediato se encendieron nuevamente las alarmas en un pasaje marítimo que concentra el 30 por ciento del crudo mundial. No sólo el iraní sino también el de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y otros productores.
El régimen teocrático había amenazado con cerrar la puerta de entrada al Golfo Pérsico luego de que Washington incluyera en la lista de organizaciones terroristas a la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés) y no renovara los permisos para la compra de barriles a ocho países claves para el sostenimiento de una debilitadísima economía iraní.
Pero, ¿cuáles son las claves a tener en cuenta a poco más de dos meses de iniciado el escalamiento de las tensiones entre ambas naciones?
1 – Dos caminos dentro de Teherán
Khamanei tendrá que evaluar qué camino escogerá ante la endeble posición actual: el propuesto por Rouhani o el esgrimido por su "arquitecto" de las luchas fuera de su territorio, Qassem Soleimani, hombre fuerte de la IRGC y comandante de los Quds, la fuerza operacional en el extranjero. De acuerdo a las pruebas presentadas por los Estados Unidos, fueron sus soldados quienes atacaron a los buques petroleros durante la visita de Abe a la capital.
De acuerdo a un alto analista israelí -quien prefiere el anonimato para hablar- Soleimani "no entiende del peligro" al que se enfrenta. "Es un extremista, no tan inteligente, a quien sólo le funcionaron las milicias en Irak", explica. Al contrario, señala que Rouhani sí comprende los riesgos de jugar a la guerra con sus vecinos y el ejército norteamericano. El presidente iraní actúa más racionalmente. Y busca que su bombardeado acuerdo nuclear no naufrague del todo.
El clérigo sabe que los países europeos que firmaron el pacto podrían ser un puente de negociación. Como también Japón, a quien sorprendieron ingratamente durante la estadía de su mandatario. ¿Quién dio la orden entonces de sabotear a los buques, uno de ellos japonés?
2 – Los puentes de Abe
La visita de Shinzo Abe se dio días después de que Donald Trump realizara un prolongado periplo por Tokio y otras ciudades. Luego de esos encuentros -en los que incluso tuvieron tiempo de practicar golf- el primer ministro arribó a Irán, el miércoles último. Allí se reunió con Rouhani y con Khamenei. El primero hizo una declaración llena de pompa: "No iniciaremos ninguna guerra en la región".
Abe, en tanto, hizo un planteo a ambos que luego se hizo público: pidió que Teherán libere a los ciudadanos norteamericanos detenidos bajo su cautiverio. Las otras diligencias se mantuvieron en secreto. Incluso, voceros gubernamentales negaron que haya actuado como mensajero de Trump. "Es esencial que Irán juegue un papel constructivo en una paz sólida y en la estabilidad en Medio Oriente", dijo el Primer Ministro. Menos de 24 horas después de su llegada, se sucedieron los ataques en las puertas del Estrecho de Ormuz ejecutados por el IRGC. Fue mientras bebía té con Khamenei y Rouhani.
3 – Economía en problemas
Los índices económicos de Irán no son alentadores. Mucho menos desde que los Estados Unidos impusieron la barrera petrolera de abril último sobre China, India, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Turquía, Italia y Grecia. Eso terminará por estrangular sus números.
El descontento social crece entre sus 81 millones de habitantes: en 2018 el PIB cayó un 3,9% respecto al año anterior; el desempleo alcanza a casi el 13 por ciento de la población; la inflación anual roza el 50 por ciento, ubicándola entre las más altas del planeta; la deuda externa trepa a los 170 mil millones de dólares; el PBI per cápita es de 5.300 dólares; la balanza comercial es positiva, pero depende casi con exclusividad de la venta de crudo…
Una imagen se repite en las calles de la capital. Las protestas son cada vez más frecuentes. Son por el descontento en los números económicos, por la alta percepción de corrupción y por la opresión a la que se ven sometidas las mujeres. La teocracia ocupa el puesto número 142 (sobre 149 países) en el Ranking de la Brecha de Género que elabora el Foro Económico Mundial.
