¿Un Duce del siglo XXI? Cómo hizo Matteo Salvini para convertirse en el político más popular de Italia

En pocos años pasó de ser militante de un partido separatista a ser viceprimer ministro y la gran figura política de su país. El amplio triunfo en las elecciones europeas acrecienta sus posibilidades de convertirse en jefe de Gobierno para terror de sus detractores que lo consideran un neofascista

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Matteo Salvini dio un paso
Matteo Salvini dio un paso decisivo el domingo pasado, que lo acerca a su principal objetivo: ser primer ministro (REUTERS/Antonio Parrinello)

La Liga de Matteo Salvini había obtenido apenas 6,1% de los votos en las elecciones parlamentarias europeas de 2014. Cuatro años después, en los comicios generales italianos del 4 de marzo de 2018, estuvo a punto de triplicar su caudal electoral: quedó tercera, con 17,3 por ciento.

Eso le permitió formar una inesperada coalición de gobierno con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), una fuerza populista, antisistema y antiideológica, que había sido la gran sorpresa al salir primera con 32,7 por ciento. El 1 de junio asumió como ministro del Interior y viceprimer ministro, cargo que comparte con Luigi di Maio, líder del M5S. Ambos acordaron que el premier fuera Giuseppe Conte, un abogado sin filiación política.

Salvini necesitó unas pocas semanas para pasar al centro de la escena política. Sus rápidas y controversiales medidas, como prohibir la entrada de un barco humanitario repleto de migrantes que habían naufragado en el Mediterráneo, forzaron a todos a hablar de él. Muchos ciudadanos, temerosos de una inmigración que consideran descontrolada, lo celebraron como un gesto de soberanía. Pero otros notaron la gravedad extrema de un hecho que viola tratados suscritos por Italia y que revela cierto desprecio hacia los derechos humanos.

Salvini besa un crucifijo tras
Salvini besa un crucifijo tras la difusión de los resultados de las elecciones europeas en Italia (REUTERS/Alessandro Garofalo)

A casi un año de haber asumido, Salvini logró una notable ratificación en las urnas. La Liga obtuvo el 34,3% de los votos en las legislativas europeas del domingo pasado. Es el doble de lo que había conseguido en 2018 y más del quíntuple que hace un lustro. Pero lo más importante es que le sacó 17 puntos de ventaja al M5S, que terminó tercero con 17%, casi la mitad que el año pasado.

"Inmediatamente después de las elecciones de 2018 comenzó a subir en las encuestas, así que se esperaba este resultado. Hay varias razones. Primero, no hay otro partido fuerte de centroderecha debido al declive de Forza Italia (de Silvio Berlusconi). Muchos votantes comenzaron a dejarlo para sumarse a la Liga", dijo a Infobae Andrej Zaslove, profesor de ciencia política de la Universidad Radboud de Holanda.

Con los últimos números, parece inminente la ruptura de la coalición con el M5S. Si los comicios hubieran sido nacionales, la Liga no habría tenido mayores dificultades para aliarse con otros partidos de derecha —como FI o Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni— y formar un gobierno con Salvini de primer ministro.

Salvini es un animal de campañas electorales y ha sabido utilizar hábilmente la comunicación en las redes sociales y en el territorio

De todos modos, en su primer discurso tras la victoria, el vice agradeció a la virgen María y prometió que "no habrá crisis de gobierno". Dijo que sus aliados eran sus amigos y que no buscará más cargos, pero aclaró que pretende ir a fondo con los proyectos que le venían bloqueando. El M5S está en una encrucijada. Si hace lo que Salvini quiere, lo fortalecerá aún más, pero si se rehúsa, le daría la excusa para convocar a elecciones anticipadas.

"Salvini se impuso en el desafío que tenía dentro del gabinete. Cuando un partido con una fuerte identidad ideológica se encuentra con uno que no tiene ninguna, que es postideológico, el riesgo del último es ser absorbido por el primero. La Liga tiene una identidad clara: es un partido de derecha, conservador y tradicional en términos culturales, y vagamente liberal en lo económico. Este perfil ha sido recompensado por los votantes. Además, Salvini es un animal de campañas electorales y ha sabido utilizar hábilmente la comunicación en las redes sociales y en el territorio. Ha interpretado el sentimiento profundo de los italianos, que exigen al mismo tiempo un cambio radical y protección de su estatus socioeconómico", explicó Marco Valbruzzi, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Bolonia, consultado por Infobae.

Salvini habla en una manifestación
Salvini habla en una manifestación del Movimiento de Jóvenes Padanos en 2006

Del separatismo a la conquista de Italia

Toda la vida adulta de Salvini, que cumplió 46 años el 9 de marzo pasado, estuvo atravesada por la política. Nació en Milán, es hijo de un ejecutivo y de una ama de casa, y estudió historia en la universidad, pero nunca se graduó. Tuvo algunos empleos, aunque ninguno duró demasiado. La militancia política se convirtió en su eje cuando era adolescente.

