El cable diplomático de Beijing llegó a Washington en la noche del viernes, con ediciones sistemáticas a un borrador de acuerdo comercial de casi 150 páginas que haría estallar meses de negociaciones. Fue una forma de volver a poner en discusión todo lo avanzado en las complicadas negociaciones entre las dos principales potencias económicas del mundo. El gobierno de Donald Trump reaccionó con molestia y la tensión hizo temblar a las bolsas de todos los continentes.
El documento estaba plagado de reversiones por parte de China que desconocían las demandas centrales de Estados Unidos, según informaron a Reuters fuentes del gobierno estadounidense y otras tres del sector privado conocedoras de las conversaciones.
En cada uno de los siete capítulos del borrador, China desconoció sus compromisos de cambiar las leyes para resolver las quejas principales que llevaron a Estados Unidos a iniciar la guerra comercial: robo de propiedad intelectual y secretos comerciales estadounidenses, transferencias forzadas de tecnología, política de competencia, acceso a los servicios financieros y manipulación cambiaria.
Según se conocía hasta unos días atrás, solo estaba pendiente la discusión por el método de revisión de cumplimiento del acuerdo. Pero China decidió cambiar puntos que ya estaban definidos y acordados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respondió en un tuit el domingo en el que prometió aumentar los aranceles del 10 al 25 por ciento a productos chinos valorados en 200.000 millones de dólares este viernes, en vísperas de la visita programada del viceprimer ministro chino Liu He a Washington para continuar las negociaciones.
La eliminación del lenguaje legal vinculante del borrador afectó directamente a la máxima prioridad del representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, quien considera que los cambios en las leyes chinas son esenciales para verificar el cumplimiento tras años de lo que funcionarios estadounidenses calificaron como de promesas de reformas vacías.
Lighthizer ha presionado mucho por un régimen de cumplimiento más estricto que un típico acuerdo comercial, lo que, según una fuente afincada en Washington conocedora de las conversaciones, dificulta "la arquitectura central del acuerdo".
Lighthizer y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quedaron sorprendidos por la magnitud de los cambios en el borrador. Ambos dijeron el lunes a la prensa que la retractación china provocó la respuesta arancelaria de Trump, aunque no aportaron detalles sobre la profundidad y el tamaño de sus revisiones.
Liu dijo la semana pasada a Lighthizer y Mnuchin que deben confiar en que China cumplirá sus compromisos a través de cambios administrativos y regulatorios, según dos fuentes. Tanto Mnuchin como Lighthizer consideraron esto como inaceptable, ante el historial chino de incumplimientos de promesas de reformas.
Proceso de negociación
La Casa Blanca, el representante de Comercio y el Departamento del Tesoro por el momento guardan silencio. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, dijo en una comparecencia el miércoles que trabajar sobre los desacuerdos en el comercio es un "proceso de negociación" y que China no está "evitando problemas".
Geng refirió las preguntas específicas sobre las conversaciones comerciales al Ministerio de Comercio, que no respondió de inmediato a las preguntas enviadas por Reuters a través de fax.
Una fuente del sector privado informada sobre las reuniones dijo que la última ronda de negociaciones no fue muy buena, ya que "China se puso codiciosa".
"China renegó de una docena de cosas, si no más (…) Las conversaciones fueron tan mal que la verdadera sorpresa fue que Trump tardara hasta el domingo para estallar", indicó la fuente.
"Después de 20 años haciendo lo que quiere con Estados Unidos, parece que China sigue fallando en sus cálculos con este gobierno", agregó.
(Con información de Reuters)
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