David Cameron arrojó la piedra y escondió la mano. Sabía que en una parte importante de la sociedad británica había un creciente rechazo hacia la Unión Europea (UE), y necesitaba sumar en las elecciones de 2015 más votos de los que había obtenido en 2010 para alcanzar una mayoría que le permitiera gobernar en soledad, prescindiendo de los Liberales Demócratas. Así que centró su campaña por la reelección en una promesa: si volvía a ganar, llamaría a un referéndum para que los británicos decidieran si querían permanecer en la UE.
La estrategia dio resultado en un primer momento. En los comicios del 7 de mayo de 2015, su Partido Conservador consiguió 330 bancas en la Cámara de los Comunes, 24 más que en 2010 y lo suficiente para formar un gobierno sin negociar con nadie.
Pero entonces comenzaron los problemas, porque tenía que cumplir el compromiso asumido. Pasó más de un año hablando de las bondades de la UE y diciendo que el Reino Unido debía permanecer. Pero era tarde: había puesto en marcha un mecanismo que ya no podía parar. El 23 de junio de 2016 se realizó el histórico referéndum en el que el Brexit se impuso con el 51,9% de los votos. Cameron renunció al día siguiente, diciendo que no podía llevar adelante un proceso con el que no estaba de acuerdo.
El Partido Conservador necesitaba un reemplazo para hacer el trabajo sucio. El candidato natural era Boris Johnson, ex alcalde de Londres y principal vocero de la causa antieuropea en el partido. Perspicaz como pocos, rechazó el ofrecimiento. Sospechaba que era imposible salir ileso de un trámite que, de mínima, iba a ser extremadamente engorroso.
Le tocó a Theresa May, que era ministra del Interior de Cameron desde 2010 y que había hecho campaña por la permanencia en la UE. Pero no había muchas alternativas y ella aceptó el desafío. Johnson decidió acompañarla como canciller.
May sabía que su gobierno iba a tener una sola misión: sacar al Reino Unido del bloque continental con el menor costo posible. Tenía claro que iba a pasar a la historia por cómo resolviera ese reto.
El 13 de julio de 2016 asumió como primera ministra y comenzó un suplicio que se prolongó durante 1045 días. Este viernes presentó su renuncia, varios meses después de haber perdido todo el apoyo político. Lo intentó de todas las formas posibles, pero no logró sellar un pacto de salida que pudiera convencer al mismo tiempo a los otros líderes europeos y a su parlamento. La dimisión se concretará el 7 de junio, cuando el Partido Conservador comience el proceso para hallar un reemplazante que sea capaz de concretar un objetivo que a esta altura parece imposible.
Los hitos que marcaron al sufrido gobierno de Theresa May
—17 de enero de 2017. May dio su visión sobre el Brexit en un discurso en Lancaster House. En un intento de mostrarse firme, sostuvo que rechazaría cualquier pacto que deje al Reino Unido "mitad dentro y mitad fuera" de la Unión Europea. Luego pronunció una sentencia de la que luego se arrepentiría: "Que no haya acuerdo es preferible a un mal acuerdo".
—29 de marzo de 2017. La Premier envió a Bruselas una carta formal con la que activó el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que regula el proceso a través del cual un estado puede abandonar la UE. A partir de ese momento, Londres y Europa tenían dos años para negociar la salida.
—18 de abril de 2017. May anunció la convocatoria a elecciones anticipadas. Su imagen estaba en alza y necesitaba fortalecer su capital político para negociar el Brexit desde una posición de fuerza. Consideró que pasar por la legitimidad popular y engrosar su mayoría parlamentaria era la mejor manera.
—8 de junio de 2017. Tras una campaña en la que hizo todo mal y dilapidó la buena imagen que tenía, May sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones generales. El Partido Conservador fue el más votado, pero perdió la mayoría. Para continuar en Downing Street, debió hacer una alianza con el Partido Unionista de Irlanda del Norte (DUP), promotor de una ruptura total con Europa. Eso le quitó capacidad de maniobra.
—26 de junio de 2017. Comenzaron formalmente las negociaciones con la UE para definir los términos del divorcio. La primera ministra, que pretendía estar más fuerte que antes, comenzó el trámite muy debilitada.
—13 de diciembre de 2017. Un grupo creciente de tories (conservadores) críticos con su gestión se alió al Partido Laborista en la Cámara de los Comunes para determinar que el pacto que alcanzara con Bruselas fuera aprobado por el Parlamento antes de aplicarse. Una derrota que sería decisiva.