Su primer trabajo importante lo tuvo a los 20 años, cuando fue elegido concejal de Milán por la recién creada Liga, que en ese momento usaba su nombre completo: Lega Nord per l'Indipendenza della Padania (Liga Norte por la Independencia de la Padania).

El término Padania surgió como sinónimo del valle del Po, que está ubicado en el norte de Italia, entre los Alpes y los Apeninos. Pero luego comenzó a ser utilizado para denotar a las ocho regiones norteñas: Emilia-Romaña (Bolonia), Friuli-Venezia Julia (Trieste), Liguria (Génova), Lombardía (Milán), Piamonte (Turín), Trentino-Alto (Trento), Valle de Aosta (Aosta) y Veneto (Venecia).

Umberto Bossi, fundador de la
Umberto Bossi, fundador de la Liga Norte, encabeza una manifestación en Pontina en 1990

La Liga fue fundada en 1991 como una federación de seis agrupaciones regionales del norte y se estableció como partido dos años después. Durante muchos años, se debatió entre un franco separatismo, que pretendía la secesión de Padania, y un federalismo radical, que aceptaba continuar en Italia pero con una autonomía muy superior a la actual.

Su líder indiscutido era Umberto Bossi, que basaba su discurso en el rechazo al centralismo romano, que resumía en la expresión "Roma ladrona". Supo capitalizar el descontento de muchos habitantes del norte —industrializado y rico—, que sentían que habían perdido con la unificación del país, porque el Estado central empezó a extraerles recursos para financiar al sur —agrario y mucho más pobre—.

Salvini habla en un acto
Salvini habla en un acto contra la inmigración clandestina poco antes de asumir la jefatura de la Liga Norte en 2013

Bossi llegó al Senado en 1987, en representación de lo que era la Liga Lombarda, y en 1992 entró a la Cámara de Diputados, sorprendiendo a todos al obtener 8,7% de los votos a nivel nacional. Tras el estallido del sistema de partidos por los escándalos de corrupción revelados por el Mani Pulite, volvieron a celebrarse elecciones en 1994 y la Liga repitió el éxito de los comicios anteriores. Pero la revelación fue Forza Italia, que salió primero.

Inesperadamente, la formación que buscaba independizarse de Italia aceptó entrar a la coalición de gobierno con Berlusconi. La experiencia duró poco, porque el magnate de los medios tuvo que renunciar ocho meses más tarde. Los problemas que tuvo ese ensayo, y el éxito que consiguió en los comicios de 1996, en los que superó el 10%, llevaron al partido a volver a las fuentes y apostar por el independentismo. Hasta organizó un referéndum, que lógicamente no tuvo ningún reconocimiento oficial.

Salvini tiene dos capacidades principales, que son características típicas de los líderes populistas: el uso de un discurso muy simplificado y la apelación a ciertos temas para movilizar las preocupaciones y los miedos

La jugada salió mal: en las elecciones europeas de 1999 sacaron apenas 4,5% de los votos. Bajaron definitivamente las banderas secesionistas y volvieron al pragmatismo. En 2001 Berlusconi regresó al poder y la Liga se incorporó al gobierno. Bossi fue designado ministro de Reformas Institucionales. En 2008 pasó a ser responsable de Reformas Federales, donde permaneció hasta 2011.

En todo ese tiempo, Salvini fue escalando posiciones de a poco en el partido. Primero se hizo fuerte en el Movimiento de Jóvenes Padanos, su rama juvenil, luego tuvo un lugar destacado como comunicador en un periódico y en una radio partidarios, y después pasó a ser líder regional. En 2004 ganó una banca en el Parlamento Europeo y dos años más tarde accedió a la Cámara de Diputados italiana.

En 2012 estalló una crisis interna en la Liga por la revelación de que Bossi se había apropiado de fondos y los había usado para hacer costosas reformas en su casa. Tuvo que renunciar. Salvini, que era la principal figura joven que tenía el partido, aprovechó la ventana que se le abrió. Tras un año de transición en el que estuvo al frente Roberto Maroni, que era el segundo de Bossi, Salvini se impuso en la interna al histórico líder y fue elegido secretario federal el 7 de diciembre de 2013.

