La zona tribal, a los pies de la cordillera del Hindu Kush, en la frontera entre Pakistán y Afganistán, es escarpada y difícil de transitar. Para cruzarla están los túneles y pasadizos que construyeron los contrabandistas en los últimos diez siglos. Es la tierra de los Pashtunes, los guerreros que jamás pudieron ser derrotados o colonizados. Se impusieron a los griegos de Alejandro Magno, los persas y los mongoles. Viven bajo el código del pashtunwali, un conjunto tradicional de nociones éticas que guían la conducta individual y comunitaria. Por ejemplo, tienen la obligación de recibir a cualquier extranjero que pase por su territorio en son de paz. El pashtunwali, a su vez, está atravesado por el islamismo.
Entré a esta zona con una patrulla del ejército paquistaní en busca de las huellas de Osama bin Laden. Era el hombre más buscado del mundo y el lugar estaba infectado de espías en busca de la recompensa. Podría estar en cualquiera de los miles de cuevas y pasadizos. O, simplemente, detrás de una roca. El jefe de Al Qaeda estaba un poco más al sur, en Tora Bora, hasta que se trasladó a una casa a pocos metros de una base militar en la ciudad de Abbottabad, donde murió, varios años más tarde, bajo las balas de las fuerzas especiales estadounidenses. Conversé con algunos jefes tribales que dijeron desconocer el paradero de Bin Laden pero aseguraron que si viniera a esa aldea en busca de refugio, ellos tenían la obligación de brindárselo.
Se supone que los once años en que Bin Laden permaneció prófugo siempre tuvo cerca a Ayman Al Zawahiri, 67 años, su mano derecha, un médico egipcio jefe de la Jihad Islámica. Cuando los comandos de la Navy Seals lograron encontrar al hombre responsable por los atentados del 11-S, Zawahiri había desaparecido. Ya lleva ocho años en las sombras. Es hoy el terrorista más buscado por Estados Unidos. Su cabeza tiene una recompensa de 25 millones de dólares. Cada tanto aparece algún comunicado suyo o la información de que se enfrentó a sus competidores del ISIS, el Estado Islámico. Pero todas las pistas siempre regresan al primer casillero. Los analistas de inteligencia creen que Zawahiri permanece entre los pashtunes del Hindu Kush. No muy lejos de la aldea en la que los líderes tribales me aseguraron que si se lo piden, ellos les darían refugio.
"Zawahiri fue uno de los líderes del grupo que conspiró para lanzar los ataques contra las Torres Gemelas y siempre estará en el radar de los investigadores estadounidenses. Junto a Al Baghdadi, el líder del ISIS, son las personas más buscadas de la tierra", explicó a FoxNews Rita Katz, directora ejecutiva de SITE Intelligence Group. De hecho, Zawahiri sigue teniendo la lealtad de miles de terroristas que consideran al ISIS y a Baghdadi como ingenuo e irresponsable.
Zawahiri nació en 1951 en una familia distinguida del barrio de Maadi, en El Cairo. Su padre era un destacado médico y él se convirtió en cirujano tras estudiar en la Universidad de El Cairo. Al mismo tiempo, se dedicó a la política. Cuando aún no había terminado la secundaria ya militaba en el partido de los Hermanos Musulmanes. Se casó, al menos, cuatro veces y tuvo cerca de 15 hijos. Su primera esposa y seis de sus hijos murieron en los bombardeos estadounidenses sobre Afganistán en diciembre de 2001. Se radicalizó en 1985 después de una peregrinación a la Meca. Se quedó en Arabia Saudita trabajando como cirujano en la ciudad de Jedhaa. Allí conoció a Bin Laden y se convirtió en su médico personal y principal asesor. Mientras organizaba atentados en Egipto, en 1993 viajó a Estados Unidos donde dio varias conferencias en mezquitas de California y recaudó fondos para la causa. Cinco años más tarde participó de los atentados contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia, que dejaron cientos de muertos. En el 2000 ya estaba instalado en Kabul, bajo la protección del gobierno de los talibanes, y a cargo de uno de los campos de entrenamientos de milicianos de Al Qaeda.
Fue cuando apareció por primera vez más claramente en el radar de la CIA. Aparecieron las primeras fotos. Siempre con turbante blanco, barba gris plomo y una larga lista de seudónimos: Abu Mohammed, El Doctor, El Maestro, Abdul Qader Abdul Aziz Abdul Moez Al Doctor, Abu Fatma, Abdel Muaz, Nur, Ustaz y Dhawahri Ayman. Después de escapar de Kabul, comenzó a aparecer al lado de Bin Laden en fotos en las que se los veía dentro de una caverna y el fusil kalashnikov muy cerca. Nunca dejó de enviar mensajes en video o audio a sus seguidores egipcios a través de las redes sociales. De la misma manera polemizó con el ISIS y salió a denunciar el salvajismo de la organización rival, un intento estratégico de conservar el apoyo de grandes segmentos de la población musulmana que se opone a la brutalidad del Estado Islámico.
