Un pequeña cabaña, a casi 1.500 metros de altitud en los Alpes franceses, fue el último refugio de uno de los hombres más buscados de España, Josu Ternera, quien eligió este recóndito paraje para pasar lo más desapercibido posible.
En la meseta de La Croix, a más de un kilómetro del remonte que en invierno trae hasta este espacio a esquiadores y alpinistas, se encuentra la vieja cabaña en la que el histórico dirigente de ETA se escondía, exponiéndose raramente a los pocos habitantes de esta estación.
El público afluye principalmente en el invierno para esquiar y en menor medida en verano para aprovechar su frescura y aire puro, comentaron a EFE trabajadores del remonte.
"En la temporada baja aquí no hay nadie", afirma uno de los empleados del remonte de Saint Gervais les Bains, apuntando a algunos de los chalets ubicados en los alrededores.
El centro poblado más cercano, con unos 250 residentes permanentes, es Saint Nicolas de Veroce, donde varios vecinos aseguran una y otra vez que no conocían al personaje cuya foto ha circulado y que corresponde a momentos antes de su detención.
Un vecino, que prefiere no dar su nombre y que afirma vivir desde hace poco en esa localidad, y su pareja, residente más antigua, sostienen que nunca habían visto al hombre responsable de atentados y asesinatos selectivos, aunque reconocen que "en los pequeños pueblos de montaña a veces pasan cosas extrañas".
"Me ha consternado saber que en nuestro pueblo vivía de manera clandestina un hombre como ese, un criminal", afirma una señora mayor, quien regresa a su chalet con el periódico Le Dauphiné Liberé bajo el brazo, que ha comprado en el centro de Saint Nicolas de Veroce y que muestra en su portada una foto de la víspera con Ternera subiendo al coche que le conduciría a prisión.
En el centro de Saint Nicolas de Veroce se construye un hotel de cinco estrellas de estilo alpino y sus obreros, igual que todos los habitantes consultados, aseguran a EFE nunca haber cruzado el camino de Ternera y menos haberle conocido.
Los vecinos en general se muestran conmocionados por la elección de su localidad como escondite del histórico dirigente etarra y repiten una y otra vez que todos son gente de bien y que les indigna que alguien que tuvo responsabilidad en un atentado que costó la vida de varios niños haya vivido cerca de ellos.
La ubicación del refugio que utilizó el dirigente separatista radical vasco, en un emplazamiento al que únicamente se puede llegar a pie desde una empinada ruta de montaña y cuyo acceso en invierno debe ser particularmente difícil por la nieve, muestra del aislamiento que buscaba Ternera.
Desde el portal de la cabaña donde residía Ternera se tiene una fabulosa vista de la localidad de Saint Gervais les Bains y a los Alpes, se respira tranquilidad y lo único que se escucha en esta primavera es el trinar de los pájaros.
En la entrada del refugio, construido en sólida madera oscura y cerrado a cal y canto, apenas hay señales de que alguien ha vivido allí: únicamente una vara de madera junto a un banco corrido en el que quizá el ex líder etarra se sentó en ocasiones para admirar el bello paisaje del apartado lugar.
El alcalde de Saint Gervais les Bains, que comprende en su jurisdicción a Saint Nicolas de Veroce, Jean-Marc Peillex, lamenta que su localidad "conocida en todo el mundo por el esquí y el turismo de montaña, sea el centro de la actualidad a causa de un personaje que ha utilizado las armas para matar".
"Es el justo fin de una historia y ahora podrá pagar por sus actos", continúa.
Peillex confirma que no se sabe el tiempo que Ternera vivió en su jurisdicción y que si pudo hacerlo ha sido en gran medida "porque la gente que vive aquí es acogedora y no se pregunta por el origen de los que llegan".
Para el alcalde este caso se ha convertido en "una lección, pues si alguien que tenía un pasado terrorista puede esconderse así en Francia, significa que también se pueden esconder terroristas modernos y que debemos preguntarnos sobre la forma en que nuestro territorio puede convertirse en escondite de gente peligrosa".
Las dependientas de la cercana panadería "Aux Petits Gourmands" confirman que en esta localidad hay mucha gente de paso, incluidos españoles que llegan para esquiar en invierno o para disfrutar de las termas en verano, lo que hace posible que la presencia de un extraño no llame la atención.
Por Isabel Saco y Antonio Broto (EFE)
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