El logo de la Liga
El logo de la Liga modificado por Salvini

"Salvini dio en los temas justos, especialmente con la inmigración, que es una cuestión importante en Italia —dijo Zaslove—. El elevado número de refugiados, el claro fracaso del Acuerdo de Dublín (que pretendió organizar su acogida) y la incapacidad del norte de Europa para abordar este desafío no han ayudado. Por supuesto, también hay un componente político y simbólico, por el cual Salvini y los medios de comunicación lo convierten en un gran tema, pero la realidad es que es una preocupación. También fueron importantes otras cosas, como la política fiscal y la integración a la Unión Europea, donde tuvo una postura crítica, pero más pragmática".

El cambio en la Liga fue abrupto. Salvini, que se propuso convertirlo en un partido de alcance nacional, empezó a modificar sus ejes discursivos. En lugar de la discusión por el federalismo y la distribución de la carga tributaria, puso en el centro a las instituciones europeas y a los inmigrantes ilegales, como males que vulneran la soberanía italiana.

El líder de Forza Italia
El líder de Forza Italia Silvio Berlusconi limpia el sudor de la frente de Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, en un discurso durante la campaña de 2018 (REUTERS/Alessandro Bianchi)

"Tiene dos capacidades principales, que son características típicas de los líderes populistas: el uso de un discurso muy simplificado, que hace énfasis en las diferencias entre el establishment clásico y el 'pueblo soberano' que él representaría, y la apelación a ciertos temas para movilizar las preocupaciones y los miedos. En particular, la seguridad, el estilo de vida nacional y el enfoque continuo en los efectos negativos de la migración", dijo a Infobae Luca Verzichelli, profesor de política italiana de la Universidad de Siena.

Bossi, Maroni y la vieja guardia de la Liga se opusieron al viraje, pero el nuevo jefe los desplazó, al punto que hoy no tienen ninguna incidencia. La ruptura simbólica más fuerte se produjo en la antesala de las elecciones generales de 2018. Salvini borró el "Norte" del logo, y le agregó "Salvini Premier". El antiguo partido separatista, surgido de una federación de fuerzas políticas locales, pasaba a ser nacional y personalista.

El primer ministro Giuseppe Conte,
El primer ministro Giuseppe Conte, ladeado por Luigi di Maio y Matteo Salvini (Photo by Filippo MONTEFORTE / AFP)

Los resultados electorales de esta estrategia son incuestionables. Logró que la Liga sea el tercer partido más votado del país, con 17,3% de los votos. De volver a ser un potencial aliado menor de un gobierno de Forza Italia, pasó a formar una alianza con el M5S en la que consiguió un reparto casi igualitario de los cargos, a pesar de haber recibido la mitad de los votos.

"También hubo una circunstancia fortuita —continuó Verzichelli—. Salvini hizo su partido al mismo tiempo que se producía la decadencia política de Berlusconi, que no podía ser candidato al parlamento en 2018 y que, en cualquier caso, ya no está tan activo. Berlusconi fue incapaz de crear las condiciones para que surgiera un nuevo liderazgo en Forza Italia".

Cuando arribó al gobierno, Salvini profundizó su estrategia, pero con mucha más visibilidad que antes e incluso con la posibilidad de mostrar algunos cambios concretos. Su liderazgo se fue afianzando con la toma de medidas antiinmigración sin precedentes en la historia reciente de Europa Occidental y el enfrentamiento con las autoridades de la UE —entre otras cosas, por el presupuesto público, que fue rechazado por Bruselas por excederse en el déficit permitido—. Así llegó a los comicios europeos, que terminaron de entronizarlo.

Salvini fue muy criticado por
Salvini fue muy criticado por publicar una foto comiendo pan con nutella horas después de un sismo que provocó destrozos y dejó varios heridos en Catania

"Cuando se convirtió en secretario del partido, Salvini decidió abandonar las actitudes anti sur típicas de la Liga y abrazar una posición nacionalista radical de derecha. Esta postura dio sus frutos. De hecho, pudo mantener el apoyo tradicional en el norte con su promesa de reducir los impuestos, y también atraer votos en el resto del país, especialmente en el sur, gracias a su postura dura con la inmigración y con el crimen, y al euroescepticismo. Se puso deliberadamente en una senda de colisión con la UE y con otros países europeos, ganando así popularidad, ya que la opinión pública italiana percibía que la UE había dejado solo al país para hacer frente a la 'invasión' de inmigrantes", sostuvo Anna Bull, profesora de política y estudios internacionales de la Universidad de Bath, en diálogo con Infobae.

A pesar de la magnitud de la victoria del domingo, trató de mostrarse cauto. "No vamos a usar estos resultados para pasar cuentas internas, y mucho menos para pedir ministerios o cargos", dijo. Pero nadie duda de que su objetivo es ser primer ministro. La pregunta es cuándo y cómo dará el paso.