Desde la caída del califato en Siria e Irak, no se había escuchado del líder de Al Qaeda hasta que la última semana, a través de su filial de medios Al-Sahab, lanzó un video con secuencias de audio rindiendo homenaje al comandante yihadista, Jalaluddin Haqqani, quien murió de "mala salud" hace unos meses. Cinco días antes, el 5 de mayo, el canal de Al-Sahab emitió por Telegram un largo mensaje de 44 minutos en el que Zawahiri destacaba la unidad de los musulmanes y la obligación de continuar la Jihad, la Guerra Santa. Un mes antes, en los primeros días de abril, Al Qaeda presentó su nueva revista en idioma árabe One Ummah, también en el servicio de Telegram, en la que Zawahiri pedía a los "muyahidines" (combatientes) evitar las disputas internas y anunciaba que Al Qaeda corregiría algunos errores cometidos en el pasado.
También decía que estaba comenzando una "nueva etapa" en la lucha terrorista. En febrero, había grabado otro video con un largo discurso en el que analizaba el fracaso de la Primavera Árabe, los levantamientos de 2011, y señalaba a Estados Unidos, Israel, Rusia, Francia y China como los países dónde atacar; también llamó a reorganizar la red de Al Qaeda en India.
De acuerdo a fuentes de la CIA consultadas por la cadena de televisión Fox, Zawahiri pudo haber estado un tiempo en Siria bajo la protección de combatientes jihadistas y que habría mantenido varias reuniones con los líderes del ISIS. Pero se cree que muy pronto regresó a su santuario en la zona tribal afgano-paquistaní. "Todos los servicios de inteligencia lo ubican en la región de Waziristán, en el territorio tribal", aseguró Steven Stalinsky, director del Media Research Institute (MEMRI). "Por momentos se pareció a Elvis Presley porque aparecía en todos lados, pero lo cierto es que lo más probable es que se haya movido muy poco de su zona segura".
A principios de 2016, los drones estadounidenses ubicaron a Zawahiri en Shawal, en el norte de Waziristán, y lanzaron un ataque remoto con misiles. Pero cuando llegaron los comandos a revisar el lugar no encontraron los restos de Zawahiri entre los cuerpos esparcidos por las explosiones. La revista Newsweek dio cuenta de otro ataque aéreo en la aldea pakistaní de Damadola donde se creía que estaba el egipcio en 2010. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) había interceptado unas comunicaciones desde Bagdad con un teléfono satelital en ese lugar. Zawahiri había abandonado Damadola unos minutos antes de que comenzara el bombardeo.
Los analistas de inteligencia creen que Zawahiri empleó los últimos años en reorganizar la red terrorista de Al Qaeda y que cuenta con "células dormidas" en varios países de Europa, Medio Oriente y Asia. "Al Qaeda es conocida por tomarse largos períodos de silencio y descanso en la retaguardia mientras se prepara para una etapa aún más efectiva y letal de las que vimos con los ataques del 11-S. Incluso, el ascenso y caída del ISIS se podría ver como un juego estratégico de Zawahiri. Mientras todos los ojos estaban centrados en el Estado Islámico él pudo operar más libremente. El silencio no es un signo de retroceso del terror", explicó Raphael Gluck, fundador del sitio de monitoreo de las actividades terroristas, Jihadoscope.
Se sabe que algunas de las organizaciones afiliadas a la red de Al Qaeda y que se reorganizaron en los últimos meses son el Magreb Islámico (AQMI), Península Arábiga (AQAP), en la India (AQIS), en Egipto y Somalia Al-Shabaab, Jama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM) en Mali y Hayat Tahir al-Sham (HTS) en Siria. Se calcula, que en total, la red cuenta con unos 40.000 combatientes muy bien entrenados. El año pasado, todas estas filiales de Al Qaeda ejecutaron más de 315 ataques en todo el mundo, según The Armed Conflict Location & Data Project (ACLED).
Mientras se especula con que Zawahiri ya está pasando la antorcha a quien sería su sucesor al frente de la organización, Hamza bin Laden, el hijo de unos 30 años de edad del difunto terrorista. El FBI lo mantiene en la lista de los más buscados y su cabeza ya tiene una recompensa de un millón de dólares. "Es probable que Bin Laden le haya pedido a Zawahiri antes de morir que preparara la sucesión hacia uno de sus hijos. Hamza aparece como el más interesado en continuar con la 'leyenda' de su padre y se sabe que reclutó a decenas de nuevos milicianos. Una de las especulaciones es que Zawahiri utilizará esta nueva etapa de Al Qaeda para ampliar sus operaciones con atentados espectaculares y presentar a Hamza como el cerebro y el líder detrás de esos ataques", explica analista Lina Khatib, jefa del Programa de Medio Oriente de Chatham House.
También es probable que la sucesión tome un largo tiempo y que Zawahiri continúe liderando a Al Qaeda más allá de la estrella ascendente de Hamza. Seguirá operando desde el territorio de los pashtunes, entre las míticas montañas del Hindu Kush, donde ha sobrevivido por 18 años.
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