—7 de julio de 2018. May presentó el "plan de Chequers", una hoja de ruta para la salida británica de Europa. Fue el comienzo de un bloqueo que se mantiene hasta hoy. Afuera, los líderes europeos lo rechazaron por entender que el Reino Unido tenía muchas pretensiones. Adentro, el ala dura conservadora lo defenestró por considerarlo demasiado blando y dejar al país atado a Europa. Boris Johnson y David Davis, secretario para el Brexit, renunciaron en los días siguientes.
—13 de noviembre de 2018. El Reino Unido y Bruselas llegaron a un acuerdo. Un "plan de Chequers" suavizado, que incluía el llamado backstop en Irlanda, una serie de garantías para evitar que se instaure una frontera dura en la isla, que podría reavivar los enfrentamientos en Irlanda del Norte entre unionistas y republicanos. Esta cláusula desencadenó la renuncia de otros cuatro ministros, incluyendo a Dominic Raab, sucesor de David Davis.
—10 de diciembre de 2018. Un día antes de la jornada en la que la Cámara de los Comunes debía votar por primera vez el pacto con Europa, May pospuso la sesión para evitar una derrota que se preveía abrumadora. Emprendió una gira europea con la esperanza de que los otros jefes de Estado acepten renegociar el controvertido backstop. Antes de empezar, los mandatarios le dijeron que no había ninguna posibilidad de que eso sucediera.
—15 de enero de 2019. Casi un mes más tarde de lo previsto, el Parlamento votó el plan de salida de May. Fue la derrota más aplastante para un gobierno en la historia del Reino Unido: los comunes lo rechazaron por una diferencia de 230 votos. Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, llamó a una moción de censura para destituir a May, pero la primera ministra sobrevivió.
—12 de marzo de 2019. Tras dos meses en los que buscó infundir miedo entre los parlamentarios, tratando de convencerlos de que si no aprobaban su plan el Reino Unido se dirigía hacia una ruptura sin acuerdo con la UE, que podría tener consecuencias dramáticas para el país, la Cámara baja votó por segunda vez. Nuevamente, su iniciativa fue rechazada, aunque por un margen algo menor: 149 votos.
—21 de marzo de 2019. Ante la persistencia del bloqueo británico, los otros 27 jefes de Estado de la UE resolvieron en una reunión de urgencia posponer el Brexit, que debía materializarse el 29 de marzo siguiente. La fecha límite para alcanzar un entendimiento pasó a ser el 12 de abril.
—29 de marzo de 2019. Dos días después de que May ofreciera su renuncia a cambio de que se apruebe su propuesta de salida, el Parlamento votó por tercera vez. Una vez más, fue derrotada. Esta vez por una diferencia de 58 votos.
—2 de abril de 2019. Tras comprobar que el rechazo de los tories antieuropeos era infranqueable, May dio un giro y anunció que iniciaría negociaciones con el Partido Laborista, en busca de acordar un Brexit blando.
—11 de abril de 2019. Viendo que el Reino Unido necesitaba más tiempo, los líderes europeos resolvieron concederle otra prórroga. Fijaron el 31 de octubre como nuevo deadline para el Brexit.
—2 de mayo de 2019. El Partido Conservador sufrió una fuerte derrota en los comicios locales. Perdió el control de 44 gobiernos municipales. Los pedidos a May para que renuncie se volvieron generalizados en su partido.
—17 de mayo de 2019. Tras seis semanas de diálogos sin resultados, el laborismo dio por terminadas las negociaciones, argumentando "la creciente debilidad e inestabilidad del Gobierno".
—21 de mayo de 2019. En un intento desesperado de volver a sentar a los laboristas, May se comprometió a realizar un segundo referéndum sobre el eventual acuerdo que alcancen. Era una de las condiciones que pedía un sector del partido. Pero la propuesta enardeció a los conservadores.
—22 de mayo de 2019. La ministra encargada de las relaciones con el Parlamento, Andrea Leadsom, presentó su dimisión. "Dejé de creer que nuestra estrategia cumpla con los resultados del referéndum", afirmó. Fue el golpe de gracia.
—23 de mayo de 2019. El Reino Unido debió votar una vez más en las elecciones parlamentarias europeas, cuando se suponía que a esta altura ya iba a estar afuera del bloque. Los resultados se conocerán el domingo, pero las encuestas advertían que el Partido Conservador puede haber terminado quinto, haciendo la peor elección de su historia.
—24 de mayo de 2019. Acorralada, sin apoyos y sin más alternativas para seguir adelante, May anunció su renuncia. "Me iré con una gratitud enorme e imperdurable por haber tenido la oportunidad de servir al país que amo", dijo entre lágrimas.
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