El régimen de Irán insiste en que no abandonará su programa de misiles, en medio de la creciente tensión en Medio Oriente. Así lo advirtió el líder supremo Ali Khamenei, quien este martes cumplió tres décadas en el poder. Asimismo, llamó a resistir ante las presiones de Estados Unidos, en cumplimiento del legado del fallecido Ruhollah Jomeini.
El ayatollah hizo hincapié en que "el objetivo de la resistencia es llegar al punto de disuasión" para impedir al "enemigo" atacar a Irán en todos los campos, tanto económico como político, social y militar.
"Nosotros hoy a nivel militar hemos llegado en gran medida a ese punto de disuasión y por eso insisten en limitar nuestros misiles, pero nunca lo lograrán", advirtió el líder supremo.
"Trump ha dicho que Irán puede avanzar con los mismos líderes, eso significa que no quiere derrocar (el régimen). Es verdad, podemos progresar más, pero la condición es que los estadounidenses no se acerquen", agregó.
En una ceremonia multitudinaria en el mausoleo en el que está enterrado Jomeini, cuya muerte se rememora en esta jornada, el líder supremo insistió en que el legado del ayatollah y fundador de la República Islámica es "el camino de la resistencia".
Khamenei subrayó en su discurso que "el precio de rendirse ante el enemigo es mucho más alto que el de la resistencia", por lo que pidió firmeza para impedir su avance.
"El gran error es que alguien crea que no se puede resistir ante los 'cuellos anchos' del mundo (las potencias) y que es inútil", afirmó Khamenei, en una advertencia a los jefes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y a la cúpula militar, presentes en el acto.
El público interrumpió en ese momento la alocución con lemas de "No nos rindamos" y "Luchemos contra EEUU", a lo que Khamenei respondió que él hablaba de resistir y no de luchar.
La tensión entre Teherán y Washington vivió un punto álgido a mediados del mes pasado, coincidiendo con sabotajes a petroleros en el golfo Pérsico y con la decisión de EEUU de reforzar su despliegue militar en la zona, luego de que el gobierno de Donald Trump acusara al régimen persa de planear ataques contra intereses norteamericanos en Medio Oriente.
La presión de EEUU contra Irán tiene el objetivo, según Washington, de que Teherán no consiga la bomba atómica, frene el desarrollo de sus misiles balísticos y limite su influencia en la región.
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, afirmó hace dos días que su país está preparado para dialogar "sin condiciones previas", siempre que Irán se comporte "como una nación normal". Sin embargo, Teherán no está dispuesto a aceptar nuevas negociaciones, teniendo en cuenta que Washington se retiró de modo unilateral del acuerdo nuclear de 2015 y volvió a imponer el año pasado sanciones contra el régimen persa.
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