Las primeras tendencias del escrutinio de las colosales elecciones legislativas indias apuntaban este jueves a una gran victoria del primer ministro nacionalista hindú Narendra Modi y su partido Bharatiya Janata (BJP).
Tras dos horas y media de recuento de los aproximadamente 600 millones de votos, el partido BJP de Modi estaba en cabeza en 283 circunscripciones, lo que le daría igual número de escaños.
De confirmarse la victoria en esas circunscripciones, Modi conseguiría nueve escaños más de los 272 que precisaba para disfrutar de mayoría absoluta y uno más de los que consiguió en 2014, cuando por primera vez en 30 años un partido conseguía la mayoría absoluta.
El primer partido de la oposición, el Partido del Congreso de Rahul Gandhi, iba al frente sólo en 51 circunscripciones.
Estos resultados darían al BJP y sus aliados, a los que las primeras tendencias daban 50 escaños, una firme mayoría de 330 diputados.
La bolsa de Bombay saludó estos datos provisionales encaramándose a máximos históricos.
Más del 67% de los 900 millones de votantes habilitados en India acudieron a las urnas entre el 11 de abril y el 19 de mayo, consulta en la cual los nacionalistas hindúes de Modi esperan ser reelegidos por otros cinco años.
Las elecciones rompieron todos los récords en términos de tamaño y complejidad. Se estima que la enorme maquinaria logística para las elecciones costó aproximadamente 7.000 millones de dólares, y esa montaña de votos deberá ser contada en apenas un día.
El corazón de la victoria de Modi en 2014 estuvo en los estados más densamente poblados, como Uttar Pradesh y West Bengal.
Insultos y noticias falsas
El enorme tamaño de India, que se extiende desde el Himalaya hasta regiones tropicales, al sur, incluye contaminadas megaciudades, desiertos y junglas, y por ello fue necesario que las elecciones se extendieran seis semanas.
La campaña estuvo plagada de insultos (Modi llegó a ser comparado con Hitler y con un "insecto de cloaca") así como noticias falsas diseminadas por las redes sociales, en particular mediante Facebook y Whatsapp.
Ghandi, de 48 años, intentó diversas líneas de ataque contra Modi, en particular por los presuntos casos de corrupción y las quejas de los agricultores por el tibio desempeño de la economía.
El desempleo se aproxima a su punto más alto de cuatro décadas, y la economía se muestra incapaz de generar empleos para los millones de indios que ingresan en el mercado de trabajo a cada año.
Sin embargo, las inversiones extranjeras han aumentado tímidamente.
Modi es visto como una personalidad divisiva. Los casos de linchamiento de musulmanes e integrantes de las castas más bajas se han incrementado, creando gran desasosiego en los 170 millones de musulmanes que viven en el país.
Vinod Bansal, un portavoz del partido de derecha Vishwa Hindu Parishad (VHP), dijo a la AFP que esa formación deseaba una "prohibición completa" a la faena de vacas, un animal sagrado para la mayoría de los hindúes.
Sin embargo, Modi, de 68 años, logró convertir las elecciones en una especie de plebiscito sobre su figura y gestión, y no dudó en presentarse a sí mismo (hablando en tercera persona) como el único que puede defender a India.
El 14 de febrero, un atentado con bomba dejó un saldo de 40 soldados muertos en la disputada región de Cachemira, un ataque que fue reivindicado por un grupo con base en el vecino Pakistán.
Modi ordenó ataques aéreos limitados en territorio de Pakistán (de eficacia cuestionada) y con ello pasó a presentarse como el "guardián" de India.
"Dondequiera que los grupos de terroristas se escondan, nuestras fuerzas de seguridad los van a capturar y sancionar", dijo. "Cada gota de sangre de nuestros soldados muertos será vengada".
(Con información de AFP)
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