(Actualizado el 17 de junio de 2019)
Irán acaba de anunciar que aumentará en diez días sus reservas de uranio enriquecido por encima de los límites establecidos por el acuerdo nuclear de 2015, del que Estados Unidos se salió en 2018, y que planea hacer lo mismo con el stock de agua pesada en los próximos dos meses.
Actualmente, el país no puede mantener un stock mayor a 300 kilos de uranio enriquecido al 3,67%, ni tampoco superior a 130 toneladas de agua pesada, y debe vender cualquier excedente, según lo estipulado por el denominado Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, en inglés).
"Hoy empieza la cuenta atrás para que las reservas superen los 300 kilogramos de uranio enriquecido, y dentro de 10 días, el 27 de junio, pasaremos ese límite", aseguró este lunes el vocero de la Agencia de Energía Atómica de Irán (AEAI), Behruz Kamalvandí.
En mayo Irán ya había adelantado sus intenciones de poner fin a dos de los compromisos más importantes adquiridos en el acuerdo nuclear de 2015 si en un plazo de 60 días no se levantaban las sanciones en su contra lanzadas por Washington. Estas exigencias no se cumplieron.
El requisito de limitar los stocks de uranio enriquecido y agua pesada producidos localmente, vendiendo cualquier excedente en el mercado internacional, había sido acordado en el JCPOA firmado entre Irán y el grupo P5+1 (los "permanentes" del Consejo de seguridad de la ONU, Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido, más Alemania), para asegurar de esta manera que el programa nuclear persa estuviera orientado sólo a fines pacíficos, y tenía como contraprestación el levantamiento de las sanciones económicas, que Washington suspendió el año pasado.
En mayo Irán también había manifestado sus intenciones de tomar otras dos medidas, aunque sin establecer un plazo. En primer lugar enriquecer el uranio a niveles mayores, y en segundo plano terminar de renovar la planta de producción de agua pesada en Arak, proyecto que debía realizarse en el marco del JCPOA pero que se encuentra retrasado por las tensiones con Washington.
Aunque el pacto nuclear, anclado en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y la resolución 2231 del Consejo de Seguridad, sigue vigente entre Irán y cinco de los firmantes, la salida de Estados Unidos ordenada por Donald Trump en 2018 ha golpeado con dureza su implementación, ya que Washington ha restablecido las sanciones económicas contra el país que debían levantarse como parte del acuerdo. Los iraníes argumentan incluso que la ampliación de los stocks de uranio enriquecido y agua pesada están contemplados el pacto, si hubiera un incumplimiento en el levantamiento de sanciones.
Por tanto, los peligros de proliferación nuclear en torno a ambos requisitos que Teherán amenaza con abandonar son latentes.
En el primer caso, el enriquecimiento de uranio es uno de los principales indicios de las intenciones de un país de estar a la búsqueda de armas nucleares. El uranio natural, hallado en yacimientos alrededor del mundo, está compuesto en su mayor parte (aprox. 99%) por el isotopo U-238, con menos del 1% formado por el U-235 y otros.
Aunque el uranio en su estado natural puede utilizarse en reactores de energía, pero generar la fisión nuclear necesaria para una bomba atómica es necesario aumentar artificialmente el porcentaje de U-235.
De esto se trata el enriquecimiento, que puede hacerse de diferentes maneras aunque el uso de las centrifugadoras por difusión de gas es uno de los más comunes.
Normalmente se considera que el uranio necesario para una bomba atómica debe estar enriquecido en un nivel igual o mayor al 90% de isotopos U-235 en su composición. Los reactores nucleares utilizados para propulsar buques de guerra, como submarinos y portaaviones, así como los de investigación requieren de un enriquecimiento superior al 20%. Y los reactores de energía de uso pacífico, que se encuentran entre los más avanzados en contraposición con los que utilizan uranio natural, requieren de un enriquecimiento de entre el 3% y el 5%.
Por esta razón, y reconociendo el derecho de Irán a obtener energía nuclear para fines pacíficos, el JCPOA permite a Teherán enriquecer hasta el 3,67% y no acumular más de este elemento del que necesita para sus reactores.
Por otro lado, aunque los reactores de uranio natural parecen presentar, a primera vista, un desafío menor a la proliferación, existe un peligro por un subproducto que se genera precisamente en la fisión del elemento: el plutonio.