"En estas difíciles condiciones encontraremos soluciones para el bienestar y la comodidad de nuestra gente, incluida la revisión del presupuesto y de las políticas financieras para que estén libres de petróleo", indicó el ministro de Relaciones Exteriores del régimen, Javad Zarif, el mismo que reconoció que Teherán ejecuta a los homosexuales "por principios morales".
4 – Escalamiento y líneas rojas
Khamenei quizás continúe con las negociaciones bicéfalas que mostró en las últimas horas. Por un lado, Rouhani; por otro, Soleimani. El escalamiento en las tensiones con sus vecinos y con los Estados Unidos continuará durante varias semanas. Meses. Los atentados terroristas de la Guardia Revolucionaria Islámica se intensificarán en el Estrecho de Ormuz, aunque los negarán uno por uno. Incluso, la teocracia intentará inculpar a los servicios de inteligencia norteamericanos, saudíes o israelíes en los sabotajes.
Es muy probable que Irán también decida utilizar sus milicias en Irak para golpear algún blanco sensible. Ya lo hizo con los hutíes en Yemen, quienes el pasado 12 de junio dispararon cohetes a un aeropuerto en el sur de Arabia Saudita. En tierra iraquí los mercenarios que responden a Teherán llegan desde Afganistán y Pakistán por grandes sumas de dinero. Forman parte del monumental presupuesto con el que cuenta Soleimani para librar sus guerras. La cifra representa un tercio del total necesario para administrar a toda la nación.
Sin embargo, Khamenei sabe que no debería cruzar ninguna línea roja. Estas son claras: vidas norteamericanas o ataque directo made in Iran a algún objetivo vecino. Los Estados Unidos permanecerán alerta y repelerán selectivamente cualquier amenaza inminente; pero se involucrarán hasta el final si ésta contempla el riesgo de supervivencia de sus compatriotas o un blanco propio.
5 – ¿Guerra abierta?
En caso de cruzar alguna de esas líneas rojas -algo improbable- Teherán se encontrará frente a una guerra franca en su propia tierra, algo inédito y que evitó durante los 40 años de Revolución Islámica. Sabe que el costo humano y político serían insostenibles y su régimen estaría en jaque. No tiene forma de soportar un conflicto bélico. Su armamento suma décadas. Es obsoleto. De propiciar un choque, las chances de salir victorioso serían casi nulas. Además del poder de fuego norteamericano, deberá agregar en contra la solidaridad de sus socios y aliados: Israel, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Jordania, Egipto.
¿Qué posibilidades tiene de salir victorioso? Sólo podrá lastimar con sus guerrillas en la península arábiga y en Irak. Siria también podría sufrir las consecuencias: allí tiene desplegados misiles y a la fuerza de choque chiíta libanesa Hezbollah, que responde a la teocracia. Israel respondería en segundos.
6 – Donald Trump
El presidente norteamericano es un jugador particular e indescifrable en el tablero diplomático internacional. No es un negociador o político convencional y Khamenei debería saberlo. Presionará a Irán hasta ahogarlo financiera y económicamente y lo acosará con su Quinta Flota en el Golfo Pérsico.
El pasado 12 de junio continuó con la saga de amonestaciones. El Departamento del Tesoro anunció sanciones a una empresa vinculada a la IRGC. El flujo de dinero y el blanqueo de capitales es cada vez más dificultoso para los soldados de Soleimani. "Estamos tomando medidas para cerrar las redes iraníes de contrabando de armas que se han utilizado para armar a los representantes regionales de la Guardia Revolucionaria en Irak, al tiempo que enriquecen personalmente a los miembros del régimen", dijo el secretario Steven Mnuchin.
Apenas años atrás nadie imaginaba una fotografía que mostrara en la misma sala a Trump con Kim Jong un. No fue sólo una imagen, sino dos. Y podría haber una tercera dentro de poco. Quizás ahora esté pensando en un retrato nuevo: uno con Khamenei.
Twitter: @TotiPI
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