La catedral de Notre Dame celebraba su última misa del día lunes de Semana Santa cuando sonó la primera alarma contra incendios. Eran las 6:20 p.m. Faltaban 25 minutos para que las grandes puertas de madera del templo se cierren al público por el día.
Los fieles, turistas y empleados dentro del edificio fueron evacuados rápidamente, y alguien subió a inspeccionar la parte más vulnerable de la estructura medieval -el ático, un entramado de antiguas vigas de madera conocido como "el bosque"- pero no detectó ningún fuego, dijo el martes Rémy Heitz, el fiscal de París.
A las 6:43 p.m. sonó otra alarma. Sólo habían transcurrido 23 minutos desde la primera, pero cuando un miembro del personal de la catedral regresó al ático, se encontró con un incendio fuera de control. Pronto gran parte del techo y la emblemática aguja de la torre principal estaban envueltos en llamas, avivadas por una fuerte brisa.
La causa exacta del incendio es ahora objeto de una intensa investigación por parte de las autoridades francesas, que hasta ahora asumen la hipótesis de que la catástrofe fue un accidente. "Nada en esta etapa sugiere un acto voluntario", dijo Heitz. Sin embargo, ya han comenzado a surgir los primeros indicios de que Notre Dame carecía de algunas medidas de prevención de incendios básicas que se requieren para la construcción de estructuras más modernas, con el agravante de que partes de la catedral parisina estaban hechas de un material particularmente inflamable.
"El bosque", epicentro del incendio de Notre Dame
El apodo que ha merecido el ático de la catedral refleja el hecho de que cada viga de su marco de madera está hecha de un árbol individual. En total, se necesitaron 21 hectáreas, o más de 1.300 árboles, de roble para construir la estructura. Algunas vigas, provenientes de árboles talados entre los años 1160-1170, siguen formando parte del edificio.
El bosque es un espacio de forma extraña, poco visitado, ubicado entre los elevados arcos de piedra y el techo de la catedral.Los planos de Notre Dame y las descripciones oficiales del ático sugieren que las enormes vigas de madera que lo componen fueron insertados para añadir integridad estructural al monumento religioso.
Pero los expertos dicen que las vigas, muchas de las cuales datan del siglo XII, se han resecado con la edad. De hecho, las obras de restauración que se realizaban en la parte central del templo se centraban en reforzar la aguja y reparar algunas de las vigas del ático, dijo Olivier de Chalus, ingeniero de construcción y guía voluntario de la catedral, agregando que el ático era "la joya de la catedral, la verdadera obra de arte que no era accesible para muchos".
Un espacio seco como el ático tiende a acumular polvo y escombros, haciéndolo aún más inflamable. "Ahí es donde realmente está el riesgo", dijo Andrew Tremlett, decano de la catedral de Durham en el Reino Unido, que tiene un techo de madera similar al de Notre Dame.
"Una vez que estas enormes estructuras de madera comienzan a arder, casi nunca pueden ser detenidas", dijo Jonathan Barnett, una autoridad internacional de seguridad contra incendios de Basic Expert en Australia. "Nos enfocamos en sus muros de mampostería y nos olvidamos de toda la madera que hay por dentro."
Todos sabían que el ático era la parte más frágil
Teniendo en cuenta la naturaleza inflamable del ático, la catedral de 850 años de antigüedad -uno de los monumentos religiosos más simbólicos del mundo- debía haber estado resguardado por medidas de seguridad más adecuadas a sus características.
Algunas de ellas, como los cortafuegos o un sistema de aspersión, no estaban instalados deliberadamente. Se omitieron para no alterar el diseño del edificio y para evitar la instalación de cableado eléctrico en el mismo, considerado un riesgo de seguridad junto a las maderas que sostenían el techo de plomo de Notre Dame.
"Había habido una negativa sistemática a instalar cualquier cosa eléctrica" dentro de "el bosque" debido al riesgo, dijo Pierre Housieaux, presidente de la Asociación Histórica de París. "Todos sabían que el ático era la parte más frágil".
Cerca de las 7:00 p.m., tras devorarse gran parte del ático, el fuego se esparció por el techo de la catedral y hasta la aguja, una estructura de madera cubierta de plomo. En pocos minutos la aguja se derrumbó, estrellándose contra el techo y penetrando en la catedral. A medida que las piezas de la aguja y del techo caían al piso de la catedral, algunos de los muebles interiores también se incendiaron.
Los bomberos de la ciudad, muchos de los cuales ya habían realizado simulacros de incendio en la catedral, se apresuraron para evitar que el fuego se propagara a las dos torres del edificio. Unos 500 bomberos respondieron, 100 de los cuales de dedicaron a salvar los tesoros religiosos y culturales dentro de la catedral. "Una vez que nos dimos cuenta de que el techo se perdería parcialmente, apuntamos a detener el fuego en las dos torres, con el fin de limitar los daños", dijo Gabriel Plus, portavoz de los bomberos de París.
Laurent Núñez, viceministro del Interior de Francia, dijo que unos 20 bomberos arriesgaron sus vidas al entrar en las torres para combatir el incendio desde adentro, "lo que permitió salvar el edificio".
"Durante 15 minutos, media hora, pudo haber ido para cualquiera de los dos lados", dijo.
Pero ante la ausencia de medidas de prevención de incendios en la catedral, los heroicos bomberos no pudieron hacer mucho. "La falta de seguridad contra incendios permitió que el incendio se extendiera rápidamente", dijo Jean-Michel Leniaud, ex director de la École Nationale des Chartes, un instituto universitario francés especializado en ciencias que apoya el trabajo histórico.
"Si hubieran habido aspersores por todas partes, habría sido diferente, pero no los había", agregó.
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