El primer ministro australiano, el liberal-conservador Scott Morrison, reiteró este domingo su agradecimiento por el apoyo de sus compatriotas en las elecciones del sábado, mientras se especula si podrá gobernar con mayoría simple o absoluta.
Así lo expresó a la prensa en Sydney antes de entrar en su iglesia habitual Morrison, que anoche describió su victoria en las urnas como un "milagro" tras desafiar los vaticinios negativos de los sondeos.
"¡Siempre creí en los milagros!", dijo ante sus simpatizantes. Al mismo tiempo, hizo referencia a los "australianos silenciosos" que volvieron a confiar en su proyecto.
Según las proyecciones de la Comisión Electoral Australiana, la coalición Liberal-Nacional liderada por Morrison puede obtener 76 escaños y el opositor Partido Laborista, 69, mientras que tres partidos minoritarios y tres legisladores independientes habrían logrado un diputado cada uno en la Cámara de Representantes que elige al mandatario.
Pero en estos cálculos de la Comisión, que no ha declarado oficialmente los resultados de los comicios, hay unos tres escaños en los que no queda claro quien es el ganador y que podrían condicionar que tipo de mayoría tendrán los conservadores.
Las proyecciones del analista Antony Green, de la cadena ABC y referente tradicional en los comicios que se celebran en Australia, dan por el momento 73 escaños a la coalición, 65 a los laboristas y seis a las formaciones minoritarias e independientes.
Para gobernar en mayoría se necesita al menos 76 de los 151 escaños en la Cámara Baja.
La experta en derecho constitucional Anne Twoney, de la Universidad de Sídney, afirmó que el Ejecutivo podría gobernar con mayoría simple si alcanza acuerdos con los independientes o representantes de las formaciones minoritarias, como lo hizo la ex primera ministra laborista Julia Gillard (2010-13).
Con menos de 76 escaños, "el Gobierno, si bien gobierna técnicamente por derecho propio, prácticamente necesitará el apoyo de independientes o representantes de formaciones minoritarias", según explicó Twoney en un artículo en la revista The Conversation.
Morrison ha recibido las felicitaciones de otros mandatarios, como es el caso del presidente estadounidense, Donald Trump, quien destacó la importancia de la alianza entre Washington y Camberra.
Entretanto el Partido Laborista comienza a debatir cuál será su futuro tras la dimisión de su líder Bill Shorten en la misma noche de su derrota y ya se empiezan a barajar nombres como la número dos del partido, Tanya Plibersek, así como los "pesos pesados" Anthony Albanese y Chris Bowen.
Con información de EFE