"Salvini tratará de hacer valer su éxito dentro del gobierno, pidiendo más peso en el gabinete y mayor énfasis en los temas que son prioritarios para la Liga. Si consigue avanzar con esas políticas, el Gobierno sobrevivirá. De lo contrario, el camino hacia las elecciones anticipadas está marcado", afirmó Valbruzzi.

Benito Mussolini, haciendo el saludo
Benito Mussolini, haciendo el saludo fascista ante la multitud desde un balcón

Entre Mussolini y el fin de la historia

La trayectoria política de Salvini, especialmente como ministro, está repleta de controversias. Quizás las más sensibles son las que lo acercan discursivamente a Mussolini, el autodenominado Duce (guía, conductor), que gobernó Italia entre 1922 y 1945, y que llevó al país a la Segunda Guerra Mundial al lado de la Alemania Nazi. Sus detractores más alarmistas temen que su consagración electoral implique una suerte de restauración del fascismo.

En la campaña de 2018 se produjo uno de los primeros escándalos. El presidente Sergio Mattarella, uno de sus principales contradictores —más allá de la prudencia que le impone el cargo—, había dicho que era "un error decir que el fascismo hizo cosas buenas". Cuando le preguntaron por la afirmación, Salvini tomó distancia.

"No se puede negar la evidencia de que Mussolini hizo tantas cosas, que introdujo el sistema de pensiones o que recuperó los pantanos", afirmó. Si bien aclaró que "las leyes raciales y las persecuciones se encuentran entre las cosas más descabelladas jamás hechas", no pudo evitar la condena de buena parte del arco político italiano.

Matteo Salvini da un discurso
Matteo Salvini da un discurso en la plaza Aurelio Saffi del municipio de Forli desde el mismo balcón en el que Mussolini atestiguó la ejecución de cuatro partisanos en 1944

En julio de 2018, poco después de asumir como vicepremier, respondió a las feroces críticas que despertaba su política migratoria con una frase de Mussolini. "Tanti nemici, tanto onore" (muchos enemigos, mucho honor), escribió en su cuenta de Twitter. Lo más impactante es que la publicó justo en el aniversario de su nacimiento.

Pero es probable que lo más escandaloso haya sido su decisión de despreciar el día de la liberación, que se celebra todos los 25 de abril en conmemoración de la derrota del fascismo y de la ocupación nazi. En vez de asistir a la ceremonia oficial, prefirió ir a Corleone, Sicilia, para participar de un acto en apoyo a la Policía. "Es un derbi entre fascistas y comunistas", dijo Salvini acerca de la jornada.

Salvini es un autoritario oportunista, en el sentido de que entiende instintivamente que el público está a favor de un líder que se muestre fuerte y decisivo, que no rehúye a la confrontación

"Salvini es un autoritario oportunista, en el sentido de que entiende instintivamente que el público está a favor de un líder que se muestre fuerte y decisivo, que no rehúye a la confrontación —dijo Bull—. Lo definiría como un líder postfascista, que ha modelado a la Liga a partir de los movimientos populistas nacionalistas de derecha radical, a la Le Pen. También es cierto que Salvini adoptó una actitud amistosa hacia grupos neofascistas como Forza Nuova y Casa Pound, probablemente porque siente que en Italia hay una corriente de opinión que ve a Mussolini como una figura positiva".

El mes pasado protagonizó otras dos polémicas. Primero, afirmó que los alumnos de escuelas públicas deberían usar uniforme. Era consciente de lo que iba a generar, porque todos en Italia lo asocian directamente con el período de Mussolini. "Dirán que también el Duce lo hizo, pero estamos en una democracia y necesitamos orden y disciplina", sostuvo.

(Reuters)
(Reuters)

Al día siguiente, hizo otra. Durante un acto en la plaza Aurelio Saffi del municipio de Forli, Emilia-Romaña, dio un discurso desde el mismo balcón en el que Mussolini atestiguó la ejecución de cuatro partisanos en 1944.

"A pesar de su estridente actitud xenófoba y de su postura autoritaria —agregó Bull—, Salvini no ha atacado las instituciones democráticas del país, como sí ha sucedido en algunos países de Europa del Este. No olvidemos que la Liga estuvo durante varios años en el gobierno, y siempre trabajó dentro de los parámetros democráticos".

También Verzichelli rechazó la validez de las comparaciones de Salvini con Mussolini, más allá de esos gestos. Pero sostuvo que hay otro riesgo que se esconde detrás de la estrategia retórica del ministro. "No creo que sea correcto decir que es fascista una persona que cree que el fascismo y el comunismo ya no deben ser mencionados. Pero veo algo más peligroso que un discurso apologético: el culto sistemático a la pérdida de la memoria colectiva. Un líder que busca eso para obtener una pequeña recompensa en el corto plazo es, en mi opinión, mucho más riesgoso que un fascista nostálgico de la ley y el orden".

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