Las barras de uranio natural que han sido utilizadas en la generación de energía eléctrica por medio de una reacción nuclear acaban cargadas de plutonio en sus isótopos Pu-239 (mayoritario) y Pu-240.
Este plutonio puede luego ser separado del uranio por diferentes métodos, un proceso conocido como reprocesamiento, y se convierte, entonces, en una materia prima para bombas atómicas aún más eficiente que el uranio enriquecido al 90% con U-235.
Por esta razón, el control del agua pesada, necesaria para operar reactores de energía con uranio natural, es uno de los pilares de la lucha contra la proliferación de armas nucleares.
El complejo nuclear en Irán
Las instalaciones que conforman el complejo nulcear iraní han sido relevadas e inspeccionadas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el marco del JCPOA, y con el objetivo de su monitoreo y control.
En el último reporte preparado por la Federation of American Scientists (Federación de Científicos de Estados Unidos) para el Congreso de Estados Unidos en abril de 2019, se detalla el número y calidad de las instalaciones que se conocen en Irán y están abocadas a su programa nuclear.
Actualmente se cree que el "breakthrough", el tiempo que necesitaría Teherán para producir el combustible necesario para una bomba atómica si abandonara todos los acuerdos y se lanza a su búsqueda, es de un año, como señala la ONG Nuclear Threat Initiative (NTI). En 2013, antes de que iniciaran las conversaciones que llevaron al JCPOA y en tiempos en los que el país enriquecía uranio al 20%, se estimaba que eran necesarios apenas dos o tres meses.
Uno de los sitios más importantes del complejo iraní es el mencionado complejo industrial en Arak, en el noroeste del país, que alberga una planta de fabricación de agua pesada abierta en 2006 y un reactor nuclear que funciona con uranio natural y se encuentra en construcción, el IR 40. Este desarrollo se está llevando a cabo, con retrasos, de acuerdo especificaciones establecidas por el JCPOA para evitar la generación de plutonio, cono indica la World Nuclear Association, asociación de empresas dedicadas a la industria nuclear y antes conocida como The Uranium Institute.
En tanto en Natanz, centro de Irán, funciona una planta subterránea de enriquecimiento de uranio, que utiliza el método de las centrifugadoras de gas que permiten separar el U-235 del U-238, de acuerdo a la FAS.
Otra planta de enriquecimiento de uranio, descubierta por el OIEA en 2009, funciona en Fordow, al sur de la ciudad de Qom. El secretismo alrededor de Fordow fue visto en su momento como un indicio claro de las presuntas intenciones militares del programa nuclear iraní, por lo que su desmantelamiento como planta de enriquecimiento y transformación a un centro de investigación es uno de los puntos centrales del JCPOA, hoy en duda.
En Bushehr opera actualmente el único reactor nuclear de energía de Irán, que comenzó a construirse en 1975, antes de la Revolución Islámica. Se trata de un reactor ubicado en el sur del país y sobre la costa del Golfo Pérsico, que utiliza uranio enriquecido al 3,67% y agua liviana, de acuerdo a la FAS, para generar 1.000 megawatts de energía. Durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) fue dañado por ataques aéreos lanzados primero por Irak y luego por Israel.
En cambio en Isfahan, centro de Irán, funciona el Centro de Tecnología Nuclear de Irán, que opera reactores nucleares de investigación.
Existe además un reactor de investigación en Teherán, que fue suministrado por Estados Unidos en 1967 a través del programa Atoms for Peace (Átomos para la paz), que buscaba en ese momento llevar la energía nuclear a todo el mundo.
En Parchin, en las cercanías de Teherán, opera una complejo de las Fuerzas Armadas de Irán donde se realizan pruebas de explosivos convencionales y en el que se sospecha podrían tener lugares desarrollos de armas nucleares, por lo que está bajo la lupa del OIEA.
Finalmente en Saghand, centro del país, y Bandar Abbas, en el sur, funcionan minas de uranio y en Ardakan una planta de producción de "yellowcake", concentrado de óxido de uranio extraído de los yacimientos. Según un estimado realizado por Estados Unidos y citado por la FAS, en este sitio existen reservas como para fabricar entre 250-300 armas nucleares, aunque no se han publicado más detalles.
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